El discurso del gobernador Héctor Valdez Albizu, con motivo del 78º aniversario del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), ofrece una visión integral del desempeño económico reciente, con importantes implicaciones para la banca dominicana. En un entorno global desafiante, el país ha logrado mantener la estabilidad macroeconómica y financiera, aunque emergen señales mixtas sobre el ritmo de recuperación y algunos riesgos latentes que la banca y los reguladores deben seguir de cerca.

Uno de los mayores logros del año ha sido la estabilidad de precios. La inflación interanual a septiembre de 2025 se ubicó en 3.76 %, completando 29 meses dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 %. Esta trayectoria una de las más bajas entre las economías no dolarizadas de la región ha permitido al BCRD flexibilizar gradualmente su política monetaria, llevando su tasa de referencia a 5.25 % en octubre. Esta postura ha sido acompañada de una reducción en las tasas de interés del sistema bancario, con la pasiva promedio ponderada en 6.6 % y la activa en 13.9 % a octubre de 2025, facilitando un crecimiento del crédito privado en torno al 9.0 % interanual muy por debajo a las tasas de dos dígitos vistas en años anteriores.

Desde la banca múltiple, este contexto representa una oportunidad para consolidar el financiamiento al sector productivo y al consumo, aunque también plantea desafíos. El crédito ha crecido moderamente, en un entorno en el que varios sectores clave aún muestran debilidad. El más preocupante es la construcción, que presenta una contracción acumulada de -2.0 % en el período enero-septiembre, afectado por la ralentización de proyectos públicos, mayores costos financieros en el primer semestre del año y ajustes en la inversión privada. Esta caída impacta en cadena al empleo, al crédito hipotecario y al financiamiento de obras privadas, siendo un sector históricamente vinculado a los ciclos de cartera vencida.

En este sentido, si bien la morosidad bancaria se mantiene baja (1.9 %), algunos indicadores internos advierten sobre el incremento de los créditos en categorías de riesgo reestructurado o estresado, especialmente en segmentos de construcción, comercio y consumo. El desafío para la banca estará en gestionar proactivamente estas exposiciones sin comprometer la expansión del crédito ni la rentabilidad.

A septiembre, los indicadores de rentabilidad siguen positivos: el retorno sobre el patrimonio (ROE) fue de 21.7 % y el retorno sobre activos (ROA) de 2.6 %, mientras la solvencia alcanzó 18.4 %, por encima del mínimo regulatorio.

La economía real acumuló un crecimiento de 2.2 % a septiembre, con aportes positivos del sector financiero (7.4 %), agropecuario (3.9 %), minería (3.7 %) y turismo (3.3 %). Este último sigue siendo motor de divisas, con 8.6 millones de visitantes y US$8,500 millones en ingresos en nueve meses. Las remesas superaron los US$8,900 millones y la inversión extranjera directa (IED) llegó a US$4,000 millones, proyectando cerrar en US$4,800 millones para cubrir holgadamente un déficit de cuenta corriente del 2.5 % del PIB. Estos flujos han permitido mantener reservas internacionales en US$13,300 millones, equivalentes al 10.4 % del PIB y a casi cinco meses de importaciones.

Política monetaria, y sistema bancario: tasas bajan, y morosidad latente

De cara al 2026, el BCRD anticipa un retorno gradual al crecimiento potencial, estimado en torno al 4.5 %. Se espera una inflación dentro del rango meta y un entorno externo más benigno, en la medida que se mantenga la coordinación entre política fiscal y monetaria. El gasto de capital proyectado en 2.7 % del PIB para finales de 2025, sumado a la continuidad de las medidas de estímulo, será clave para lograr una expansión más equilibrada.

Sin embargo, la recuperación no será homogénea. Sectores como manufactura local, comercio y construcción aún presentan señales de desaceleración o contracción, y podrían limitar el empuje del crecimiento general si no se reactiva la inversión privada y la ejecución presupuestaria pública. Además, el sistema financiero deberá fortalecer sus modelos de gestión de riesgo para atender los posibles rezagos en la calidad de cartera que podrían emerger en la primera mitad del 2026, especialmente si las condiciones externas se tornan más restrictivas o si hay retrasos en la ejecución fiscal.

El mensaje central del aniversario del BCRD es claro: estabilidad sí, pero crecimiento aún modesto. Para la banca, esto implica operar en un entorno donde la prudencia regulatoria, la gestión del riesgo de crédito y la eficiencia operativa serán tan importantes como la expansión del portafolio. La política monetaria ha abierto espacios. Ahora, toca a los actores financieros aprovecharlos con responsabilidad y visión de largo plazo.

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La columna “La Banca Dominicana por Dentro”, es desarrollada por Jesús Geraldo Martínez, en el interés de aportar al fortalecimiento del Sistema Financiero Dominicano desde una perspectiva analítica y práctica orientada a la formación de conocimientos y divulgación de informaciones exclusivas de dicho sector. Para contactar con el autor. Email jesusgeraldomartinez@icloud.com, o seguir a @Jesusgeraldomartinez en Instagram

Jesús Geraldo Martínez

Economista

Dominicano, consultor, con amplia experiencia profesional en regulación y supervisión del sector financiero, destacado por sus conocimientos en gerencia, finanzas bancarias, gestión de riesgos, administración y optimización de portafolios, investigación económica, planificación estratégica, análisis de riesgos financieros y sectoriales, análisis y estructuración de bases de datos, econometría, estadística, diseño y aplicación de modelos de pruebas de estrés.

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