Era un hombre muy versátil, Miguel de Unamuno. Solitario y peleador. Era también un poco ególatra y no hubo tema que no abordara en sus escritos. Desde la novela y el cuento, hasta la poesía, la crónica, la correspondencia y el teatro. Todos los géneros. Y aquella frase suya famosa, que le tiró en la cara al todopoderoso general franquista Millán Astray en los tiempos de la Guerra Civil española, Venceréis, pero no convenceréis, aún sigue en el aire.

Jacobo Sanz Hermida, doctor en Filología Hispánica, director de Ediciones de la Universidad de Salamanca y conocedor de la vida y obra de Unamuno, está al frente del stand de esa entidad en la XXVII Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, y aprovechó para contar algo de la historia de Unamuno: que era un escritor comprometido y versátil que incursionó en todos los géneros; que su novela Niebla es un libro esencial para entender la totalidad de su obra; que era un hombre solitario y respondón, y un crítico e inconformista que en un momento apoyó a la república y en otro al bando nacional; que era un poco ególatra y que, al vaivén de sus posiciones políticas, en un tiempo fue aplaudido y en otro ninguneado y marginado, tanto que hasta del Casino lo sacaron; y que cuando estaba en el destierro entristeció profundamente y que lo hizo a través de sus versos. Pero que, ante todo, era un humanista en el sentido estricto de la palabra.

Cuando se fue al exilio, en tiempos de la gobernación de Primo de Rivera, expresa Sanz Hermida, Miguel, Unamuno escribió dos poemarios fundamentales –De Fuerteventura a París y El Romancero del destierro.

“En el caso De Fuerteventura a París -observa- son poemas muy irónicos, sarcásticos, especialmente contra el tirano, la dictadura de Primo de Rivera, y luego tiene algunos un poquito más íntimos. En cambio, en El Romancero del destierro ahí ya sí se vacía de lo que es el sufrimiento, y lo hace a través de la poesía. (…) Ahí se ve esa parte melancólica, si quieres incluso, como dirían los portugueses, la saudade, ese sufrimiento de dolor y sufrimiento que es muy hispano en la poesía”.

“Así resulta este mi nuevo rosario de sonetos un diario íntimo de la vida íntima de mi destierro”, explicó el mismo Unamuno al introducir aquellos versos. “En ellos se refleja toda la agonía -agonía quiere decir lucha- de mi alma de español y de cristiano”.

Cortejado por la tristeza y fulminado por la soledad, Miguel de Unamuno murió el mismo día en que el año 1936 llegaba a su fin, el 31 de diciembre.

Los libros de Ediciones Salamanca tienen alas y vuelan alto; también tienen pies ligeros y saben cruzar los mares y atravesar todas las fronteras. Y fue así como llegaron a Santo Domingo y se instalaron en una esquina de la Feria del Libro. Su sello es la calidad y su porte, la elegancia. Han ganado premios y se han agenciado el reconocimiento de todos aquellos que tienen una relación de amor con los libros. Tienen, esas ediciones, tradición, historia y prehistoria.

Jacobo Sanz.

“De hecho -precisa Sanz Hermida- el primer libro que se publica en Salamanca en 1481 fue el Manual de gramática de Elio Antonio de Nebrija. Y ese libro, que se convirtió en el manual para aprender latín, la gramática latina, nace al abrigo del estudio salmantino, es decir, al abrigo de la universidad”.

Y ánade: “En el ámbito universitario, la Editorial de la Universidad de Salamanca casi va emparejada a la propia historia de la Universidad de Salamanca”.

Su experiencia en la Feria del Libro de Santo Domingo no puede ser mejor. “Hemos asistido a varias ferias y estamos muy contentos, especialmente por las ventas y la acogida del público. (…) nos damos cuenta de la gran capacidad de lectura que existe en la República Dominicana. (…) Los dominicanos, yo creo que son personas con una sensibilidad lectora y, sobre todo, que le gustan los libros”.

