En República Dominicana, hay una brecha significativa entre los ingresos promedio de los empleados formales en los sectores público y privado y el costo de la canasta familiar nacional.

Según los datos oficiales, los afiliados al sistema de seguridad social (junio 2025) suman 2 millones 477 mil 125 personas.

El costo promedio de la canasta familiar a esa misma fecha fue de RD$ 46,864, mientras que el salario cotizable promedio en el sector público se mantuvo en RD$ 42,137.

Esto representa una diferencia con la canasta familiar en el sector público de RD$ 4,727 menos. Mientras que el sector privado el salario cotizable promedio es de RD$ 35,647, para un difernecia con el costo de la canasta familiar que asciende a RD$ 11,217.

No se trata de números fríos. La realidad es que el salario promedio en el sector público no alcanza para cubrir el costo de la canasta familiar, y el en el sector privado, la diferencia es aún mayor.

Esto indica que, en promedio, los empleados formales en ambos sectores tienen ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas según la canasta familiar, siendo más pronunciado en el sector privado.

Al fortalecer el poder adquisitivo de los trabajadores, se ensancha el mercado, se impulsa el consumo interno y se fomenta un crecimiento económico firme.

Esta situación refleja una carga económica significativa para los empleados, quienes deben complementar sus ingresos con múltiples trabajos extra para cubrir sus necesidades básicas, lo que puede afectar su calidad de vida y bienestar.

Y lo más importante: Esta realidad sugiere la necesidad de políticas que mejoren los salarios y condiciones laborales en ambos sectores para reducir esta brecha. Es fundamental reconocer que, para garantizar la sostenibilidad de la productividad a largo plazo, es imprescindible mejorar las condiciones salariales de los trabajadores.

Un salario justo y competitivo no solo aumenta la motivación y el compromiso del personal, sino que también reduce la rotación laboral y promueve un ambiente de trabajo más estable y productivo. Cuando los empleados sienten que su esfuerzo es valorado y recompensado adecuadamente, su rendimiento y dedicación se incrementan, beneficiando a toda la organización.

Además, invertir en la mejora salarial contribuye a la creación de una economía más equitativa y resiliente. Al fortalecer el poder adquisitivo de los trabajadores, se ensancha el mercado, se impulsa el consumo interno y se fomenta un crecimiento económico firme.

Por lo tanto, es necesario implementar políticas salariales que se ajusten a la inflación y a las condiciones del mercado, garantizando que los empleados puedan afrontar sus necesidades básicas y mantener su bienestar, lo cual es clave para mantener una productividad alta y sostenida a largo plazo.