—Con afecto, al Dr. Alex Ferreras y al Mtro. Ramón de Jesús Núñez Duval, por mostrarme que devolver con olvidos… no es la respuesta a la miseria humana—

"Llorar con los que lloran", otra novela de Eddy Mateo Vásquez (Editorial Santuario, Santo Domingo, República Dominicana, 2025. 189 páginas). En la literatura del Sur, son muchas las voces que reflejan el vivir y el desvivir de la gente de la sureñidad cimarrona.
En este caso, trabajamos con una novela fundamentada en la narratología de acontecimientos históricos que se desarrollaron en el siglo XX en la República Dominicana, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Esto ocurrió después de que el dictador firmara el Concordato con el Vaticano, con la iglesia católica, el 16 de junio de 1954, durante el pontificado del Papa Pío XII.
Tras la violación del acuerdo, Trujillo y sus gendarmes, al final de la dictadura, comenzaron a perseguir a representantes y seguidores de la iglesia Católica. Este trágico ambiente ha sido escogido por el sujeto-autor para la estructuración temática y los episodios que se desarrollan en la novela.
Aquí se combina lo ficcional con la realidad, aunque desde una narración densa, que utiliza términos que pueden inducir al lector o a la lectora a consultar un diccionario para entender mejor la base semántica y facilitar la comprensión de lo narrado.

El "padre Modesto Ángele", responsable de la parroquia de San Bartolomé Apóstol, en sustitución del sacerdote Eduardo Restituyo, quien "apareció ahorcado, pendiendo de los yugos de las campañas, una semana después de haberle dado lectura, el domingo 31 de enero, ante sus feligreses, a la Carta Pastoral emitida por el Episcopado días antes, en la que la iglesia se solidarizaba con la profunda pena que aflige a muchos hogares dominicanos"
(…) (Ver pág. 14, obra citada).
Desde un narrador-testigo, omnisciente, los hechos son presentados en tiempo pasado. Los espacios geográficos donde acontecen los hechos son el olvidado Sur de la República Dominicana, con lugares como el cementerio y la iglesia católica de San Bartolomé, en Neiba.
La obra, en su estructura, consta de dos partes. La primera abarca desde la página 11 hasta la 142, dividida en veintitrés partes, con un índice en las páginas 7 y 8, aunque sin los nombres de los subtemas. La segunda y última parte va de la página 143 a la 189, dividida en ocho secciones, todas señaladas únicamente por numeración.
Antes de la Carta Pastoral Colectiva del Episcopado Dominicano, del 25 de enero de 1960, y leída el 31 de enero de ese mismo año (pág. 11), en la obra se presenta la cita "Llorad con los que lloran" (Romanos XII, 15), en la página 9, que da título a esta novela.
Siento que la visión y la voz del sujeto-autor, como historiador, se imponen en la organización de los hechos históricos, que persisten en torno a los hechos ficcionales y en el lineamiento estético de la narración.
Desde una descripción vívida y una mención detallada de los espacios, el discurso narrativo funciona como un registro del acontecer histórico, enriquecido con una simbología poetizada constante y minuciosa.
En su base semántica, el afán pedagógico e historiográfico prevalece sobre la estética y el valor del deleite y el entretenimiento literario. La intención de enseñar el acontecer histórico y dejarlo registrado en el tiempo es el motivo principal de esta narración.
El objetivo es que el lector o la lectora internalice los hechos históricos, en este caso, relacionados con la tiranía trujillista y su relación con la iglesia católica en San Bartolomé Apóstol de Neiba. Esto sirve como referente causal para que el sujeto-autor organice su entramado narrativo, entre el enseñar los hechos sobre el enfrentamiento entre la iglesia y la dictadura y sus secuaces.
A pesar del detallado discurso narrativo, la descripción detallada de los espacios, presentada con vitalidad y armonía en la exposición de los elementos que conforman la configuración ficcional de esta obra.

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