Aspectos poéticos en 'Una mirada a la poesía de Mateo Morrison ', de José Enrique García

A veces, al hacernos la pregunta, ¿quiénes somos?, la respondemos con el solo hecho de cuestionarla. Y es que con éste trabajo, “Una mirada a la poesía de Mateo Morrison”, Fundación para la Educación y el Desarrollo; Fundación Espacios Culturales, impreso en Editora Búho,  2023, que el reciente Premio Internacional de Literatura Pedro Henríquez Ureña 2025, José Enrique García (Santiago de los Caballeros, 1948), se responde así mismo: Soy poeta.

Y es que el doctor García, desdibuja su prosa, rediseña los grandes pilotes de su texto y los convierte en majestuosos arcos poéticos. El destacado crítico y ensayista, define al poeta, al creador, con una prosa cantable,  como un violonchelo  entonando  octavas imposibles:

"Cada escritor es un ritmo, un pulso. Como es un pulso un ritmo época, pero dentro de ese ritmo y pulso, residen los ritmos propios de cada autor […] Morrison tiene el suyo, y muy propio. Y ese ritmo está conectado con el foco central de época y que, como miembro de ella, lo asume con legitimidad". (Páginas XLII y XL)

Su mirada insurrecta, recompone lo establecido. El maestro parece viajar en línea recta, como la luz, sigue al vacío e ilumina, sin embargo, todo lo que toca:

"[…]Sencillamente, todo acto literario corresponde a un acto de alta expresión poética, que se inicia con la concepción imaginaria misma, que se traslada y fija en algo material concreto: suelo, papiro, madera, barro, hierro, mármol, concretos resultados que encierran asombro, sorpresa, belleza".(Pág.VI)

Miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, este ilustre intelectual, domina las bestias del alfabeto. Disfruta del lenguaje que asombra, que nombra, la aritmética gramatical de los versos:

"Todo escrito poético, del género que sea, responde, en su estructura general y única, a estos testamentos o componentes: el armazón lingüístico, constituido por los fónico-fonológico, lo sintáctico, el armazón semántico con sus ramificaciones en el amplio ámbito de los sentidos, el armazón de recursos estructurales y retóricos, el ámbito de los simbólico que se desgasta interpretaciones de realidad. Y hay otro: el ámbito donde habita el misterio, que no responde a lo esotérico pues tema en sí mismo. Sobre esos componentes debe descansar el análisis textual para dar cuenta o razón a las razones expresivas implicadas o constituidas como sustancias del escrito". (Pág. X)

El autor de "El fabulador", al describir cualquier anécdota vivida,  lo hace de una forma sencilla, coloquial,   pero magistralmente hermosa:

"[…] Y la vida continuó siendo ella, vida, y él continuó ajetreado con la vida, siempre con la poesía como centro de esa vida, como en  nosotros, acontece. Y ni las curvas, ni los meandros, ni las torceduras del camino alejaron del corazón ese gesto de Mateo Morrison hacia mí". (Pág.VI)

Lo poético invade la crítica. El ensayo sucumbe ante la poesía. Don José, lleva su arma de reglamento en cada párrafo que escribe, esta arma es el poema:

"El poema es lo que dicen y en ese decir se asienta la razón de ser poesía. El poema dice lo que posee, lo que el tejido expresivo expresa en su intimidad". (Pág. XVI)

Su sentido infalible, para conceptualizar ideas, tesis, postulados, hacen de nuestro  filólogo, una de las plumas más consultadas del país y de gran parte del mundo hispanohablante. Dice de su gran amigo y compañero de generación, don Mateo:

"[…] Y él, como parte de la época, se fue apoderando de los recursos retóricos los procedimientos estructurales propios de la tradición, desde la versificación sometida a medida, hasta el verso totalmente libre y la prosa, vivos están dentro de su universo, de la travesía que implica crear algo nuevo que anche lo ya serenado, intrínseco del mito".(Pág. XXXIX)

Su canto, como el vaivén de la olas, sumerge y emerge las palabras dentro de una versificación impecable. El uso de las figuras literarias, está ahí, aunque parece no hacerlo; al abordar las temáticas sobre la cual escribe el poeta Morrison,  nos dice:

"[…] el poema es el desarrollo justo de un puño de pormenores que se desencadena desde los pies a la cabeza en un andar común, ordinario por las calles de todos los días en la ciudad de siempre. Con una enumeración de actos que enhebran, construye una imagen que, reunificando los mínimos, arma lo trágico del vivir. Ahora sobre este aspecto, la conjunción de motivos diversos que se reúnen en un punto guardado la singularidad de cada uno de ellos, sobre ese asiento, nos sorprende la presencia de un asunto de carácter esotérico, evidenciando la existencia de otro rasgo temático en su poesía". (Pág. XXXIV)

Y lo antecede con la afirmación y análisis siguiente:

“En Morrison, además de los asuntos temáticos que se constituyen en vértebras, en columnas centrales de su obra poética, también conviven con ellos otros asuntos que tienen que bien propios son de la vida en sus tres vertientes temporales primigenias: pasado, presente, futuro; la temporalidad en la que la carne, el corazón, respira y se concreta en acciones, desde luego, sostenido por un soplo que permea la carne y que prevalece después de hacerse cuerpo y tiempo". (Pág. XXXIII)

La estructura de su poética, avanza entre, las metáforas y símiles, hasta la personificación,  pero sin caer en un remolino de figuras retóricas, que no le permita salir del expresar lo más sencillo posible sus pensamientos y opiniones:

“[…] Y en esos hilillos que ramifican en el tejido y quedan presencia esos asuntos que se alojan en rincones de la memoria en el ser íntimo mismo: son huellas de lecturas y sueños, de aspiraciones, igualmente […]". (Pág. XXIV)

Nuestro catedrático que ha recibido el Premio Nacional de Poesía, el Premio Nacional de Novela, el Premio Nacional de Cuentos, el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, entre otros importantes galardones, avista,  desde su alta erudición, la utilización de las más simples expresiones de lo cotidiano, pero haciéndose dueño del alma poética de las cosas:

"En ese sentido, refiriéndose a Morrison, hay dos razones a la que nuestro poeta se arrima, primero, las grandes obras escritas en el fluir de la historia de la humanidad, su lenguaje procede de ese hablar ordinario, de cada día, del instante, léxico con el que la persona se entiende, con el que hace la vida. ¿Quién requiere ir a buscar significado para entender lo que en ella se dice, se sugiere…? Segunda, como indica la tradición, la expresividad se produce en la línea, en la relación sintáctica que se conforma al poner una palabra después de la otra generando y fundando lo poético. Y no es el decir, simple, llano, más bien, las insinuaciones necesarias". (Pág. XIX)

Esta es la mirada a la mirada poética que José Enrique García  dedica al gran poeta Mateo Morrison. A nosotros solo nos queda mirar y admirar sus obras. "¡Oh poetas, mis poetas!".