El director Jacobo Sanz Hermida vino acompañado de Miguel Rejas, un hombre alto como una palmera y jovial como un adolescente. Un hombre que huele a libros y es parte de la atmosfera que estos crean. Que si se mira bien parece sacado de uno de los libros que trae en su alforja de editor.

¿Cómo surgió la idea de las Ediciones Salamanca?

En el ámbito universitario, Editorial de la Universidad de Salamanca casi va emparejada a la propia historia de la Universidad de Salamanca.

De hecho, el primer libro que se publica en Salamanca en 1481 fue el Manual de gramática de Elio Antonio de Nebrija. Y ese libro, que se convirtió en el manual para aprender latín, la gramática latina, nace al abrigo del estudio salmantino, es decir, al abrigo de la universidad.

El sitio histórico de la universidad está en la calle Libreros, y la relación con el mundo de la imprenta y con el mundo editorial era muy evidente. Los grandes consumidores eran los propios universitarios.

Ahora, dicho esto, en la España de los años 40, durante el régimen de Franco, se estableció que las universidades, en aquel entonces bastante menos que las que hay hoy en día, tuvieran sus servicios de publicaciones. Y la Universidad de Salamanca cumplió hace poco ochenta años de su servicio de publicaciones, ahora ya sello editorial, Ediciones Universidad de Salamanca.

Entonces, es un servicio que, de alguna manera, es la propia demostración de los fines últimos de la universidad, la difusión de la ciencia y el conocimiento, a través de publicaciones de carácter científico, que son tanto revistas científicas, como monografías, etc.

¿Hay una relación histórica de la universidad con la obra, la historia, el espíritu y el legado de Miguel de Unamuno?

Miguel de Unamuno.

Si, claro. Realmente, Miguel de Unamuno es uno de nuestros íconos. La Universidad de Salamanca, como universidad que fue fundada en 1218, primero como un estudio general, con el apoyo de Alfonso IX, pero principalmente Alfonso X el Sabio, y posteriormente, a partir del influjo del papado, terminó siendo una universidad pontificia, como eran todas.

De hecho, alguien ve el logotipo, el escudo de la Universidad de Salamanca, y aparecen las llaves de San Pedro y la Tiara. Es decir, es una universidad pontificia en sus orígenes.

Cumplimos 800 años en el 2018 y a lo largo de la historia hemos tenido grandes maestros, desde un Fray Luis de León y Antonio de Nebrija. La primera gramática española se publica en 1492. Ese año que es emblemático por varias cosas históricas: Descubrimiento de América, entre comillas, la expulsión de los judíos, que supuso un intento sobre todo de unificar la religión y, lo más importantes, la aparición de la gramática de Nebrija, la primera gramática castellana que, de alguna manera, suponía una sola lengua, un solo país, una sola religión.

Tenemos el propio padre Francisco Victoria, dominico, uno de los grandes teólogos y, sobre todo, uno de los artífices de la llamada Escuela de Salamanca, una escuela que jugó un papel importantísimo en lo que tiene que ver, por ejemplo, en el caso de América, con toda su lucha por la igualdad, por el trato igualitario a los indios frente a los conquistadores. En el 2026 conmemoramos 500 años de su llegada a Salamanca.

Y, de hecho, la propia idea de la independencia de Estados Unidos emana de lo que fue el concepto de ley natural y el concepto independentista que tenía el reconocimiento de la identidad de los pueblos que tenía la universidad de Salamanca.

Miguel de Unamuno era vasco, llegó a la Universidad de Salamanca, era catedrático de griego, pero lo más importante es que fue rector de la Universidad de Salamanca. En un momento muy complicado, pues, como todas las universidades tuvieron sus momentos blancos y sus momentos oscuros.

La Universidad de Salamanca, a partir del siglo XVIII, comienza cierta decadencia y gracias a personas como Miguel de Unamuno, se revitaliza. Es rector en varios momentos, tiene una gran capacidad de trabajo de producción literaria, trabaja todos los campos literarios y es una persona comprometida políticamente, lo cual trajo también sus consecuencias,

Este mismo año celebramos el centenario del destierro que sufre por causas de la dictadura de Primo de Rivera. Es desterrado a Fuerteventura y de allí pasa a París, permanece estos siete años fuera de Salamanca, hasta que se instala la Segunda República y vuelve a Salamanca.

