En una época marcada por la sobrevaloración de los rasgos eurocéntricos, en un país caribeño habitado mayoritariamente por mulatos y afrodescendientes, surge desde las riberas del Yaque del Norte la figura emblemática de Manuel del Cabral, con una voz firme que emergió como una defensa de la identidad negra y la dignidad de los pueblos marginados en la República Dominicana. Manuel del Cabral nació el 7 de marzo de 1907 en Santiago de los Caballeros y, a lo largo de su vida, se dedicó a escribir poesía centrada en la injusticia, la desigualdad racial, el sufrimiento del pueblo afrocaribeño y la opresión de las clases trabajadoras. Dentro de sus poemas más conocidos destacan: Compadre Mon, Negro manso, Negro sin zapatos, Negro sin nada en tu casa, entre otros.

El abordaje de la negritud en su poesía se basa en resaltar el trabajo incansable y la resiliencia del pueblo negro frente a las adversidades políticas y sociales de la época. A través de sus versos, Cabral dignifica una identidad marcada históricamente por la marginación y la explotación laboral, al tiempo que denuncia las injusticias sufridas bajo un sistema de gobierno autoritario que los reprimía y explotaba para sostener el crecimiento económico. Asimismo, Fiallo (1991) describe que, durante la dictadura de Trujillo, la dinámica de monopolio existente y el insaciable anhelo de controlar por completo la economía capitalista generaron la necesidad de mantener una sobreexplotación de la población dominicana a través de su fuerza laboral.

Por consiguiente, los ingenios azucareros, cuya mano de obra estaba compuesta mayoritariamente por personas negras, se convirtieron en uno de los espacios donde la desigualdad social y el maltrato eran más evidentes. Allí, los trabajadores laboraban en condiciones sumamente precarias, expuestos a largas jornadas extenuantes, sin garantías mínimas de seguridad ni dignidad, y a cambio de un salario miserable que apenas les permitía subsistir. Esta situación resultaba aún más paradójica si se considera que la economía azucarera era una de las principales fuentes de ingreso del país y uno de los pilares del crecimiento de la renta per cápita nacional, sostenida precisamente sobre la explotación de estos individuos desfavorecidos.

Uno de los poemas de Cabral que mejor aborda esta problemática es Negro sin nada en tu casa, en el que se describe lo siguiente:

“Yo te he visto cavar minas de oro
-negro sin tierra-.
Yo te he visto sacar grandes diamantes de la tierra
-negro sin tierra-.
Y como si sacaras a pedazos tu cuerpo de la tierra,
te vi sacar carbones de la tierra.”

La frase “negro sin tierra” funciona como un estribillo en el que Cabral enfatiza la dura paradoja de un sujeto que, a pesar de trabajar en múltiples áreas y entregar en ello su salud, su tiempo y su vida misma, no posee nada de lo que produce. Todo cuanto construye, cava o cultiva le es ajeno; su esfuerzo sostiene una riqueza que nunca le pertenece. El lenguaje que utiliza Cabral en este poema es llano y, en ocasiones, casi romántico, un rasgo distintivo de su poesía social. No recurre a adornos ni a eufemismos para suavizar su discurso; por el contrario, expone con crudeza una realidad marcada por la desigualdad y el sufrimiento. A través de una expresión directa pero cargada de sensibilidad, realiza una crítica implícita al sistema que somete a los sujetos a condiciones indignas.

Otro poema en el que Cabral alude a este fenómeno social es Negro sin zapatos, donde exalta la honradez de los afrodescendientes, a la vez que expone de forma breve pero contundente la precariedad del salario que recibían estas personas:

“Tú ganas diez centavos, diez centavos por día.
Sin embargo,
tú los ganas tan limpios
tienes manos tan limpias,
que puede que tu casa sólo tenga.
Ropa sucia,
catre sucio,
carne sucia,
pero lavada la palabra: Hombre.”

La expresión “tú ganas diez centavos por día” funciona como una denuncia directa del abandono económico al que eran sometidos estos trabajadores, quienes recibían un salario extremadamente bajo, incluso para los estándares de la época. Sin embargo, el poema no se limita a señalar la precariedad material; también resalta la limpieza moral del trabajador, en contraposición a la suciedad de su entorno. A pesar de vivir entre ropa, cama y cuerpo “sucios”, su condición humana y su honradez permanecen intactas, lo que convierte su figura en un símbolo de dignidad frente a la opresión.

Cabral demostró con cada una de sus producciones su compromiso social con los sectores más desvalidos de la sociedad, especialmente con los trabajadores negros. A lo largo de su vida, se dedicó a darle voz a quienes no la tenían, utilizando la poesía como una herramienta de denuncia. Este gesto fue no solo valiente, sino también temerario, si consideramos que, en aquella época, el régimen de Trujillo —como señalan autores como Ginetta Candelario— impulsaba una política de blanqueamiento cultural que intentaba borrar toda huella de herencia africana en la identidad dominicana, promoviendo la falsa idea de un origen exclusivamente taíno y español.

A menudo se cuestiona la postura de las personas negras frente a las desigualdades sociales contemporáneas, acusándolas de victimizarse debido a un supuesto sentimiento de inferioridad interiorizado. Sin embargo, se pasa por alto que, hace menos de 80 años, en países como Estados Unidos, un negro no tenía los mismos derechos que un blanco. En este contexto, surgen escritores como Manuel del Cabral, quienes buscan poner en el foco de atención a las comunidades dominicanas afrodescendientes que, debido al color de su piel, eran frecuentemente confundidas con inmigrantes haitianos y, por ende, sometidas a persecución y discriminación indiscriminada.

Me gustaría concluir este artículo invitándolos a la reflexión y recordándoles que obras como las de Manuel del Cabral, más que solo poesía, son también actos de resistencia que apuestan por una transformación social. A través de estos versos, se nos invita a abrazar nuestras raíces étnicas con orgullo y a rechazar toda jerarquía racial impuesta por la historia, comprendiendo que somos una raza tricolor, forjada en la diversidad y unida por un mismo amor a nuestra patria.

Bibliografía 

Del Cabral, Manuel. (sf). Negro Sin Zapatos. Recuperado de: https://ciudadseva.com/texto/negro-sin-zapatos/

Del Cabral, Manuel. (sf). Negro sin nada en tu casa. Recuperado de: https://ciudadseva.com/texto/negro-sin-nada-en-tu-casa/

Embajada de Argentina (2023). Manuel del Cabral (1907-1999) — Embajada de República Dominicana en Argentina. Embajada de República Dominicana En Argentina. Recuperado de:  https://www.embajadadominicana.com.ar/novedades/natalicio-de-manuel-del-cabral

Fiallo Billini, Antonio José (1991). La caída del régimen y muerte de Trujillo. Conferencia en Museo de Historia y Geografía. Santo Domingo, República Dominicana. Recuperado de: http://www.cielonaranja.com/antinoeregimen.pdf

Rosalina Reyes Fajardo

Estudiante de lengua y literatura

Rosalina Reyes Fajardo (nacida en 2001, en Sánchez Ramírez, Cotuí) es una apasionada de la escritura narrativa, y estudiante de término en la carrera de Educación, mención Lengua Española y Literatura. Fajardo desde los quince años ha escrito novelas de romance y recientemente ha publicado ensayos centrados en la literatura poscolonial e hispanoamericana. A lo largo de su formación universitaria ha mantenido una postura firme y comprometida con la mejora del sistema educativo, concibiendo la lectura como una vía eficaz para la transformación social en la República Dominicana.

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