Era una tarde cualquiera en Miches aquel 4 de agosto de 1946, 1:55 pm, cuando la tierra rugió de repente y sin avisar ocurrió lo que muchos no entendían ni conocían, un terremoto de 8.1 en la escala de Richter, seguido cuatro días después por otro de 7.9, estos dos importantes eventos cambiaron la vida de muchas personas y con ella la historia de la República Dominicana.
El primer evento que confrontó la naturaleza con la vida humana, vino acompañado de un tsunami que arrasó Matancita, dejando muerte y desolación en la costa, las crónicas de la época, que recopilé en mi libro “El Día del Terremoto 4 de agosto de 1946… Puede Ser Hoy”, muestran imágenes y relatos que todavía estremecen: casas derrumbadas, familias desplazadas y un país que apenas comenzaba a entender los misterios de la naturaleza.
Hoy, muchos de los que vivieron aquella tragedia ya no están con nosotros, sin embargo, tenemos los documentos, las fotografías y los testimonios que nos recuerdan lo sucedido. Como expreso en mi libro: “Olvidar lo que la tierra nos enseñó sería darle la espalda a la vida misma. La memoria de aquel día no es solo historia; es una advertencia que clama por prevención y conciencia.”
Esa evidencia histórica no debe quedar en el olvido, porque nos enseña a prevenir y a cuidar lo más importante: la vida. Como ingeniero sismo-resistente y director de Onesvie, conocedor de los riesgos estructurales que enfrenta nuestro país, insisto en que la prevención , tan necesaria para ser resilientes, son la única vía para que la historia no se repita.
Hoy, justamente han pasado más de siete décadas, pero el mensaje sigue siendo el mismo: los terremotos no avisan, y aunque muchos dominicanos viven sus días sin pensar en ello, nuestra realidad geográfica es clara: habitamos sobre una Isla con fallas sísmicas activas, y un evento de gran magnitud puede llegar en cualquier momento.
El peligro es silencioso pero cercano. Hoy, más de 6,000 planteles escolares, decenas de hospitales y clínicas, así como edificios públicos y privados, son estructuras vulnerables ante un gran sismo. Esto significa que, ante un evento similar al del 1946, miles de vidas podrían estar en riesgo no por el temblor en sí, sino por el posible colapso de edificaciones, infraestructuras y lineas vitales vulnerables.
Como ingeniero sismo-resistente y director de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (Onesvie), lo he repetido incansablemente en entrevistas, foros, conferencias y encuentros con autoridades, académicos y expertos en prevención: “Los terremotos no matan; lo hacen las construcciones e infraestructuras vulnerables y la indiferencia publico-privada, ante la prevención.” Esta verdad nos obliga a asumir un compromiso firme con la sociedad, a convertir la prevencion y la seguridad de nuestras estructuras e infraestructuras, en una prioridad nacional, y a trabajar unidos para que la historia no se repita.
Este mensaje no solo va dirigido a los ciudadanos. También interpela directamente a las autoridades, al sector privado y al Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), que debe asumir con seriedad su papel como asesor del Estado, en la seguridad de las obras que se desarrollan diariamente en nuestro pais:
- Exigir la calidad y seguridad de las construcciones.
- Corregir vulnerabilidades en escuelas, colegios privados, hospitales, clínicas privadas y edificaciones de uso publico y privadas.
- Aplicar sanciones a las construcciones ilegales e irresponsables.
Mientras tanto, hoy renace la esperanza y podemos decir, que cada familia puede construir resiliencia desde su hogar: revisar la seguridad estructural de su vivienda, , practicar simulacros, preparar un kit de emergencia con agua, alimentos, linterna, radio y primeros auxilios, y definir y conocer las rutas de evacuación y zonas seguras en su comunidad.
Cada familia puede contar con evaluaciones visuales rápidas, que les detectan posibles vulnerabilidades ante la presencia de terremotos, mediante la aplicación de FEMA P-154, documento de uso publico, aplicado por Onesvie, aquí, puedes determinar posibles deficiencias y reforzar de ser necesario tu vivienda.
La resiliencia no se construye desde el miedo, sino desde la conciencia y la acción, cada paso que damos hacia la prevención es una inversión en vida, por el respeto a la vida y la mejor herencia para nuestros hijos.
Ese es el lema que nos ha acompañado desde 1946 y sigue más vigente que nunca. Hoy tenemos la oportunidad de actuar antes de lamentar, de exigir seguridad en nuestras construcciones y de abrazar la cultura de la prevención. Cuando la tierra vuelva a rugir, que la historia nos encuentre despiertos, mas conscientes y unidos en la convicción de que la vida es lo más valioso.
Es tiempo ya, para iniciar una campaña a nivel nacional, de determinación de las vulnerabilidades que por diferentes causas hemos construido, mirarlas con respeto, y por que no, con humildad, aunque nos duela y asumir la responsabilidad de evaluar y reforzar, de ser necesario, nuestras edificaciones, infraestructuras y lineas vitales en todos los rincones de nuestro territorio.
¡AÚN TENEMOS TIEMPO!
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