Unamuno, para la Universidad de Salamanca, es uno de sus grandes maestros. Es un ícono que representa, por una parte, ese revitalizar la universidad en un momento de decadencia, y, por otra parte, la figura de una persona comprometida ideológicamente con sus ideas, que uno puede respetarlas o no, pero le dio una pertenencia a la universidad.

Y de ahí que tengamos una colección que sea de estudios unamunianos, una colección dedicada solamente a Miguel de Unamuno, donde se publican no solamente cosas que tengan que ver con sus obras, sino sobre él.

Este año hemos tenido la edición facsimilar de un libro de poemas Teresa del año 25, 25, uno de los poemarios que escribe en el destierro, pero que de alguna manera sirve también para conectar la figura de este gran escritor.

Luego tenemos esa colección de los estudios de la Biblioteca de Unamuno, donde hay ensayos, monografías, trabajos de investigación en torno a su producción y, a la vez publicamos parte de su obra.

Por ejemplo, ya apareció el segundo volumen de su Epistolario. Es un proyecto editorial importante porque son ocho volúmenes, un trabajo inmenso. Pero claro, estamos hablando que se van a compilar en cada volumen unas seiscientas cartas.

Miguel de Unamuno tenía una gran capacidad de escritura y, sobre todo, tenía una gran relación epistolar. Para el caso de Santo Domingo y de Hispanoamérica, uno se da cuenta de las relaciones de corresponsalía que tenía con periodistas, escritores latinoamericanos. Esto sirve para crear un panorama de cómo la cultura, en este caso latinoamericana, llega a España en manos de personas como el propio Unamuno.

¿Con qué escritores latinoamericanos se escribía Unamuno?

Millán Ashtray y Unamuno, en el centro, a la salida de acto del paraninfo el 12 de octubre, Universidad de Salamanca. Fuente, BNE.

Aquí tienes el Epistolario americano. Realmente, el listado es impresionante. Va desde Manuel Ugarte Pedro Jiménez, William Morris, a Pablo Crusaks, Alvaro Ninfrias., Luis Mujica, a Ricardo Rojas, Juan Zorrilla San Martín, a Salvador Pérez, a Eduardo Martínez, a Alcides Arguedas, a Ernesto Guzmán. Era realmente impresionante su capacidad de escritura y de contacto.

En el Epistolario una de las cosas curiosas es que en esta edición de Teresa se reproduce el facsímil de la edición príncipe, la edición del año 1924, y lo curioso es que entre los documentos que se reproducen facsimilares traemos una correspondencia, nada más y nada menos que de Gasso Gasso, de Sangre nueva, que no ha sido puramente azarosa, pero lógicamente, estamos hablando del periódico dominicano, en este caso la revista quincenal literaria y científica dominicana, que se reprodujo no tanto por esa carta como por el aprovechamiento que hace Miguel de Unamuno del vuelto para poder escribir, es decir, aprovechando el papel al máximo.

¿Las cartas de Unamuno eran meramente informativas, eran documentos conceptuales o eran las dos cosas?

Jacobo Sanz Hermida: Unamuno fue un escritor comprometido, inconformista, crítico, solitario y un ególatra, pero, ante todo, un humanista
Jacobo Sanz Hermida: Unamuno fue un escritor comprometido, inconformista, crítico, solitario y un ególatra, pero, ante todo, un humanista

Las dos cosas. Los hispanistas franceses que están publicando el Epistolario -estamos hablando de trescientas y pico de cartas- no tienen epístolas solo familiares, en el sentido de intercambio entre amigos o parientes. Son también cartas que se publican en periódicos. Ya no es el concepto de carta epistolar íntima que no está pensada para ser publicada. Muchas de ellas, por ejemplo, a los jóvenes.

