Colección azul de ilusiones, de la escritora, poeta y educadora Eleanor Grimaldi Silié, es un reflejo de la belleza e importancia que tiene la creación literaria para el ser humano, en especial para los niños.

En este libro, la autora ofrece tres historias diferentes y a la vez conectadas a través de la magia de la imaginación, donde la fantasía, la ilusión y poesía convergen en su estilo narrativo, caracterizado por su fluidez, naturalidad y conexión.

La primera de ellas nos cuenta de un mago de unos cien años, que no tenía familia. Con la ayuda de su mejor amiga, la cotorra, se mudó a “una nube muy azul". Allí levantó su casita, un jardín y le gustaba atrapar estrellas para convertirlas en seres vivos. Su fama alcanzó a muchos animales que pedían que cumpliera sus deseos de transformación, por lo que el mago se cansaba y a veces se escondía.

Hasta que un día, una lechuza pidió ser convertida en pelota de béisbol, pero el truco salió mal, y solo quedó hecha una estatua. Ya no podía ser lanzada, ni mucho menos volar. Esto hizo cambiar de parecer a la cotorra, que ya no quería ser más un árbol, sino quedarse como estaba y volar con sus coloridas plumas. Todo esto llevó al anciano mago a la reflexión, quien prefirió mudarse cerca de la playa, convertirse en un sembrador de frutas y verduras y así cuidar a todos a su alrededor.

La segunda historia, El baúl mágico, nos habla de Kaia, la mayor de tres hermanos, niña “de ojos grandes, pelo negro y temperamento activo”, quien tenía uno de estos muebles antiguos en su habitación. En su baúl, “Kaia guardada sus juguetes, otros objetos y un mar de ilusiones infantiles”. Este baúl tenía la particularidad de que podía hablar y reírse, solo con ella, y se había convertido en su confidente. A su vez, alojaba muchos secretos, ya que había pertenecido a muchos y variados dueños.

Un día, Kaia invitó a sus amigos y ellos comenzaron a comentar: “huele a fresa, huele a jazmín, huele a rosas, y huele a orquídeas”. Este baúl era más que un objeto para guardar cosas, era un refugio que se destapaba a la fantasía, al juego y a la alegría de ser niños.

La tercera y última historia, es un homenaje a las ciguapas. Titi era un niño “de alma candorosa y sonrisa espontánea”, que siempre llevaba sus bolsillos cargados de dulces y objetos pequeños. Él había escuchado que por allí aparecía una ciguapa de vez en cuando. En sus exploraciones por los caminos, intentando ver una, Titi aprendió dos cosas. Una, de su amigo el caracol. Este le enseñó que, con su concha o casa a cuestas, y aunque a veces la arena fina le quemaba o podían pisarlo, había decidido cantarle a la vida y hacerse más fuerte con los rayos del sol. La otra cosa que aprendió fue que, a través de sus sueños, podía ver cualquier cosa, incluso una ciguapa, con su pelo suelto y largo, “tan misteriosa como la noche”.

Eleanor Grimaldi Silié.

En sus historias, Eleanor Grimaldi muestra empatía y respeto por el joven lector. Hace honor a su imaginación usando la creación literaria, alternando entre la realidad y la fantasía, lo cotidiano y lo extraordinario. Nos invita a creer, a soñar, a ver la vida con los ojos de un niño, donde lo imposible se hace posible.

Partiendo de una naturaleza caracterizada por la ilusión, y usando las imágenes como la magia, las nubes, el baúl y los sueños, convierte sus relatos en tesoros que conectan y abren las posibilidades a infinidad de relatos.

Con sus creaciones, Eleanor Grimaldi Silié nos demuestra que las historias esperan, como la ciguapa de su cuento, para ser descubiertas, despertadas y contadas una y otra vez.

 

Colección azul de ilusiones

Grimaldi Silié, Eleanor. Editora Búho. Santo Domingo. 2022.

Ilustraciones por Rafo Castillo