Ejecuciones sumarias, desplazamiento, detenciones extrajudiciales, violaciones con motivos étnicos y hambruna. El-Fasher, la capital de Darfur del Norte, se ha convertido este 27 de octubre en un teatro del horror aún peor de lo que ya era para los civiles. La caída del último reducto del ejército sudanés en la región y la toma por parte de los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido han disparado las alarmas sobre la situación de más de un cuarto de millón de personas.
Las milicias rebeldes Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) se apoderaron este 27 de octubre de El-Fasher, último bastión del ejército sudanés en Darfur del Norte, luego de 18 meses de un asedio brutal, y ahora activistas y organizaciones no gubernamentales advierten sobre ataques de venganza étnica como los que ya se han visto en otras ciudades tomadas por los paramilitares.
Las RSF han compartido videos en los que se puede ver a sus combatientes celebrando junto a una locación que ha sido identificada de forma independiente por varias agencias de noticias como la Sexta Base de Infantería del ejército, y a su comandante Abdulrahim Dagalo pidiendo a sus hombres que no saqueen ni ataquen a civiles.
Pero otras imágenes publicadas en redes sociales muestran escenas mucho más preocupantes de milicianos disparando y golpeando a personas mientras éstas intentan huir. En algunos videos se les escucha llamar a grupos de detenidos "falangayat", un término racista que se refiere a las tribus de Darfur como esclavos.
Un teatro de horror
La Red de Médicos de Sudán, una organización que rastrea la guerra en el país, dio cuenta de una "masacre atroz", con decenas de víctimas mortales y hospitales saqueados y devastados, detallando en un comunicado que los rebeldes "destruyeron lo que quedaba de la infraestructura esencial de soporte vital y atención médica".
Por su parte, la Red de Darfur para los Derechos Humanos informó de "ataques sistemáticos contra civiles, detenciones arbitrarias y posibles actos que equivalen a crímenes de guerra", además de documentar más de 1.000 detenidos.
Entre ellos se encuentra uno de los pocos periodistas que quedaba en la región, como confirmó el Sindicato de Periodistas Sudaneses, que también informó sobre "violaciones masivas".
Es una escena similar a las que se vivieron en otras ciudades, como Geneina, cuando cayó en 2023, el campamento de desplazados de Zamzam, 15 km al sur de El-Fasher o la ciudad de Bara, en la región central de Kordofán, que sucumbió el 25 de octubre y donde la Red de Médicos documentó la ejecución de al menos 47 personas, entre ellas nueve mujeres.
Mediante un boletín, el Sindicato de Médicos describió estas prácticas como una "política bárbara que tiene como objetivo aterrorizar y aniquilar a los civiles".
Más de 260.000 civiles se han quedado atrapados en El-Fasher, la mitad de ellos niños, de acuerdo con la UNICEF, y el jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher, advirtió que se encuentran "aterrorizados, bombardeados, hambrientos y sin acceso a alimentos, atención médica o seguridad".
La Organización Internacional para las Migraciones informó que más de 26.000 personas habían huido de la ciudad hasta el 27 de octubre, para refugiarse en áreas rurales o en la vecina Tawila.
Pero los que escapan tampoco están a salvo, y la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos reveló que ha recibido información sobre ejecuciones sumarias de civiles que intentaban salir de la ciudad.
"Inquietantes videos recibidos por la oficina muestran a decenas de hombres desarmados siendo disparados o muertos en el suelo, rodeados de combatientes de las RSF que los acusaban de luchar con el ejército", informó el despacho del alto comisionado Volker Türk en un comunicado.
Al cuadro se suma la situación sanitaria. La Coordinadora Residente y Humanitaria de las Naciones Unidas en Sudán, Denise Brown, informó este 27 de octubre sobre brotes de cólera y dengue, y advirtió que los incidentes de violencia sexual se han duplicado.
Caída confirmada, secesión inminente y esfuerzos de paz
La caída de El-Fasher fue confirmada por el jefe del ejército, Abdel Fattah al-Burhan, que en un discurso televisivo informó que el retiro de sus fuerzas se produjo para salvaguardar a la población de "la destrucción y los asesinatos intencionales de civiles".
Pero la captura del último baluarte de las fuerzas leales al gobierno de Jartum no significa que hayan cesado los combates, porque los Comités de Resistencia, un grupo activista local, informaron que sus combatientes siguen luchando para repeler a las RSF y fustigaron al ejército por dejarlos a su suerte.
El gobernador de la región de Darfur, Mini Minawi, también reconoció que la ciudad está en poder de "grupos violentos, corruptos y mercenarios", como se refirió al RSF en una publicación en X.
"Exigimos la protección de la población civil, la revelación del paradero de los desplazados y una investigación independiente sobre las violaciones y los crímenes cometidos por milicias ocultas", agregó Minawi.
Reducida la última base que seguía en poder del ejército regular de Sudán, se teme no solo una escalada de los combates en otras regiones del país, sino la perspectiva de una nueva secesión, como la que ya se vivió con Sudán del Sur.
Darfur es el asiento de un gobierno paralelo al de Jartum y se cree que es también el cuartel general del liderazgo de las RSF.
"El control total de las RSF de la región de Darfur podría tener consecuencias peligrosas y preocupantes en el futuro en términos de partición", advirtió en declaraciones a Al Jazeera Massad Boulos, asesor principal de Estados Unidos para asuntos árabes y africanos.
Desde Malasia, donde participa en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, denunció este 27 de octubre que la interferencia externa está socavando las perspectivas de paz en Sudán, y urgió a la comunidad internacional a exigir el fin del suministro de armas a las partes involucradas en el conflicto.
El ministro de Exteriores de Egipto, Badr Abdelaty, inició contactos este 27 de octubre con sus pares de Francia, Grecia, Arabia Saudí y Jordania, en busca de apoyo internacional a un alto el fuego en Sudán.
Con Reuters, AP y EFE
Compartir esta nota