Con el paso del tiempo, sobre todo en los días más cercanos a su destierro o a su vuelta, Unamuno utilizaba el sello epistolar para dar toda clase de ideas, de lo que él pensaba del mundo, ideas filosóficas, de sus propias preocupaciones teológicas.

Ya sabes que Unamuno era ese sentimiento trágico de la vida, ese inconformista y, lógicamente, eso también aparece en una carta que se escribe a sí mismo. Y en otros casos, para hablar de literatura, su concepto de la literatura, también usó el género epistolar.

El género epistolar es uno de los géneros más ricos en todos los sentidos y Unamuno lo sabe. Tiene una larga tradición clásica y salta de ese intercambio puramente íntimo; él es consciente. Hay un momento en que una de las cartas del segundo volumen del Epistolario, él mismo es consciente que hay cartas que, siendo íntimas, es decir, entre dos personas que se conocen, sabe que sus cartas se publicarán algún día porque dice si esto llegase a leerlo alguien saltaría chispas, como diciendo yo sé que esto se va a publicar y esto va a hacer mucho daño.

¿Entonces Unamuno escribía para la posteridad?

Unamuno.

Si. Yo creo que casi todos los escritores escriben para la posteridad. Cuando una persona escribe cualquier documento, dependiendo quien sea y como sea, sabe si ese documento va a trascender. Y Unamuno era consciente, al margen de lo que ya aparecía en diarios, que tarde o temprano se compilaría, que alguien se encargaría de eso. Como su propia obra.

Todavía hay piezas de Unamuno inéditas. Los dos hispanistas franceses que están realizando el trabajo del Epistolario conocen lo que hay en el archivo, la Casa Museo Unamuno. Hay epístolas que todavía están en bibliotecas privadas o bibliotecas públicas que no tienen que ver con la Universidad de Salamanca. Pero todavía queda mucho.

Ellos acabarán sus ocho volúmenes, que están pensados por décadas, pero llegará el momento en que habrá que hacer un apéndice de cartas a posteriori.

Pero yo creo que sí, que Unamuno era consciente de que sus cartas tenían una importancia. Y, de hecho, hay cartas muy escuetas, sobre todo, volviendo otra vez al centenario del destierro, cuando él escribe a su mujer, Concha, cuando hace preguntas de sus hijos, sus correspondencias, a veces muy telegráficas, decía a Concha oye, que te voy a enviar no sé qué dinero, acuérdate que fulanita de tal tiene que pagar no sé cuántos, han llegado estos diarios, etc.

Él tenía ese contacto constante, especialmente con Buenos Aires, y siempre quiso ir a la Argentina. No lo consiguió. Sí estuvo en Europa, pero no fue capaz de saltar el charco hacia América.

Y esas cartas, digamos casi de oficina que tuvo con su mujer durante el destierro, son muy curiosas porque tienen ese carácter que va más allá de lo íntimo y va a lo que para nosotros sería lo doméstico, desde el punto de vista de los intereses económicos, ver que su familia está bien, y lógicamente, no tiene ya cuando es desterrado, sueldo de profesor y, por lo tanto, tiene que buscar algún sistema para que su familia pueda vivir. Y el sistema es la escritura.

El destierro es sinónimo de nostalgia ¿Cambió la escritura de Unamuno cuando estaba en el destierro?

Jacobo Sanz Hermida: Unamuno fue un escritor comprometido, inconformista, crítico, solitario y un ególatra, pero, ante todo, un humanista

Si. Lo que pasa es que Unamuno es un autor que tiene muchas aristas, no es un autor que de pronto pase de A a B y de B a C, pese a que muchas veces él se impuso ideológicamente.

Hay que pensar que Unamuno apoya la Segunda República, pero apoya también la sublevación de Franco. Él, a principio estaba a favor de la sublevación de Franco porque se da cuenta de que la Segunda República no está satisfaciendo sus propias necesidades políticas y tampoco lo que él pensaba que podía hacer una república.

