El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, ha sobrevivido a las dos mociones de censura presentadas en la Asamblea Nacional. Superó la primera gracias al apoyo de sectores moderados de la izquierda, tras ofrecer suspender la reforma de pensiones impulsada por Emmanuel Macron. En la segunda, promovida por la extrema derecha del Agrupación Nacional, también logró mantenerse en el cargo, evitando así un nuevo colapso del gobierno en menos de dos semanas.
Tras ofrecer suspender la emblemática reforma de pensiones de Macron para ganar respaldo, el primer ministro francés Sébastien Lecornu superó este jueves las dos mociones de censura en la Asamblea Nacional.
La primera moción, presentada por la izquierda radical Francia Insumisa, obtuvo 271 votos, lejos de los 289 necesarios para prosperar.
A los pocos minutos, la Agrupación Nacional (extrema derecha) presentó otra moción de censura, a la que también sobrevivió Lecornu. La moción obtuvo 144 votos a favor, muy por debajo de los 289 necesarios.
En la práctica, Lecornu enfrentaba la posibilidad de terminar un segundo mandato todavía más corto. Ya tenía el récord del mandato más breve en la Francia moderna, antes de ser ratificado en el cargo por el presidente la semana pasada.
La medida de la suspensión de la reforma de pensiones de Macron fue acogida favorablemente por los socialistas, que tenían en sus manos la supervivencia política de Lecornu y anunciaron que no apoyarían las dos mociones de censura.
Un "sacrificio" de Macron para asegurar la supervivencia del Gobierno
El miércoles, Lecornu anunció ante los legisladores que propondrá en noviembre una enmienda a la ley de financiación de la seguridad social para suspender la reforma.
La ley de 2023 elevaba gradualmente la edad legal de jubilación de 62 a 64 años (hasta 2030). El objetivo declarado era ahorrar al erario y asegurar la sostenibilidad del sistema. Fue muy impopular y el Gobierno la impuso sin voto parlamentario tras semanas de protestas.
Al poner en pausa la reforma de pensiones, Lecornu corre el riesgo de eliminar uno de los principales legados económicos de Macron, en un momento en que las finanzas públicas de Francia están en una situación precaria, lo que dejaría al presidente con pocos logros internos tras ocho años en el poder.
Francia tiene como objetivo en 2025 reducir el déficit al 5,4% del PIB, por lo que necesita recortes adicionales para cumplir objetivos; además, su deuda va al alza; la auditoría pública advirtió que los pagos de intereses podrían superar 100.000 millones de euros hacia 2029.
La decisión de suspender la impopular reforma de pensiones hasta después de las elecciones de 2027 eleva el riesgo de que la política sea revisada o revertida, advirtió Fitch Ratings en una nota. Según la agencia, este escenario “aumentaría las presiones estructurales” sobre unas finanzas públicas ya débiles.
Fitch rebajó la calificación crediticia de Francia a A+ en septiembre. Su par Moody’s revisará la nota del país el 24 de octubre.
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A pesar de que Lecornu ofreció posponer la reforma hasta después de las elecciones presidenciales de 2027, el grado de incertidumbre en la votación radicaba en el resultado ajustado, con posibles disidentes entre los socialistas o los republicanos conservadores.
Había 265 diputados que anunciaron su intención de votar a favor de la destitución de Lecornu, pero se necesitaban 289 votos en total para que la moción de censura prosperara y el primer ministro fuera removido del cargo.
Francia vive su mayor turbulencia política en décadas: una cadena de gobiernos en minoría trata de sacar adelante presupuestos de ajuste del déficit en una Asamblea Nacional fracturada en tres grandes corrientes ideológicas.
Además, el miércoles, 15 de octubre, los socialistas propusieron incorporar un impuesto a los multimillonarios en el presupuesto de 2026, justo cuando arrancaban los debates parlamentarios para su trámite.
Con Reuters y medios locales
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