Resumen

Este cuarto artículo de la serie dedicada a la FILSD 2025, aborda  la infancia no solo como destinataria de la literatura, sino como sujeto poésico pleno, capaz de conmover, crear y transformar la lengua. Partiendo de enfoques críticos recientes y del Virgilioamaramorismo, se plantea una ética del asombro que reclama textos escritos desde la mirada infantil y para la dignidad de quienes comienzan a nombrar el mundo.

Introducción

En la mayoría de las agendas culturales, la infancia suele ser concebida como un receptor pasivo del arte: un público que debe ser entretenido, educado, moldeado. Sin embargo, desde una mirada poésica y filosófica, la infancia no solo recibe palabras, sino que las crea, las reinventa, las asombra. Es, en sí misma, un sujeto poésico originario, una forma de habitar la lengua con autenticidad, juego y belleza.

En este contexto, resulta crucial no solo escribir para la niñez, sino también aprender a escribir desde su sensibilidad, reconociendo en ella una gramática profunda del asombro. La FILSD 2025, al centrar su tema en la literatura infantil, abre la oportunidad de reconfigurar el lugar de la infancia en la creación literaria y en la vida cultural dominicana. 

Desarrollo

1-¿Quién es el sujeto poésico en la literatura infantil?

En muchos textos dirigidos a niños, el autor adulto impone su voz, su lógica, su estética. Pero en las obras verdaderamente memorables, la voz narrativa logra entrar en el mundo simbólico de la niñez y hablar con ella, no desde arriba.

Autores como Juan Ramón Jiménez, Gianni Rodari, María Elena Walsh y Ana María Machado entendieron que la infancia no es un “defecto de madurez”, sino una forma poésica de mirar.

Como sugiere Rodari (1973), cualquier objeto, palabra o imagen del mundo puede convertirse en el punto de partida de una historia, si aprendemos a mirar con la imaginación libre, como los niños que fuimos y seguimos siendo.

2-Infancia creadora: la niñez como poeseta natural

La fascinación que la niñez ejerce sobre los adultos es doble: despierta memoria y proyecta futuro. Cerrillo resume esta tensión al afirmar:

“El mundo de la LIJ es, al menos en parte, una consecuencia de la fascinación que el niño ejerce sobre el adulto (…)  durante cientos y cientos de años, los adultos han contado a los niños relatos que expresan los conflictos del alma infantil” (Cerrillo, 2015, p.15, citado en Troncoso, 2016 p.253).

Esa fascinación ilumina la capacidad infantil de poesetizar espontáneamente, inventar-palabras, trastocar sintaxis, convertir un palo en varita o en espada. El escritor que atiende esas metamorfosis no “simplifica”, sino que se deja guiar por la lógica fluida del juego.

3-Escribir desde la infancia: una ética del asombro

Escribir desde la infancia implica recuperar la mirada primera, la que no da por sentadas las cosas, la que se detiene, se interroga, se emociona con lo cotidiano. En este sentido, el escritor de literatura infantil no solo debe conocer la infancia: debe recordarla, habitarla, convocarla.
Desde el Virgilioamaramorismo, esto implica una ética del asombro, una forma de amar la lengua como si siempre fuera nueva, como si cada palabra pudiera redescubrir el mundo. Es poesetizar desde la ternura.

4-Escribir para la infancia: ternura, juego y dignidad

Escribir para la niñez supone asumir una responsabilidad estética y ética. “La literatura infantil de calidad proporciona un espacio de encuentro entre el sujeto infantil y el sujeto adulto, un reencuentro con la niña o niño que fuimos” (Troncoso, 2016, p.252). Tal encuentro se funda en el respeto: ningún tema humano-miedo, pérdida, gozo-debe negarse al niño, pero ha de ser tratado con cuidado de quien ofrece un espejo seguro donde el lector se reconozca.

5-La infancia como sujeto poésico-amaramoroso

Desde el Virgilioamaramorismo, la infancia es el primer territorio del verbo amoroso. Es allí donde la palabra se vuelve juego, canto, imagen. Donde el alma se deja alcanzar por el ritmo, la sorpresa y la pregunta. En este sentido, la infancia no es solo destinataria de poesía: es fuente originaria de la poésica amaramorosa.

Escribir para la niñez es, entonces, un acto de ternura estética. Es reconocer en el niño no solo a un futuro lector, sino a un creador espontáneo de la lengua afectiva. Un niño que nombra una nube como “barco dormido en el cielo” ya es poeseta, aunque no sepa escribir.

Conclusión

La literatura infantil no debe reducirse a un repertorio de obras simplificadas para menores de edad. Debe ser reconocida como un territorio de alta sensibilidad, donde se gesta la conciencia poésica y afectiva del ser humano. La infancia es un sujeto poésico por derecho propio: crea, nombra, imagina, sueña.

En este contexto, la FILSD 2025 tiene la oportunidad no solo de hablar sobre la niñez, sino de escucharla, de devolverle su voz, su lugar y su poder simbólico. Es hora de escribir no solo para ella, sino con ella, desde ella y en favor de una cultura donde el verbo amoroso sea la primera forma de ciudadanía estética.

Referencias (APA 7.ª ed.)

Rodari, G. (1973). Gramática de la fantasía: introducción al arte de inventar historias. Editorial Noguer.

Troncoso Araos, X. (2016). “Descubrir la literatura infantil”. Atenea (concepción), 514,247-261.

Virgilio Hernández Pichardo

Educador, promotor cultural y escritor

Virgilio Hernández Pichardo. Es educador, promotor cultural y escritor. Doctor en Humanidades, en Estudios Sociales y Culturales del Caribe. Maestrías en Educación, Mención Planificación Educativa y en Lingüística Aplicada. Especialidades en Promoción de la lectura y la Literatura Infantil y en Lingüística Aplicada. Licenciado en educación, Mención Letras Modernas y Maestro Normal Primario. En el área cultural miembro fundador de los talleres literarios: “Líttera” de la Alianza Cibaeña. “2001” de la UTESA y “Letras Unidas” de Santiago. Ha sido expositor de trabajos en varias instituciones de Santiago y en Ferias del Libro. En el plano escritural ha escrito y publicado artículos y ensayos sobre el idioma español y literarios. Así como libros de poemas para niños y adultos. Ha desarrollado una propuesta teórica, práctica, espiritual, poética, educativa, antropológica, filosófica, lingüística, idiomática, literaria y cultural, llamada, Virgilioamaramorismo.

Ver más