Entonces la gente opina que cambió. Pero no es que Unamuno cambió, es que él tenía un parecer y el parecer intentaba que se adaptase a la realidad, y la realidad nunca se adaptaba a su parecer.

Entonces, volviéndote al destierro, sí, claro, él tiene un momento doloroso. De hecho, este año 2024, con motivo de ese destierro, se le concedió como título póstumo Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Salamanca. Algo muy curioso porque hay varios doctorados Honoris Causa. Están Santa Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.

Santa Teresa no estudió nunca en Salamanca, pero por lo que representó, fue la primera mujer doctora, antes que fuera doctora de la iglesia. Es la Universidad de Salamanca que la hace doctora a Santa Teresa. Luego la iglesia, a la saga, la considera Doctora de la Iglesia. Pero antes fue Doctora por la Universidad de Salamanca.

En el caso de Unamuno, él no estudió en la Universidad de Salamanca, sino que fue profesor. Para ser Doctor Honoris Causa de una universidad no puedes ser alumno de esa universidad, aunque sí seas profesor. Y este año se le dio el Doctorado Honoris Causa, y con motivo de eso, publicamos un pequeño librito en el que recogíamos una pequeña antología de textos de los dos poemarios más importantes que publica en el destierro. Ahí se ve esa parte melancólica, si quieres incluso, como dirían los portugueses, la saudade, ese sufrimiento de dolor y sufrimiento que es muy hispano en la poesía.

Y él publica dos poemarios, De Fuerteventura a París, que se publica en el año 25, y El romancero de París, que no son solo romances, son varios tipos de estrofas.

En el caso De Fuerteventura a París son poemas muy irónicos, sarcásticos, especialmente contra el tirano, la dictadura de Primo de Rivera, y luego tiene algunos un poquito más íntimos. En cambio, en El Romancero del destierro ahí ya sí se vacía de lo que es el sufrimiento, y lo hace a través de la poesía.

Él es muy consciente que los géneros literarios están para lo que están, y la poesía canta más al amor. Él, realmente, no es un poeta del amor, sí es un poeta descriptivo, y la poesía le permite ahondar en el sentimiento.

Es verdad que tiene obras como Del sentimiento trágico de la vida y ahí sí habla de muchas cosas. Pero la poesía le permite vaciarse un poco y aflorar ese hombre que en principio es un hombre adusto, un hombre que no aflora, que no deja aflorar sus sentimientos de manera fácil.

Es decir, su fuerza, su vitalidad, su capacidad y al fin y al cabo era una persona que tenía un gran carácter, pero no un sentimiento más interno.

De hecho, volviendo a las epístolas, una hace un vaciado de las cartas que escribía a su mujer, por la que sentía total devoción, y no hay un sentimiento de cariño y de afecto como pudiera ser en un matrimonio. Es decir, en ningún momento se le ve un hombre que le dice directamente a su mujer te amo mucho. No, no existe ese tipo de sentimiento. Un nombre sobrio, austero y seco.

¿Cuando estaba en el exilio él entristeció a través de la poesía?

Aquí tenemos una postal que hicimos, diferente a la fotografía que hicimos al catálogo que se hizo con motivo precisamente del destierro. Ahí está El Agotón y el bar de la Rotonda con los principales españoles que también estaban desterrados en Francia. Y fíjate el título de esta pequeña antología Hacedme al fin el que soñé poeta, Hacedme poeta al fin el que soñé.

Él siempre quiso ser un poeta. Hay una cosa muy curiosa. Miguel de Unamuno se parece mucho a Cervantes y su primer poemario, De Fuerteventura a París, publicado en 1925, hace alusiones constantes a El Quijote. Él además tiene un ensayo sobre El Quijote y las asociaciones al Quijote le vienen muy bien porque le sirven para ironizar, como Cervantes con El Quijote. Pero también porque en el fondo él tenía un sentimiento muy parecido a Cervantes.

