Hace 17 años, República Dominicana promulgó una ley de incentivos a las energías renovables, la Ley 57-07. El país tiene como meta alcanzar el 25 % de la generación energética en base a fuentes limpias para este año.
Actualmente, los incentivos tributarios que República Dominicana otorga a las energías renovables establecen la exoneración del impuesto a la importación, y un crédito a la inversión en el Impuesto sobre la Renta (ISR) de hasta un 40 % del costo de la inversión en equipos. Este marco legislativo se creó en 2007 para impulsar, mediante incentivos fiscales, a las personas físicas y jurídicas que inviertan en el sector energético.
Además, entre 2012 y 2023, la Oficina Nacional de Estadística (ONE) registró que la capacidad instalada procedente de fuentes renovables pasó de 8,8% a 28,9%, lo que se traduce en 276,5 megavatios (MW) a 1,590,5 MW, o sea, 5,7 veces más, en el Sistema Energético Nacional Interconectado (SENI).
De hecho, la matriz energética de República Dominicana cerró el 2024 con una capacidad de generación de electricidad de 1,396 MW a través de fuentes renovables no convencionales (solar, eólica y biomasa), lo que representa un 23,32 % de la capacidad de generación nacional.
Es así como el impulso de incentivos fiscales avalados por el Gobierno dominicano atrae inversiones extranjeras y el interés de personas jurídicas en el sector energético. Pero, a medida que aumenta la participación de las energías renovables, se plantean nuevos retos que obstaculizan su crecimiento.
La presidenta de Mujeres en Energía de República Dominicana (MER-RD) y experta en energía, Paola Pimentel, afirmó que la Ley 57-07 marcó el comienzo de una nueva era para el sector energético de República Dominicana y despertó el interés en las energías renovables como una oportunidad real para la seguridad energética y el desarrollo sostenible.
Sin embargo, 17 años después, es evidente que el camino recorrido también deja aprendizajes. La experta citó que el crecimiento sostenido de las renovables requiere una planificación integral, donde el desarrollo de proyectos vaya de la mano con la modernización de la infraestructura eléctrica, la digitalización del sistema y la formación del talento humano que impulse esta transformación.
“La ley fue el primer paso, pero el verdadero desafío es evolucionar más allá de los incentivos iniciales y construir una visión de largo plazo”, destaca la experta.
Alfonso Rodríguez, titular de la Asociación para el Fomento de las Energías Renovables (Asofer), explicó que el Gobierno dominicano “debería reforzar los incentivos y las políticas de apoyo a la instalación de mayor generación energética renovable”.
Él sostuvo que lo importante sería reducir las pérdidas en la energía distribuida a través de la Empresa Distribuidora de Electricidad, “mantener esas pérdidas implica aumentar el subsidio al sector eléctrico, que cada año supera US $1,200 millones”.
Señaló que las pérdidas por energía eléctrica distribuida son un desafío para el sector eléctrico y la transición energética.
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