Frank García no escribe para adornar la realidad, sino para morderla. Su poesía no pide permiso ni ofrece consuelo inmediato; se planta como un grito en la garganta, como una memoria que no se quiere olvidar. Con él, la palabra se convierte en acto y el escenario en territorio sagrado. En esta conversación, nos adentramos en su mundo poético, en su infancia entre cañaverales, en los dolores que escribe para no olvidar y en los espacios que ha creado para amplificar otras voces.

Frank García, poeta.

Frank, si te pidiera que te describas sin mencionar tus títulos o logros, solo quién eres en esencia, ¿qué me dirías?

Que soy un soñador y que soy una persona enfocada y dispuesta a trabajar esos sueños, que me gusta la aventura, el trabajo en equipo sin dejar de lado mi individualidad, que recurro al arte para transitar este mundo, y que le debo la vida a la música y a la poesía.

Creciste en Montellano, un lugar que, imagino, guarda muchas de tus primeras memorias. ¿Cómo influyó ese entorno en tu sensibilidad artística y en tu manera de ver el mundo?

Montellano en mi niñez y mi adolescencia estaba rodeado de cañas, para entrar o salir del pueblo había que recorrer esos campos de cañas, te cuento esto, porque para mí esa es una de las imágenes poéticas más potentes que llevo conmigo, ese pueblo escondido entre las cañas. A eso le sumo que soy parte de una familia de maestras, artesanos, borrachones jeje. Toda esa influencia me transformó.

En tus poemas, la soledad y la marginalidad parecen ser temas recurrentes. ¿Sientes que escribir sobre ellos es una forma de sanar, de resistir o de ambas?

Sí, hay sanación en el proceso escritural, también hay resistencia, poder, belleza. Lo que sí me he dado cuenta es que escribir no es suficiente. Al escribir nombro el trauma, la alegría o la lucha, pero es cuando lo comparto cuando en verdad siento la sanación. Eso lo descubrí luego de la publicación de mi primer libro, cuando se me acercaron otros hombres gays para darme las gracias por contar y ser honesto.

Lo que se escucha cuando se escribe: Conociendo a Frank García

La identidad es un eje central en tu obra. ¿Cómo ha sido el viaje de reconocerte y afirmarte en una sociedad que a veces puede ser hostil hacia lo diverso?

No tenía más opción que ser honesto, era eso o el suicidio. También soy muy consciente de la ventaja de estar vivo en esta época en la que varias personas antes de mí han luchado y abierto el camino para que yo lo tenga menos tortuoso. Por otro lado, considero que hay algo dentro de mí que me impulsa a crecer, aún no tengo claro qué es, pero gracias a esa pulsión sigo hacia delante. También ayuda estar rodeado de personas que me aman, y que comparten mi amor por la escritura y por la verdad.

“El Intento” es más que un programa; parece un espacio de encuentro y visibilidad. ¿Qué te motivó a crearlo y qué has aprendido de las voces que han pasado por allí?

Todo nace en Montellano jeje. En mi adolescencia me reunía con los panas en el parque a conversar sobre música, películas, libros, drogas, espiritualidad, tonterías también. En esos años formativos me di cuenta del poder de escuchar, lo mucho que nos nutre, nos conecta. También está lo que mencionas: es para mí un honor poder colaborar a que otras voces circulen. Tenemos un país lleno de artistas grandiosos. He aprendido muchísimo, pero sobre todo me he dado cuenta de la humanidad que me une a cada una de las personas que han pasado por El Intento.

Tu poesía, como yo la he visto, en su mayoría actúas, hablada, con viva, tiene una fuerza visceral, casi como un grito contenido. ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Hay algún ritual o momento del día que prefieras para escribir y preparar estas presentaciones?

Suelo escribir diario, aunque sea una hora antes de la jornada. También me envío muchos mensajes a mí mismo por WhatsApp cuando me llega una idea. En relación con el performance, te diré que ensayo mucho, muchísimo, en voz alta y en silencio también. Amo el escenario, hay algo hermoso en esa presión, en ese miedo, en esa vulnerabilidad. Escribir es un proceso bonito, íntimo, pero el performance es colectivo, energético, grandioso. Quisiera recitar todos los días jeje.