Cervantes siempre se consideró un mal poeta. Narrador no sabemos si se consideró. Pero él quiso ser siempre un poeta porque para el escritor lo sublime es la poesía. Ya sea la poesía en el caso de Cervantes o sea la poesía dramática, el teatro, que también Unamuno hacía teatro, y en el Siglo de Oro el teatro era en versos y, sobre todo, el hacer poesía lirica.

Cervantes, él mismo reconoció que no era un gran poeta, no podía competir con los grandísimos poetas. Estoy hablando de aquellos que pudieron ser muy competitivos.

Y Unamuno quiso ser un gran poeta. Y es curioso que durante el destierro se escriben tres poemarios, lo cual es muy significativo porque si uno ve la trayectoria vital, él es escritor de poesía, pero no con la efervescencia y el desarrollo suficiente. Posiblemente le permitió más hacer poesía estar fuera, por eso mismo, porque pudo hacer una escritura más introspectiva.

¿Él había escrito poesía antes del destierro?

Si, si, si. El escribió de todo, de todo. Y, además, él es consciente de que hay que tratar todos los temas para entender la literatura.

¿Siendo un escritor tan versatilidad, cuál es la huella, el legado que dejó Miguel de Unamuno a la posteridad?

Un humanista en el sentido estricto de la palabra, una persona comprometida ideológicamente. Es muy importante porque al final en el mundo en el que estamos el buen escritor es el que se compromete también socialmente, se compromete con la sociedad, se compromete en este caso con la universidad, se compromete con lo que está haciendo.

Es una persona que no cambió de idea. Si uno ve la trayectoria dice no, es que este es un chaquetero, vino la república se hizo republicano, tuvo una representación dentro de la república importante, y de pronto ya no le apetecía la república y se hace con el otro bando.

De hecho, hay una teoría que siempre se dice que Unamuno murió porque le dio un ataque al corazón estando además en una mesa camilla con un falangista.

Pero ahora mismo hay documentación suficiente para lo que en principio ha servido incluso para hacer novelas sobre el posible asesinato de Miguel de Unamuno. Ahora tenemos determinado tipo de manifestaciones que permiten pensar que de verdad a Unamuno le mataron. Él estaba arrestado en su casa por su enfrentamiento directo a Millán-Astray y por su enfrentamiento directo a lo que suponía la propia sublevación, en este caso del bando nacional.

Dicen que vivió sus últimos días con una tristeza profunda. ¿Cómo fueron, en realidad, los últimos días de Unamuno?

Si, exacto. Él fue un gran enemigo de Azaña. Es más, a Azaña le pintó como un escritor sin lectores, que es el mayor insulto que le podías hacer, poque Azaña escribía y no escribía mal. El problema de Azaña, decía el, es que es un escritor sin lectores y hay que desconfiar de los escritores sin lectores. Entonces, a él le quitan, lógicamente, el rectorado.

Por otra parte, eso lo hace en la República, peor cuando él después apoya al franquismo y tiene el enfrentamiento con Millán-Astray; él pasa de ser aplaudido en la Salamanca cuando llega después del destierro y una persona que tiene cierto peso específico en la sociedad salamantina, por sus relaciones con el Ateneo de Salamanca, a ser una persona que ya, en el Casino, por ejemplo, no puede entrar. Aquellas personas que durante mucho tiempo lo aplaudían, ya no le miran.

Unamuno tenía un defecto y es que posiblemente era un poquito ególatra, como los grandes autores, como los grandes escritores. Sabía que era una persona importante que jugó un papel importante en determinado momento. Y de ser una persona importante a estar marginado, eso lógicamente te debe hundir.

Y hay que pensar en la persona que vive un momento de gloria, un momento de esplendor, que van cayendo en desgracia y que, evidentemente está marginado. Esa marginalidad es lo peor que puede haber.

¿Miguel de Unamuno murió completamente marginado?

Hasta cierto punto si.

¿En qué condiciones volvió Unamuno a su tierra?

