Dos clubes que nunca han levantado la copa y dos que esperan reverdecer laureles después de más de 10 años sin hacerlo son los últimos que quedan por vida. Se trata de unas semifinales marcadas por los estragos de una larga temporada, que tienen a varios de los protagonistas habituales de los cuatro clubes marginados por lesión. Barcelona y PSG aspiran además a sendos tripletes. Estos son los desafíos de los clasificados a la ronda de los cuatro mejores.
Arsenal viene animado por su convincente victoria sobre el Real Madrid en cuartos de final, pero acaba de ver al Liverpool quedarse con el título de la Premier League, así que sus expectativas de alzar un trofeo esta temporada se centran en trascender ante un PSG que parece listo para ganarlo todo.
Los franceses ya son campeones de la Ligue 1 y disputan el 24 de mayo la final de la Copa de Francia contra el Reims, pero lo que habla con más claridad del momento que viven son sus individualidades, como Ousmane Dembélé o Désiré Doué, solo dos ejemplos de las muchas alternativas que Luis Enrique ha encontrado para expresar su idea de juego.
Barcelona llega crecido por la reciente victoria en la Copa del Rey sobre su archirrival merengue. Aspira a aprovechar la crisis del Inter para llegar un paso más cerca de su objetivo del triplete, pero su triunfo en La Cartuja también supuso cargar con 30 minutos de prórroga que se le sumó al ya de por sí comprometido estado físico de su plantilla por un calendario sumamente apretado.
Inter transitó la fase de liga con una extraordinaria efectividad defensiva, que significó que su portero, Yann Sommer, recibiera un solo gol en ocho partidos, pero mantenerse activos en tantos frentes ha terminado pasando factura a los ‘nerazzurri’, que quedaron eliminados de la Copa Italia y perdieron la cima de la Serie A en un abril aciago.
Este es el balance de las herramientas y las tareas pendientes para los clasificados a semifinales:
Arsenal: el más sólido
El equipo inglés ha llegado hasta esta fase arrastrando las ausencias de varios de sus hombres imprescindibles, como Gabriel Jesus, Kai Havertz o dos de los pilares de su defensa: Gabriel Magalhaes y Ricardo Calafiori. Pero en el camino se fueron consolidando las líneas maestras del proyecto de Mikel Arteta.
Bukayo Saka ha estado en su mejor forma de los últimos años, con aportes fundamentales como haber provocado los dos tiros libres con los que Declan Rice terminó descalabrando al Real Madrid en cuartos de final.
El propio Rice, además de sus talentos recién descubiertos a balón parado, se ha insertado en el funcionamiento que Arteta había planificado para él cuando lo trajo a bordo con el mayor contrato de la historia para un mediocampista defensivo en la Premier League.
Su capacidad de ser decisivo sin posesión, ajustando la formación defensiva a la demanda del juego rival, ha sido crucial para que el Arsenal llegue hasta esta fase. Sin embargo, ahora será puesta a prueba por las variantes ofensivas del PSG, que ha mostrado tener muchas formas de generar peligro.
En la segunda fecha de la fase de liga, Arsenal se impuso 2-0 a PSG, pero eran tiempos en los que tenía su plantilla completa (de hecho, uno de los goles fue de Kai Havertz), y en los que no se había iniciado la increíble racha de rendimiento del PSG, que estuvo invicto 30 partidos en casa, y solo ha caído tres veces este año.
PSG: inspiración a tope
Cuando terminó la fase de liga, Liverpool parecía un claro favorito, mientras que PSG había tenido que apelar a los playoffs para conseguir un puesto en la fase de eliminación directa. El global de 10-0 que consiguió ante el Stade Brestois en esa repesca fue un anticipo del nuevo rostro que el cuadro parisino mostraría en adelante.
Solventadas las diferencias entre Ousmane Dembélé y Luis Enrique, que marcaron el comienzo de la temporada, el delantero francés sumó siete goles en la Champions, 21 en la Ligue 1 (donde es líder artillero) y tres en la Copa de Francia.
