(Palabras de presentación de la obra).
En esta primera edición, en tapa dura y de lujo, nos encontramos con esta obra de relatos, impresa en los talleres de Editorial de La Rosa, en Santiago de los Caballeros (2025), que consta de 277 páginas.
Se trata de un relatar fundamentado en una manifestación hermenéutica que se apoya en la interrogante, desde la conversación con dos pensadores que han impactado nuestro existir, desde su accionar cosmogónico y dialéctico.
Debo resaltar que su editor es Lennys Tejada Betancourt, y que el cuidado de la edición estuvo a cargo de Editorial de La Rosa, Sociedad de la Palabra Multimedia. La obra está impresa en papel bond, con una medida de 8 1/2 x 11 y en formato 3 x 4.
Diez grandes bloques temáticos integran la base que da fundamento inicial a las interrogantes, las cuales generan respuestas que se expanden en todo el discurrir estético de esta obra, induciendo a la búsqueda de sentido.
Iniciando con un abordaje sobre el alma y continuando con la muerte, la resurrección, la resurrección versus la reencarnación; abarcando el materialismo y el relativismo; el aborto y la eugenesia; la educación y la ignorancia; la justicia; la amistad y la oración, se configuran los prototipos comunicacionales que generan esta búsqueda de fijar posición a partir de la dialogía filosófica y racional entre Platón y Jesucristo, como personajes centrales de este relato.
Usted dirá, amigo lector, amiga lectora, que se trata de religiosidad y asuntos celestiales lo que aquí se conversa y se expone como tema o como respuestas vitales. Y fíjese usted: aquí hay un trascender de la religiosidad, porque en esta dialogía, más que un relatar de interrogantes, nos encontramos con el cuestionamiento histórico del ser humano y aquello que trasciende su espacio existencial.
La cosmología, como inquietud sobre el transcurrir del mundo; el proceder de la vida, como mirada ontológica; y nuestra existencia, desde el cuestionamiento de las divinidades —la metafísica y la teología—, son saberes que entran al plano del indagar, desde la interrogación persistente a estos personajes, sujetos protagónicos del pensar y del saber en este texto.
Esta es una obra donde no encontraremos el intercambio de diversos personajes en una activa acción conversacional; más bien, la organización de los personajes y su accionar están integrados por las respuestas que nos brindan estos dos grandes maestros del saber filosófico —Platón y Jesucristo—, como sujetos expuestos a responder aquellas interrogantes que transcurren en la obra, junto con la participación imprescindible de nosotros, los lectores, para entender y vivir el proceso vital que se genera desde el responder atemporal que fluye a partir de cada pregunta.
Ese conversar, ese interrogar que fluye entre Platón y Jesucristo, nos induce a reflexionar sobre la vida, la verdad, la fe y los sentidos de nuestra existencia en este mundo.
Este es un relatar para razonar sobre el qué y el para qué somos en este mundo.
Aquí, la razón y la trascendencia son fenómenos existenciales que conllevan al lector a hacer de esta obra una fuente de respuestas a inquietudes vitales.
La introspección del sujeto se sitúa aquí como una razón existencial de nuestro vivir, en el constante afán por conocernos como sujetos pensantes y en nuestros vínculos con lo divino y con las fatalidades de este existir, mediado por la inmediatez indetenible de la muerte.

Leer esta obra es buscar las razones del porqué y del para qué existimos, sin dejar de asumirnos como sujetos actuantes, desde el reconocer, amar y respetar la mirada y el decir del otro: esa recurrente incógnita que nos llena de dudas en este tránsito provisional sobre la tierra.
Las setenta preguntas que aquí aparecen son matrices centrales que, al sostenerse en la búsqueda de respuestas, se constituyen en referente-núcleo o centro del desarrollo de la referencialidad que se estructura en cada respuesta brindada por estos dos filósofos de nuestro vivir y de nuestro morir.
La gran pregunta es saber quiénes conversan con Platón y con Jesucristo en este interrogar. Aquí conversan con ellos personajes rodeados de misterio, que sirven de símbolo activo en el cuestionar que obliga a respuestas, en cada espacio que actúa como lindero comunicacional dentro de la obra.
Desde un filosofar sobre nuestro existir y sus misterios, hasta un interrogar sobre la vida, la suerte y el enigma del vivir, se despliegan vertientes temáticas que nos convocan, como lectores y lectoras, a participar también como referentes dentro de esta obra, como sujetos necesitados de respuestas.
Una base de su valor ético se registra en el hecho de ponernos a pensar y reflexionar en una sociedad que se conforma con repetir lo que las fuerzas dominantes imponen desde los medios de comunicación y, en especial, desde la inteligencia artificial (IA) y sus registros tecnológicos, en detrimento de las virtudes del humanismo y del pensar crítico.
La escuela y nuestras universidades, así como el sistema educativo nacional, deben asumir obras como esta y llevarlas a sus prácticas pedagógicas, hasta convertir el espacio áulico en un espacio de dialogía permanente y activa.
Esta es una obra que conlleva a reflexionar, a razonar, a pensar. Parte de interrogantes y procura respuestas; respuestas que hoy en día son la gran ausente en los espacios de esta sociedad dominicana.
Esta obra de reflexiones vitales, aunque dedicada al alma de la madre del sujeto-autor, a su padre y a su hermana, en el fondo está dedicada al vacío reflexivo que hoy nos invade desde las esferas de poder del Estado dominicano.
Estas interrogantes a Platón y a Jesucristo son interrogantes que ameritan respuestas de parte de todos nosotros, como sujetos actuantes y pensantes.
Las respuestas que aquí nos brindan estos dos filósofos del pensar y del vivir nos conllevan a pensarnos como ciudadanos y ciudadanas, en procura de seguir trabajando por la construcción de una sociedad más humana, más reflexiva, más pensante y solidaria, con derechos y deberes.
Hagamos nuestro este conversatorio con Platón y con Jesucristo y elijamos respuestas a aquellas interrogantes que hoy traspasan nuestro mirar, nuestro vivir y nuestro morir, por encima de los espantos que hoy acorralan el fatídico crimen del SENASA.
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