Violaciones al debido proceso y "falsas acusaciones". El caso de Kilmar Abrego refleja la política migratoria de Donald Trump. El migrante de origen salvadoreño pasó de ser acusado de ser miembro de una pandilla a líder de una red de tráfico de migrantes. Las acusaciones varían y se ajustan a la estrategia del Gobierno estadounidense para lograr su cometido: expulsarlo del país. Una historia que se repite en muchos migrantes que son criminalizados para ser deportados.

Expediente Abrego: el caso que desnuda la política migratoria de Donald Trump.

"Cuando me detuvieron, siempre recordé momentos hermosos con mi familia, como ir al parque o al trampolín con mis hijos (…) Esos momentos me darán fuerza y ​​esperanza para seguir luchando”, declaró Kilmar Ábrego este lunes 25 de agosto, con un nudo en la garganta, mientras era arrestado nuevamente.

Las imágenes de esos momentos en familia mantienen de pie a Kilmar Abrego, un salvadoreño de 30 años que en los últimos meses ha pasado de una cárcel a otra y con esposas en sus manos. El Gobierno de Donald Trump está empeñado en acusarlo de diferentes crímenes.

Su caso desnuda la política que ha adoptado Donald Trump contra miles de migrantes que viven en Estados Unidos: deportaciones sin un proceso justo, falsas acusaciones y cambio de versiones, remarcan expertos en la materia y diversas organizaciones de derechos humanos.

Aunque desde la Casa Blanca prometieron que no volvería a vivir en Estados Unidos, tras ser deportado el pasado marzo a El Salvador, Kilmar Ábrego regresó en junio y los funcionarios estadounidenses admitieron que fue deportado “por error”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, vaticinó, en abril, una premisa que parece que ahora se está cumpliendo: “Si (Ábrego García) regresa a Estados Unidos, será deportado de inmediato".

Este lunes 25 de agosto, mientras acudía a una cita de registro con las autoridades migratorias en Baltimore, Maryland, fue arrestado de nuevo por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduana (ICE). Ahora podría ser deportado una segunda vez, y a Uganda.

“Esta Administración nos ha golpeado duro, pero quiero decirles algo: Dios está con nosotros y nunca nos abandonará”, dijo Abrego García, hablando a través de un traductor. “Dios traerá justicia a toda la injusticia que estamos sufriendo”.

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Criminalización de inmigrantes

Al igual que Ábrego, cientos de migrantes fueron acusados, sin pruebas, de pertenecer a pandillas-el Tren de Aragua o MS-13, entre otras-. Él, un trabajador metalúrgico que entró a Estados Unidos sin permiso, vivía en Maryland con su esposa, su hijo y dos hijos de ella, cuando fue arrestado y enviado a El Salvador, a la cárcel de máxima seguridad.

Entonces, fue deportado a pesar de una sentencia de un tribunal de inmigración estadounidense de 2019 que le impedía regresar a su país natal debido al riesgo de persecución por parte de pandillas.

Durante meses, el Gobierno de Estados Unidos no tomó ninguna medida clara para traer a Abrego de regreso de El Salvador, a pesar del reconocimiento de un funcionario de la Administración de que su deportación había sido un "error administrativo" y de la orden de un juez, posteriormente confirmada por la Corte Suprema de Estados Unidos, para facilitar su regreso.

"Utilizan el sistema de inmigración como arma"

Ábrego regresó de El Salvador el pasado junio para enfrentar los cargos presentados por la Fiscalía federal en Nashville, Tennessee. Funcionarios del Gobierno lo han calificado de "monstruo", “miembro de la pandilla MS-13”, “traficante de personas”, “abusador doméstico en serie” y “depredador infantil”.

Todas las acusaciones han sido negadas por Ábrego y su equipo legal y se ha declarado inocente. 

El pasado viernes 22 de agosto, el caso de Ábrego parecía dar un giro a su favor cuando el salvadoreño fue liberado bajo fianza de la custodia penal en Tennessee, después de que la jueza de distrito estadounidense con sede en Nashville, Waverly Crenshaw, dictaminó que no representaba un riesgo de fuga ni un peligro para la comunidad.

Crenshaw escribió que no había ninguna indicación de que Ábrego hubiera tenido problemas con su esposa en los últimos años y sostuvo que el Gobierno no había probado que Ábrego solicitara fotografías de desnudos.

Tras su liberación, Ábrego regresó a la casa de su familia en Maryland después de más de cinco meses de detención, incluyendo el tiempo en la megaprisión en El Salvador conocida por sus duras condiciones.

Pero esa libertad solo duró tres días.

Simon Sandoval-Moshenberg, abogado de Abrego, confirmó este 22 de agosto a la prensa, después de la detención de su cliente, que “están utilizando el sistema de inmigración como arma de una manera que es completamente inconstitucional".

“El Gobierno está mucho más interesado en hacer valer su influencia y demostrar lo que cree que es su poder para hacer lo que quiera, cuando quiera y a quien quiera; eso es claramente mucho más importante para ellos que cualquier resultado particular en este caso”.

La Administración Trump utiliza todas las herramientas para lograr sus objetivos. Para la deportación de Ábrego y otros venezolanos, invocó la Ley de Enemigos Extranjeros, una norma anacrónica de 1798, utilizada únicamente en contexto de guerra. Un juez ordenó el retorno de los aviones cargados con los migrantes, pero se hizo caso omiso.

La pugna con el poder judicial también es otro frente que Trump se ha abierto, sobre todo, contra quienes frenan -o intentan- detener sus planes.  

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¿Costa Rica o Uganda?

Según documentos judiciales, la Administración había ofrecido deportarlo a Costa Rica si aceptaba cambiar su declaración a culpable, pero planea deportarlo a Uganda si no lo hace.

Ábrego está dispuesto a aceptar el estatus de refugiado en Costa Rica, declaró Sandoval-Moshenberg a la prensa. El trabajador del sector de la construcción también presentó una demanda ante un tribunal federal de Maryland, solicitando una orden para que no sea deportado a ningún lugar a menos de que haya tenido la oportunidad de impugnar su envío allí, añadió Sandoval-Moshenberg.

Los abogados de Ábrego han pedido a Crenshaw que desestime los cargos, argumentando que fueron presentados en represalia por haber presentado una demanda impugnando la legalidad de su deportación a El Salvador.

‘¡Vergüenza!’

Unas 200 personas se reunieron para orar frente a la oficina local del ICE en Baltimore este lunes. Algunas portaban carteles con mensajes como "dejen de detener a nuestros vecinos" y "liberen a Kilmar".

Con Ábrego García y su esposa de pie frente a ellos, la multitud habló al unísono: “El pueblo unido jamás será vencido”.

La multitud esperó afuera después de que Ábrego García entrara al edificio federal. Cuando su abogado y su esposa salieron sin él tras su detención, la multitud gritó "¡Qué vergüenza!".

Entretanto, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem, publicó en la plataforma X que Ábrego García estaba siendo procesado para su deportación.

La fiscal general de EE. UU., Pam Bondi, sentenció lo que sería su expulsión del país. "Ya no aterrorizará a nuestro país", le aseguró a Trump durante una reunión en el Despacho Oval.

Con Reuters y AP

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