Exarzobispo Carlo Maria Viganò, cardenal Raymond Leo Burke y exobispo Joseph E. Strickland

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El exarzobispo Carlo Maria Viganò, el cardenal retirado Raymond Leo Burke y el exobispo Joseph E. Strickland fueron de los mayores opositores a Francisco dentro de la Iglesia.

"Rezo para que no haya cismas, pero no tengo miedo".

Era septiembre de 2019 y el papa Francisco respondía ante periodistas una pregunta sobre las crecientes tensiones con la Iglesia católica estadounidense.

Los problemas empezaron desde el propio día de la elección de Jorge Bergoglio como sumo pontífice. El Vaticano venía de dos papados conservadores ―el de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI―, por lo que la llegada del primer latinoamericano y primer jesuita suponía un cambio radical de paradigma.

En la comunidad católica estadounidense había un sector conservador que no estaba de acuerdo con ese viraje.

"El punto focal de la oposición al papa Francisco estuvo en Estados Unidos", le dice a BBC Mundo David Gibson, director del Centro sobre Religión y Cultura de la Universidad Fordham en Nueva York.

"No fueron solamente obispos y sacerdotes. También laicos, organizaciones como el Instituto Napa o [el canal] EWTN, una especie de red de derecha, de mucho dinero y grandes medios. Fueron los laicos los que financiaron y promovieron la oposición al Papa", agrega.

Francisco lo sabía. "En EE.UU. la cosa no es fácil: hay una actitud reaccionaria muy fuerte, organizada", llegó a decir.

Dicha actitud no cambió con la noticia este lunes de su muerte. Por ejemplo, el artículo más destacado del día en la revista religiosa estadounidense First Things no fue un obituario, sino una columna de opinión afirmando que "en muchos sentidos, el pontificado de Francisco fue inadecuado para los verdaderos problemas que enfrentaba la Iglesia".

El texto, que describe la personalidad del pontífice como "temperamental y autocrática", es de Charles Chaput, ex arzobispo de Filadelfia y uno de los críticos más feroces del Papa argentino dentro de la Iglesia estadounidense.

Francisco sustituyó a Chaput por un arzobispo más liberal (y latino) en cuanto el prominente conservador cumplió el límite de 75 años.

Y no fue el único que planteó un enfrentamiento abierto con el Papa y perdió.

Dentro de la curia, otros tres de sus principales opositores fueron un nuncio apostólico, un obispo y un cardenal. A lo largo de los 12 años de papado de Francisco, uno acabaría siendo excomulgado, otro destituido y el tercero perdería todos los privilegios materiales que le otorgaba el Vaticano.

"Marxismo puro"

Tanto en lo personal como en lo ideológico, Francisco rechazaba los lujos.

Por ejemplo, en vez de mudarse al Palacio Apostólico del Vaticano (que incluye a la Capilla Sixtina), eligió la residencia de Santa Marta, donde vivía en un pequeño apartamento.

Su primera exhortación apostólica, titulada Evangelii gaudium ("La alegría de los evangelios"), fue justamente un llamado a los católicos a rechazar el consumismo y las grandes acumulaciones de riqueza, para volver a mirar hacia los pobres.

Las críticas más fuertes al texto llegaron del sector de los medios conservadores de EE.UU.

El influyente comentarista político conservador Rush Limbaugh dijo entonces que el Evangelii gaudium era "marxismo puro saliendo de la boca del Papa".

"El Papa ha ido más allá del catolicismo aquí y esto es pura política", afirmó.

El popular comentarista conservador Rush Limbaugh junto a Donald Trump en 2018.

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El fallecido comentarista conservador Rush Limbaugh, que se ve en esta foto junto a Donald Trump en 2018, fue uno de los primeros en criticar abiertamente a Francisco en EE.UU.

En EE.UU., el 20% de los adultos se considera católico y, dentro de este grupo, los blancos no latinos representan el 54%, según encuestas del Pew Research Center realizadas entre 2023 y 2024.

Gibson explica: "El liderazgo de la Iglesia en EE.UU. todavía está dominado por obispos y sacerdotes descendientes de inmigrantes blancos europeos. Y son crecientemente conservadores. Para ellos, Francisco fue un verdadero shock".

"Ese liderazgo blanco europeo ha alcanzado el sueño americano. Fueron clase media, después clase media alta y luego adinerados", agrega, señalando que por ello no comparten el foco en la pobreza.

Los cuestionamientos al Papa en EE.UU. por su visión del capitalismo se agudizaron previo a su visita al país en 2015, en un viaje que también lo llevó a Cuba.

Meses antes, el sumo pontífice había declarado que "el dinero es el estiércol del diablo", y había llamado a "combatir esta cultura del descarte, cultivada por los poderes que manejan las políticas económico-financieras del mundo globalizado".

Por entonces Stephen Moore, economista jefe del centro de estudios conservador Heritage Foundation, con sede en Washington, le decía a la BBC: "Hay mucho escepticismo entre los católicos (estadounidenses)".