Él dijo que no volvía. Se le podía haber levantado el destierro, pero él no quiso volver a España, se quedó en París. Estamos hablando de siete años, del 24 al 31, hasta que cayera la dictadura de Primo de Rivera. Aún pudiendo haber venido no quiso venir.

Y cuando viene, viene con la expectativa de la caída del dictador y todo lo que supone después la restauración, en este caso de una república que tuvo un primer momento y ahora va a ser la Segunda República y que se avecina como el esplendor de lo que era su propia ideología, socialista, una persona comprometida ideológicamente, una persona de izquierdas.

Y llegaba en un momento en el que además iba a tener un cargo importante, iba a representar a la ciudadanía, él iba a participar en la creación de la Segunda República, y toda la luz, el esplendor, el positivismo y todo eso poco a poco se desvaneció.

Es más, eso fue en el 31, pero ya en el 33 y en el 34 él empieza a decir aquí hay un problema. Y el problema es que la república en España era una república muy extraña, había muchas cosas juntas, entre otros varios partidos políticos que no se pusieron de acuerdo, no había tampoco una formación de la ciudadanía para la república.

La gente acogió la república sin saber que era una república. Y lo peor que puede haber es no saber lo que te vas a encontrar. La gente era republicana sin saber que era republicana. Nadie le enseñó a la gente a decir la república es esto. La gente abrazó la república con mucha expectativa, pero nadie sabía realmente que significaba ser republicano.

Ese es un problema porque una cosa es lo que uno quiere y otra cosa es que es. ¿Entonces, cómo volvió? Volvió en un momento glorioso, pero duró poco tiempo.

También hay que pensar que Unamuno, al margen de lo que te decía antes, de que era una persona con cierta egolatría, como buen intelectual, era un inconformista constante, un inconformista con la sociedad, con el mundo, consigo mismo, con la literatura, con lo que hacía. Los grandes artistas tienen que ser inconformistas.

Si una persona piensa que ha hecho algo bien jamás hará nada bien. Tienes que ser crítico y además una persona muy crítica con la sociedad, crítica consigo mismo, crítica con los estamentos políticos, crítica con la universidad.

Eso te crea una situación siempre de aislamiento personal porque llega un momento en que era, como decimos los españoles, tan toca narices, que ya nadie quiere saber nada de ti. Porque, claro, está muy bien lo que tú quieres cambiar, pero cuando quieres cambiar lo que no coincide con lo que otros quieren cambiar, empiezas a tocar las narices. Y a partir de ahí se crea el conflicto.

¿Será que la ideología de Unamuno andaba en busca de un lugar que nunca encontró?

Miguel de Unamuno.

Era que él tenía un concepto clásico de la república, un concepto personal de cómo debía ser la república y para él, dentro de su república, lo importante eran los intelectuales. Y el famoso enfrentamiento con Millán-Astray tiene que ver con aquello de que muera el intelecto, los intelectuales. Millán-Astray estaba a favor y él decía Viva la muerte y no el intelecto. Él estaba a favor de los intelectuales, algo que nos viene muy bien en los días en los que estamos en el panorama político de todo el mundo, de Europa, donde la política es una cosa y el mundo intelectual otra. Y cada vez nos damos cuenta de que está cada vez más alejada la política del mundo intelectual.

¿Qué busca la Universidad de Salamanca con esta línea de publicaciones unamunianas?

Yo creo que, como todo en la vida, eternizar el legado, pero, sobre todo, devolver a una persona que hizo mucho por la universidad, volverla a situar dentro de la sociedad. La figura de Unamuno no se olvidará nunca.

No es solo publicar obras de Unamuno, porque es vasco y el país vasco publica muchas cosas de Unamuno. Hay muchísimas editoriales que publican obras de Unamuno porque es un autor que se lee, que sigue siendo vigente, como los grandes autores, las grandes obras, que tienen ese carácter universal, que no mueren y se revitalizan, se actualizan de manera natural con el paso del tiempo. Nadie tiene que hacer un encomio, un grado de doctor porque su obra habla por sí mismo.

