A propósito de la visita a República Dominicana del canciller ruso Sergéi Lavrov, el próximo día 30, para dejar abierta la sede de la embajada de Rusia en Santo Domingo, no está de más recordar que nuestros países tienen 80 años de relaciones diplomáticas, aunque no siempre ha estado activas.

La República Dominicana y Rusia (entonces Unión Soviética) acordaron sus relaciones diplomáticas el 8 de marzo de 1945, cuando acababa de terminar la II Guerra Mundial.

En ese momento las relaciones no pasaron de la mera formalidad, sin que se abrieran las respectivas embajadas ni se forjara intercambio comercial.

Años después, cuando el tirano Rafael -Chapita- Trujillo ya no era útil para el gobierno de Estados Unidos, desde Washington llegaron las presiones y las advertencias. El dictador hizo el papel de envalentonado, y ordenó dar cierto calor a las relaciones con la URSS. En una de las emisoras de la tiranía trujillista (Radio Caribe) se empezó una campaña de elogios hacia la "Gran Rusia", y hasta se difundieron supuestas clases para aprender ruso.

Como muchas cosas en la dictadura de Trujillo, no fue más que una payasada.

Posteriormente, en los años sesenta y setenta, jóvenes dominicanos tuvieron la oportunidad de estudiar en la URSS, aprender la lengua rusa, conocer su cultura y establecer lazos de fraternidad. Luego vino el colapso de la URSS y se retomó el nombre de Rusia, como la Federación Rusa.

Desde finales de la primera década del siglo XXI los rusos empezaron a viajar a República Dominicana en calidad de turistas. Posteriormente, durante la gestión del embajador Frank Hans Dannenberg Castellanos, se reforzó el intercambio comercial, y los rusos empezaron a viajar de manera masiva y directa hacia los polos turísticos de República Dominicana.

El turista ruso es muy estimado, entre otras cosas, porque suele hacer compras fuera de los hoteles, gusta de productos dominicanos, como el ron, los dulces y las artesanías, el tabaco y la música popular.

Con el comienzo de la guerra de Rusia y Ucrania, en 2022, se impusieron sanciones a Rusia, auspiciadas por Estados Unidos y la Unión Europea. El gobierno dominicano acogió esa política, y se suspendieron los vuelos desde Rusia, cortando de manera repentina un atractivo y creciente filón de turistas que se hospedaba en nuestros hoteles de playa.

Pero el escenario internacional ha cambiado. El actual gobierno de Estados Unidos, por lo que se ha visto, parece simpatizar con el gobierno de Rusia, o por lo menos aspira normalizar las relaciones y volver a los negocios.

Y esa es la coyuntura que puede aprovechar la República Dominicana para recuperar las beneficiosas relaciones con Rusia.

Los presentes no son tiempos de ortodoxias ideológicas, sino de pragmatismo, sobre todo en materia económica.

A República Dominicana le conviene retomar los vuelos con Rusia, de nuevo atraer a los turistas rusos, hacer intercambio comercial. Dejemos que las grandes potencias resuelvan sus diferencias sin inmiscuirnos. Total, que no nos han consultado ni nos van a consultar a la hora de tomar las decisiones que les convengan.

Hagamos nosotros lo que mejor nos beneficie. Las relaciones diplomáticas abren oportunidades de intercambio comercial. En lugar de suspender relaciones, mejor procedamos a ampliarlas.