"Creo que este es un Papa con claras inclinaciones marxistas. Es indudable que muestra un escepticismo muy manifiesto sobre el capitalismo y la libre empresa, y (…) eso me parece muy preocupante", agregaba Moore, también católico.

El papa Francisco junto al expresidente de Cuba Raúl Castro en la visita que el pontífice hizo a la isla en 2015.

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El papa Francisco junto a Raúl Castro, entonces presidente de Cuba, en la visita que el pontífice hizo a la isla en 2015.

Si bien el Papa negaba ser marxista, el periodista especializado en la Iglesia católica Austen Ivereigh, quien escribió varios libros sobre Francisco, indicó que de joven Bergoglio había sido profundamente influido por las ideas peronistas ―provenientes del expresidente argentino Juan Domingo Perón―, entre las que se incluye la justicia social.

Al llegar a Cuba, Francisco dio una conferencia de prensa en la que aseguró: "No he dicho nada que no esté en la doctrina social de la Iglesia (…). Tal vez una explicación ha dado la impresión de ser un poco más 'izquierdosa', pero sería un error [tomarlo así]".

Los que construyen muros

En EE.UU. el republicano Donald Trump llegó a la presidencia en 2016 con una campaña que se centró en construir un muro en la frontera con México, y en 2025 volvió a ser electo prometiendo la deportación masiva más grande de la historia del país.

Francisco, en cambio, era un defensor de los migrantes.

No en vano el primer viaje de su pontificado fue a Lampedusa, la isla en el Mediterráneo convertida en un símbolo de las migraciones.

Este febrero, por ejemplo, Francisco envió una carta a los obispos de EE.UU. asegurando que "el acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad e indefensa".

El director de la mencionada Heritage Foundation, Kevin Roberts, calificó el mensaje como un "ataque velado" contra los católicos partidarios de Trump.

No era la primera vez.

Celebración de un funeral dentro de una iglesia católica en Boston en 2024.

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El 20% de los adultos estadounidenses se identifican como católicos, según el Pew Research Center.

Durante la primera campaña presidencial de Trump, el Papa había dicho sin mencionar al entonces candidato: "Una persona que solo piensa en construir muros (…) y no en construir puentes no es cristiano".

En respuesta, Trump ―que se identifica como presbiteriano― sostuvo: "Que un líder religioso cuestione la fe de una persona es vergonzoso".

Quien tampoco estuvo de acuerdo fue el cardenal retirado estadounidense Raymond Leo Burke, un ultraconservador que para muchos analistas fue el mayor crítico de Francisco.

Burke apoyó a Trump durante dicha campaña presidencial diciendo que "defendería los valores de la Iglesia".

Además, fue presidente del consejo asesor del Instituto Dignitatis Humanae, una organización católica de derecha, y tenía estrechos lazos con el ahora exasesor de Trump Steve Bannon.

De hecho, fue Burke quien invitó a Bannon a dar una conferencia en el Vaticano donde este habló de su visión del mundo actual como una batalla entre la civilización occidental y el "Islam radical".

Durante el primer periodo de gobierno de Trump, Burke también declaró que limitar la inmigración musulmana era una decisión "responsable" y "patriótica".

Francisco, por el contrario, promulgó el diálogo interreligioso, lo cual incluyó varios encuentros históricos con líderes del Islam, y aseguró en varias oportunidades que no es correcto vincular a la religión musulmana con la violencia de un pequeño número de fundamentalistas.

Para Gibson, "los católicos estadounidenses y los cristianos estadounidenses han puesto la ideología, la política partidaria, por delante de su fe".

"¿Eres acogedor? ¿Eres inclusivo? ¿Eres de no juzgar? Eso era el papa Francisco. Y la Iglesia estadounidense tiende a ser exclusiva y prejuiciosa", considera el experto.

"La agenda homosexual"

El papado de Francisco optó por un cambio de enfoque sobre la homosexualidad.

Por ejemplo, dijo que la Iglesia católica debería disculparse con los gays por la forma en que los había tratado: "El catecismo dice que no deben ser discriminados. Deben ser respetados, acompañados pastoralmente".

Cardenal Raymond Leo Burke

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Burke participó en movimientos católicos ultraconservadores que disputan abiertamente la dirección establecida por el Papa.

De nuevo, Burke se opuso públicamente.

Junto con otro cardenal firmó una carta abierta donde instaban a poner fin a lo que llamaban "la plaga de la agenda homosexual" y lo vincularon a los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes a niños en EE.UU.

También afirmaron que la Iglesia culpaba erróneamente al abuso de poder del clero como la principal causa de los escándalos.

Los abusos dentro de la Iglesia y sus encubrimientos fueron una sombra a lo largo de todo el papado de Francisco: desde muchos sectores y regiones se le reclamó que no hizo lo suficiente.

Uno de los reproches más duros sobre este tema llegó del italiano Carlo Maria Viganò, cuyo último puesto antes de retirarse fue el de nuncio apostólico (embajador) en Washington.

