La primatóloga y conservacionista británica, Jane Goodall, mundialmente conocida por su defensa e investigación de los chimpancés, falleció por causas naturales a los 91 años en California (EE. UU). Recordamos el legado de la reputada activista, quien dialogó recientemente con France 24.
Murió a los 91 sin llegar a comprender "por qué algunas personas son tan estúpidas", tal como confesó entre risas a France 24, en una entrevista concedida en agosto de 2024, meses antes del deceso.
Goodall "murió pacíficamente" y por causas naturales "mientras dormía" en Los Ángeles (EE. UU.), donde se encontraba de paso durante una gira de conferencias, informó el instituto que lleva su nombre el miércoles 1 de octubre.
Goodall resaltó siempre la cualidad de cada individuo sobre el grupo al que pertenece, una comparación que gustaba aplicar a primates y humanos.
No disimuló su escepticismo frente a las cumbres climáticas mundiales, como las Conferencias de las Partes —más conocidas como COP, por sus siglas en inglés—.
"La esperanza es que con los gobiernos actuales, haya suficiente comprensión del efecto que puede tener la destrucción de la biodiversidad y la crisis climática", afirmó a esta cadena.
La pérdida de una de las conservacionistas más respetadas de la historia llega en un momento donde las grandes potencias se perfilan incapaces, cuando no apáticas, frente a los compromisos climáticos.
Estados Unidos, el segundo mayor contaminante del mundo, se retiró del Acuerdo de París tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El republicano, que ha anulado otros acuerdos en la misma materia, afirmó ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 23 de septiembre que las energías limpias son "un bulo de malintencionados".
China, el mayor productor de gases contaminantes del mundo, si bien no mantiene una retórica hostil frente a la transición ecológica, se mantiene lejos del nivel de emisiones necesario para evitar el colapso climático, que supondría un aumento de la temperatura de 1,5 °C.
Goodall defendió la importancia de hacer pedagogía medioambiental en lugares "donde no hay precisamente democracias" o "con gobiernos que no quieren que se divulgue en esa información", según dijo en el diálogo con France 24, en el que remarcó la expansión de su Instituto en algunos lugares de la China continental.
Explorar el hombre, a través del primate
Los descubrimientos de Goodall evidenciaron múltiples similitudes en el compartimiento de los chimpancés y el humano.
La primatóloga subrayó la importancia de entender a los individuos en su singularidad, más que un componente del grupo al que pertenecen, de ahí que asignara un nombre propio a los chimpancés que estudiaba, nunca un número, algo revolucionario dentro de la comunidad científica.
"No se estudiaban los individuos cuando yo empecé, ahora entendemos que los individuos pueden cambiar las comunidades y, por supuesto, es lo mismo con los humanos", ahondó la primatóloga en conversación con France 24.
Goodall explicó que entre los chimpancés hay una fuerte competición por el liderazgo, algo que, a su juicio, puede darse por tres vías: a través de la fuerza, de la inteligencia o de la persistencia. La investigadora tradujo esta observación en un aprendizaje aplicable a los humanos: "Usa tu inteligencia, no seas violento y no te rindas".
Una vida al servicio de los animales y la ciencia
Nacida en Londres en 1934 y criada en Bournemouth, Jane Goodall verbalizó desde muy joven su deseo de vivir rodeada de animales salvajes. Pero sus aspiraciones se vieron obstaculizadas por dificultades económicas que le impidieron costear la universidad. Así, ejerció como secretaría, antes de trabajar para una empresa cinematográfica.
Finalmente, encontró su vocación con una libreta y unos prismáticos en la mano, caminando por el valle de Gombe, en la actual Tanzania, donde bajo la dirección del reputado antropólogo y paleontólogo Dr. Louis Leakey, fundó un centro de investigación a finales de la década de los 50.
Goodall comenzó a percibir que los chimpancés se alimentaban de carne, protagonizaban guerras e incluso fabricaban herramientas para comer termitas.
Con los años, labró un propio método investigativo basado en la observación prolongada y en el respeto por la vida que estudiaba. "Solo si podemos comprender, podemos cuidar" es uno de los aforismos que mejor reflejan su visión.
Por décadas, ejecutó una de las observaciones de campo más prolongadas sobre animales salvajes y su archivo ha servido para comparar poblaciones y evaluar tendencias de conservación.
Su trabajo le valió un doctorado en Cambridge, y cambió las preguntas que la primatología se hacía sobre la inteligencia, la cultura y el comportamiento social.
En 1977, fundó el Instituto Jane Goodall (IJG), una entidad que integra investigación, conservación y trabajo comunitario. Bajo esta marca, promovió proyectos de reforestación, alternativas económicas sostenibles para poblaciones locales y campañas para reducir la caza y el comercio ilegal de primates.
El IJG ha sembrado más de 700.000 árboles en Senegal, ha rescatado y rehabilitado más de 160 chimpancés en el Congo y ha reciclado más de 150.000 teléfonos móviles en España, según algunas cifras publicadas en su página web.
Santuarios asociados al Instituto Jane Goodall, como Chimp Eden, proporcionan hogar a chimpancés rescatados del comercio ilegal y actúan como centros de rehabilitación, educación y voluntariado.
La esperanza que siempre mantuvo Goodall en la juventud se cristalizó con Roots & Shoots, un programa juvenil nacido en 1991 centrado en identificar problemas locales y proponer soluciones para las comunidades, los animales y el entorno. Esta iniciativa, que revela la visión holística de Goodall, se consolidó como una plataforma global de integración juvenil con presencia en 75 países.
Roots & Shoots ha impulsado proyectos de recogida de residuos, huertos escolares, reforestación y campañas educativas.
La autosostenibilidad, para la investigadora, es un modelo que aseguré una "vida decente" a los habitantes del mundo, al tiempo que "permita a la naturaleza sobrevivir", preciso a esta cadena informativa.
Las Naciones Unidas, nombró a Goodall Mensajera de la Paz en 2002. Un año más tarde, recibió el título de Dama del Imperio Británico y, en 2005, recibió la medalla presidencial de la libertad en Estados Unidos.
Meses antes de su muerte, insistió en que el activismo de los jóvenes, "el intelecto humano", la capacidad de regeneración de la naturaleza y el "indomable espíritu humano" constituían los cuatro pilares de su esperanza en un cambio.
Así lo dejó claro en la conversación de 2024, en la que urgía por una transformación colectiva y urgente, a pesar de la resistencia de esos a los que, sin ningún escrúpulo, se refería como “estúpidos”.
Con información de France 24, Reuters y medios locales.
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