Para hoy, lunes 24 de abril, se ha llamado a una huelga general o paro en las provincias de la región norte y el valle del Cibao, catorce demarcaciones.
Quizás los organizadores de esta protestas debieron de pensar si en esta ocasión cuentan con el apoyo decidido de la ciudadanía. Se han levantado voces diversas, tanto de transportistas, de obispos, de educadores y grandes, medianos, pequeños y micro empresarios y comerciantes, en rechazo a la huelga.
Cada día de paralización de la economía conlleva daño para quienes cuentan con un pequeño negocio o trabajan por cuenta propia para obtener la comida de su familia.
El derecho a la protesta cívica pacífica, está garantizado en la Constitución de la República Dominicana. Eso no está en discusión.
De igual manera es un derecho legítimo no apoyar una convocatoria a huelga, y como tal debe respetarse a los comerciantes, trabajadores y empresarios, así como a los empleados privados y públicos que no están de acuerdo con esta huelga y han decidido que este lunes trabajarán de manera normal.
Nadie debe de ser obligado, bajo amenaza o coerción a cerrar las puertas de su negocio, solo porque se haya llamado a una huelga.
Valerse de la fuerza de la amenaza o de la intimidación para hacer que ciudadanos se sumen a la protesta, en lugar de ganarles apoyo a quienes promueven la paralización de actividades, les resta méritos y credibilidad.
Ojalá que los organizadores de esta huelga general escuchen las recomendaciones sensatas de diversos sectores, que les han pedido tomar el camino el diálogo.
No importa lo justa que sea una causa para convocar una protesta, si se obliga a la ciudadanía a sumarse, pierde toda legitimidad.
Ojalá que los organizadores de esta huelga general escuchen las recomendaciones sensatas de diversos sectores, que les han pedido tomar el camino el diálogo. Esta recomendación también es válida para las autoridades.
Evitemos los trastornos a una economía que todavía no se recupera por completo de los males que se generaron en el año 2020. Pero, sobre todo, evitemos la violencia, que nada bueno aporta.