Viganò escribió una carta que fue noticia a nivel global donde acusaba a Francisco de encubrir abusos sexuales dentro de la Iglesia estadounidense —lo cual el Vaticano negó— y pedía la renuncia del Papa. Incluso llegó a desconocer su autoridad.

Tal es así que el año pasado fue excomulgado tras ser declarado culpable de cisma, lo que significa que se ha separado de la Iglesia católica.

"Mientras que para el creyente católico la Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica, para Bergoglio la Iglesia es conciliar, ecuménica, sinodal, inclusiva, inmigracionista, ecosostenible y amigable con los gays", escribió tras ser excomulgado.

Los "verdaderos cismáticos"

Si bien Francisco tuvo posturas más progresistas como ser el primer Papa que aceptó que tomen la comunión los católicos divorciados y vueltos a casar, también mantuvo posturas conservadoras.

Un ejemplo fue el aborto, tema con el cual se mostró intransigente.

Papa Francisco

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"En EE.UU. la situación no es fácil", dijo el Papa, quien también supo bromear con que era "un honor" ser criticado por los estadounidenses.

Lo que no creía era que el aborto debía ser la máxima preocupación de la Iglesia, algo que sí lleva años en el centro de la agenda católica estadounidense.

"Nuestra defensa de los inocentes no nacidos, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada", escribió Francisco. "Sin embargo, son igualmente sagradas las vidas de los pobres, los ya nacidos, los desamparados, los abandonados…", agregó.

En entrevista con el canal de televisión católico EWTN Burke dijo: "[Francisco] piensa que nosotros hablamos demasiado sobre el aborto, demasiado sobre la integridad del matrimonio entre un hombre y una mujer. Pero nunca podremos hablar lo suficiente sobre eso".

En este aspecto, otra de las figuras que se opuso públicamente al Papa fue el entonces obispo de la diócesis de Tyler (Texas), Joseph Strickland.

Strickland había lanzado una serie de ataques contra los intentos de Francisco de actualizar la posición de la Iglesia en temas sociales y de inclusión, entre ellos el aborto, los derechos de las personas transgénero y las parejas del mismo sexo.

En una carta sugirió que los intentos por realizar "cambios de aquello que no se puede cambiar" provocarían un quiebre en la Iglesia. Son ellos, opinó, "los verdaderos cismáticos".

Sin misericordia con las élites

"Alguien tiene que decirlo públicamente: el Santo Padre no comprende a la Iglesia católica en EE.UU. y le está haciendo un gran daño", aseguró Jayd Henricks, exdirector ejecutivo de relaciones gubernamentales de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU., en First Things.

La incomprensión era mutua. Francisco incluso llegó a bromear con que era "un honor" ser criticado por los católicos conservadores de EE.UU.

El papa Francisco junto al obispo Joseph Strickland en el Vaticano en 2020.

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El papa Francisco junto al obispo Joseph Strickland en el Vaticano en 2020.

En su opinión, existía "una evolución correcta en la comprensión de las cuestiones de fe y moral", pero la Iglesia estadounidense mostraba un "atraso" con su aplicación estricta de las doctrinas e ideas tradicionales.

Hace siglos, ejemplificaba, algunos pontífices fueron tolerantes con la esclavitud. La Iglesia, creía, cambió y seguirá cambiando.

Si bien el Papa invitaba a sus críticos a darse cuenta de que era "inútil" mirar hacia atrás, también tomó medidas concretas para asegurarse de que así fuera.

Por ejemplo, en febrero de 2025, a pocos días de la toma de posesión de Trump, designó como arzobispo de Washington a Robert McElroy, un sacerdote abierto a la comunidad LGBT y a los inmigrantes, cercano al expresidente Joe Biden.

Otro resonado caso fue la destitución de Strickland en 2023, medida que tres semanas después fue seguida por el desalojo de Burke de su lujosa residencia en el Vaticano y la revocación de su elevado salario.

Strickland se había negado a renunciar tras una investigación del Vaticano que lo halló culpable de irregularidades financieras en su diócesis.

"Strickland no solo estaba gobernando mal su diócesis, sino que también pasaba una cantidad excesiva de tiempo en internet pidiendo a los fieles que desoyeran al Papa", le dijo a BBC Mundo en aquel momento la teóloga y abogada canónica estadounidense Dawn Goldstein, especializada en la Iglesia católica.

Sobre Burke, Goldstein explicó: "Fue castigado después de 10 años acosando a Francisco y tratando de situarse como una autoridad moral superior al Papa".

Gibson, por su parte, dijo entonces en una entrevista con el medio PBS que el "sello distintivo" del Papa era "ayudar a los pobres, a las personas sin hogar, a los inmigrantes y a los refugiados; por eso se le considera una figura muy misericordiosa".

Con quienes no fue "tan misericordioso", agregó, fue "con las élites de la Iglesia, esos poderosos que ostentan todos los privilegios y ventajas".

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