La muerte, el amor no correspondido, la búsqueda de sentido… ¿Hay algún poema tuyo que sientas que te desnuda por completo? ¿Podrías hablarnos de él?

Si bien toda mi poesía hasta la fecha es confesional, vivencial, creo que el poema que más me desnuda se llama “Partes de mí”, es parte de mi segundo libro. Es un recorrido a través de mis frustraciones, miedos, deseos de aplausos y amor, mi ego, orientación sexual, mi poder…

En tu poemario "Lo que escribí mientras esperabas en una habitación vacía", se percibe una búsqueda de reconciliación con figuras paternas y familiares. ¿Cómo ha influido tu historia personal en la construcción de estos versos?

Tengo frustraciones, luego escribo jeje. Creo que escribo porque soy homosexual, negro, campesino. Se me hace difícil imaginarme escribiendo sin estas realidades que me han marcado. Mi historia personal es mi motor, lo bonito es darme cuenta de que al final son historias colectivas.

Lo que se escucha cuando se escribe: Conociendo a Frank García

En "Flotando sobre las cañas", exploras la muerte y el duelo con una honestidad cruda. ¿Cómo fue el proceso de escribir sobre temas tan íntimos y universales a la vez?

La muerte de mi padre y de mi abuela me metió en un duelo intenso, en una búsqueda de respuesta, de paz. Escribir ese poemario fue muy poderoso, porque me di cuenta de que hay belleza en la muerte, en la pérdida. Así como lloré mientras lo escribía, también reí mucho. Ese poemario me recuerda que así es la vida, me guste o no.

¿Hay algún libro, canción o película que sientas que te ha marcado profundamente y que recomiendes a quienes quieran entenderte mejor?

Canción: “Culpable” de Héroes del Silencio
Película: “My own private Idaho” de Gus Van Sant
Libro: “En la Tierra somos fugazmente grandiosos” de Ocean Vuong

Para cerrar, ¿qué sueñas para tu futuro y el de la poesía dominicana? ¿Cómo te gustaría que te recuerden?

Sueño con poder dedicarme completamente a la escritura y el performance, es lo que más disfruto hacer en la vida. Quiero que las y los poetas del país tengan más espacios, que se les pague bien por escribir y recitar, que se les reconozca más. Si me van a recordar, que sea por mi valentía y por lo cool que soy jeje. 

Frank García escribe con el cuerpo, con la infancia a cuestas, con la herida sin cerrar y con la voz temblando. Lo suyo es poesía, pero también es gestión de memoria, resistencia afectiva, apuesta política desde lo sensible. Al leerlo o escucharlo, una no se queda intacta. En su palabra hay una casa sin techo, con las puertas abiertas. Y si algo deja esta conversación, es la certeza de que la poesía dominicana está viva, latiendo en las esquinas, en los parques, en los cuerpos que aún se atreven a nombrarse sin miedo.

EN ESTA NOTA

Génesis Ramos

Poeta

Génesis Ramos Rodriguez, nació en Santo Domingo Este, República Dominicana, el 9 de mayo de 1997. Desde temprana edad, participó en competencias literarias y demostró su amor por la escritura, lo que la llevó a desarrollar una pasión por la poesía. Esta pasión se mantuvo a lo largo de su vida y, finalmente, la llevó a publicar su primer libro de poesía ‘‘Alma sin título’’. Es egresada de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde se graduó con honores en la carrera de Lengua Española y Literatura. Durante su tiempo en la universidad, también se resaltará como líder estudiantil, trabajando para mejorar la calidad de la educación y los servicios estudiantiles en el campus.Ramos es miembro del Taller Literario PUCMM dirigido por Valentín Amaro, un reconocido poeta y escritor dominicano, donde ha perfeccionado su técnica y estilo poético. A través de su obra poética, expresa sus pensamientos y emociones de manera profunda y conmovedora. Su estilo poético único ha sido aclamado por críticos y lectores por igual, y ha sido reconocido con varios premios literarios.

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