En este primer año sin Kylian Mbappé al PSG no le han faltado variantes ofensivas: Dembélé ha mostrado su mejor cara, Désiré Doué ha sido la revelación de la temporada, Bradley Barcola ha respondido a las expectativas y Khvicha Kvaratskhelia ha cumplido la misión con la que llegó en el invierno.
Además tiene otras cartas sobre la mesa. Achraf Hakimi es solo superado en asistencias por el delantero culé Raphinha, creando múltiples oportunidades ofensivas. También cuenta con una rápida recuperación, que ha sido una fortaleza a lo largo de toda la temporada, y la defensa ha tenido un bastión en la última parte de la temporada en el ecuatoriano William Pacho.
Pero el partido contra el Arsenal consigue al PSG en horas inusitadamente bajas. El 25 de abril perdió su racha de imbatibilidad en la Ligue 1, al caer 3-1 en casa ante Niza, y Dembélé llegó a su sexto partido consecutivo sin anotar. Dejar atrás ese mal momento estará el reto para mantener vivo el sueño del triplete.
Barcelona: a superar las ausencias
El flamante campeón de la Copa del Rey ha vivido una temporada mágica en la que sigue apostando a todo. Está cuatro puntos por encima del Real Madrid en la Liga y en la Champions ha hecho méritos más que suficientes para ser considerado favorito.
Hoy en día tiene a dos de los tres máximos artilleros de la contienda europea, Raphinha y Robert Lewandowski. El brasileño es además el líder asistidor, y Lamine Yamal y Pedri se han consolidado como el dinamo que mantiene en flujo la corriente eléctrica del equipo.
Pero en esta oportunidad, el cuadro blaugrana tendrá dos ausencias muy costosas. La lesión de Lewandowski lo deja sin un delantero de área ante una de las mejores defensas del continente. Más complicada aún será la baja de Alejandro Baldé, no solo porque el equipo pierde el volumen de juego que él proporciona por la izquierda, sino porque ninguna de las alternativas es del todo satisfactoria.
Gerard Martín y Héctor Fort no han sido seguros en lo defensivo ni rendidores en las transiciones, y la opción de desplazar a Íñigo Martínez a la banda izquierda que Flick ensayó en la final de la Copa del Rey tiene un costo: rompe una línea de centrales donde su sincronía con Pau Cubarsí ha sido vital para que el Barça haya instrumentalizado el fuera de lugar como un puntal defensivo.
El Barcelona también tendrá que superar la vulnerabilidad que ha mostrado recientemente en jugadas de balón parado, que es una fortaleza del goleador del Inter, Lautaro Martínez.
Inter: despertar a tiempo
Inter parecía imbatible hasta no hace mucho. Apenas recibió un gol en toda la fase de liga y a pesar de mostrarse más vulnerable a partir de la eliminación directa, los cinco tantos concedidos lo mantienen como el equipo menos batido del torneo.
Cuenta con una defensa a la italiana, que se siente perfectamente cómoda mientras la posesión está del otro lado, aplica un juego de fuerte presión en la línea media y su altísima rotación, marcada por la libertad con la que reparte juego Nicolò Barella, lo hace un equipo difícil de predecir.
De los cuatro semifinalistas, es el que tiene más fresca una final de la Champions, perdida 1-0 ante el Manchester City hace dos años, y el núcleo que lo llevó hasta esa instancia sigue prácticamente intacto.
Pero la semifinal lo encuentra en un momento de debilidad que no había vivido en todo el año, tras hilvanar la mayor racha de derrotas sin marcar en 13 años. Comenzó con un revés ante el Bologna, siguió con la eliminación en semifinales de Copa Italia, con una remontada del AC Milan, y más recientemente sumó el revés ante la Roma que lo bajó de la cima de la Serie A.
Los ‘nerazzurri’ no quieren correr el riesgo de quedarse con las manos vacías al cabo de un año tan prometedor. Ante Barcelona han perdido a una de sus garantías defensivas, Benjamin Pavard, pero recuperan al hombre ausente en los tres últimos reveses, Marcus Thuram. Su presencia podría reavivar, justo a tiempo, la llama goleadora de Martínez, su socio en el ataque.
¿Cuál será la fórmula será más eficaz? La respuesta se conocerá a cabalidad el miércoles, luego del encuentro entre el Inter y Barcelona.
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