El legado de Unamuno hay que sacarlo fuera. Se donó todo el archivo personal, toda la biblioteca de Unamuno a la Casa Museo Unamuno, que era el antiguo rectorado donde vivió él y ahí se convierte en un centro de investigación para los que están trabajando en su legado. Ahí está todo, todo lo que se conserva de Unamuno. Había cosas por ahí dispersas de autógrafos, pero que te permiten estudiar la figura de Unamuno. Unamuno se convierte, por lo tanto, en objeto y a la vez en resultado de estudio.

¿Qué dice la carta que se escribió Unamuno a sí mismo?

La carta a sí mismo habla de la escritura. Lo que me quedó, sobre todo, fue con el problema de la escritura y cómo debe actuar un escritor. Piensa que en el fondo la carta a sí mismo es estamos en la misma línea de la metanovela. ¿Y qué pasa con Niebla? Niebla es esta novela donde el propio Unamuno hace que un ente de ficción, un personaje, hable con el autor. Y un personaje le dice al autor vengo porque me ha abandonado mi novia y quiero suicidarme, y Unamuno empieza a reírse.

¿Como te vas a querer suicidar? Si, porque no yo sé que no sé cuánto. Entonces, Unamuno le empieza a contar cosas a este personaje, y el personaje comienza a quedarse asombrado, diciendo, pero usted cómo sabe todas esas cosas, don Miguel. Hombre, lo sé porque tú no existes, tú eres un ente de ficción y yo te he creado. Y el ente de ficción le dice a Unamuno, perdona, tú si eres un ente de ficción porque a ti te ha creado Dios, y Dios te matará cuando quiera, cuando no le sirvas para nada acabará contigo.

Ahí habla del suicidio y hay un juego. En el caso de esta carta se juega un poco el mismo papel, el hecho de que el escritor tiene que ser víctima de sí mismo.

¿Cuál es su evaluación de esta Feria Internacional del Libro de Santo Domingo?

Público en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo 2024.

Hemos venido varias veces y estamos muy contentos, especialmente por las ventas y por la acogida del pueblo, de los lectores, de todos vosotros, que llegan a vernos a nuestro stand, a disfrutar de nuestros libros y, sobre todo, que nos damos cuenta de la gran capacidad de lectura que existe en la República Dominicana.

Es decir, los dominicanos yo creo que son personas con una sensibilidad lectora y, sobre todo, que le gustan los libros. Y para cualquier editor que se dedica al mundo del libro, saber que tiene receptores, saber que lo que está haciendo lo está haciendo bien, y saber que va a haber gente que quiere lo que estamos haciendo, para nosotros es la máxima satisfacción.

La Universidad de Salamanca tiene un vínculo muy estrecho con la República Dominicana.

¿La Universidad de Salamanca no contempla en su línea editorial publicar obras de escritores dominicanos?

Si, claro. Lo que pasa es que los tiempos nos agobian. La idea es empezar una colaboración editorial. Es decir, no solamente que vengamos a la Feria a vender nuestros libros, sino que empecemos a hacer libros en conjunto con la Editora Nacional vuestra, y de esa manera compartir nuestros espacios. A nosotros nos interesa publicar autores dominicanos en España, que se conozca también la escritura de los poetas, de los narradores, de los autores de teatro.

Sí queremos mantener ese vínculo, ese histórico, y lo que tenemos que hacer es conocernos cada vez más.

¿Eso aun es una idea, no un proyecto?

Mira, aquí hay una carpeta de mapas del estrecho de Magallanes. También hemos hecho otra carpeta, que es la cartografía de México, que por cierto ha ganado dos premios. Ha ganado un premio en España y acaba de ganar otro en México, y esta ha sido una coedición con la Universidad de Monterrey.

La idea es hacer algo parecido para el Caribe, es decir, un estudio sobre la evolución cartográfica del Caribe, donde lógicamente la República Dominicana es imperante. Esta también Cuba, esta Haití. Y ese tipo de obras ya está hablada. Ahora lo único que hay es concretar.