Sala de Constantino, una de las cuatro Estancias de Rafael, Palacio Vaticano, Roma. Fresco. 1508/9-1520.

Getty Images
Fresco de la Sala de Constantino, en el Palacio Vaticano, mostrando la Donación de Constantino, uno de los documentos falsos más famosos.

"Cuéntame una mentira", le pedí a Earle Havens apenas empezamos nuestra conversación.

Se incomodó, y no porque se sintiera insultado. Después de todo, él es un eminente experto en falacias.

No sólo dicta cátedra sobre el tema en la Universidad John Hopkins de Estados Unidos, sino que además, como conservador de libros y manuscritos raros del Centro Stern para la Historia del Libro de la universidad, supervisa la Bibliotheca Fictiva de Falsificaciones Literarias e Históricas.

La biblioteca es una extensa, excéntrica y excepcional colección de engaños, falsificaciones y fraudes escritos que han acompañado nuestra historia cultural, desde relatos embusteros de viajes de la Antigua Grecia hasta de extraterrestres mayas inventados en los años 60.

Así que la razón de la incomodidad de Havens no se debía a que le pidiera que me dijera mentiras, sino a que le pidiera solo una: "¡Es como preguntarme cuál es mi hijo favorito!".

Pero, claro, no era solo una, era una para empezar.

¿Qué tal la de los testigos oculares de la caída de Troya?

"Ah, sí, esa es muy antigua, de Dictis Cretense y Dares Frigio".

Dictis, supuestamente, acompañó a Idomeneo, rey de Creta y uno de los pretendientes de la hermosa Helena, a la guerra de Troya y, también supuestamente, escribió un relato de los acontecimientos.

Dares, por su lado, era un sacerdote troyano de Hefesto que aparece en "La Ilíada" de Homero, y el supuesto autor de un relato perdido testimonial del legendario conflicto.

Convenientemente, la narración de Dictis era favorable a los griegos y la de Dares, a los troyanos y, aunque "las falsificaciones nunca aguantan la prueba del tiempo", estas fueron fuentes muy influyentes para las interpretaciones de la historia de Troya hasta el Renacimiento.

Portada y primera página de Historia belli Troiana.

Bibliotheca Fictiva
Portada y primera página de Historia belli Troiana, aparentemente la primera edición conjunta de los supuestos relatos de testigos oculares de la caída de Troya, demostrablemente no anteriores al siglo IV o V d.C.

"El problema era que por mucho tiempo todo lo que se sabía sobre la batalla con Troya era lo que contaba Homero, y la gente quería saber más sobre cómo fue y qué les pasó a esas personas que de repente desaparecían del poema.

"Hubo cosas que Homero omitió. Entonces, existe este deseo, este impulso humano de llenar las lagunas".

Eso es algo, añade Havens, que se hizo también para rellenar vacíos dejados en la Biblia, "en particular con el Nuevo Testamento".

Cosas que la Biblia no decía

Una de las cosas que el Nuevo Testamento no cuenta es cómo era Jesucristo físicamente.

"En el Medioevo decidieron remediarlo creando una carta falsa de un cónsul romano, gobernador de Judea, Publio Léntulo, al Senado de Roma, describiendo a Jesús".

«Es de estatura alta, mas sin exceso; gallardo; (…) sus cabellos son de color de avellana madura y lasos, o sea lisos, casi hasta las orejas, pero desde estas un poco rizados, (…) y sueltos partidos en medio de la cabeza, según la costumbre de los nazarenos.

«La frente es llana y muy serena, sin la menor arruga en la cara, agraciada por un agradable sonrosado. En su nariz y boca no hay imperfección alguna.

«Tiene la barba poblada, mas no larga, (…) los ojos grises…».

"De esa descripción en una falsificación medieval provienen incontables representaciones de Jesús, y hay más de 250 manuscritos medievales y renacentistas que poseen copias manuscritas de esa carta", subraya Havens.

Otra de esas lagunas tiene que ver con el día de descanso, comenta el experto.

"¿Cómo se explica que cuando los apóstoles, que eran judíos, se convirtieron al cristianismo, de repente el día de descanso no era el sábado sino el domingo?

"Pues con una carta que Jesús decidió enviar desde el cielo… ¡brillante!".

Página con texto de la carta celestial e imágen de Jesucristo

Bibliotheca Fictiva
Una copia de la carta celestial, «escrita por Nuestro Bendito Señor y Salvador Jesucristo (…) Transmitida desde la Ciudad Santa por un judío converso» y «firmada por el Ángel Gabriel».

"La puso debajo de una roca con una pequeña inscripción que esencialmente decía: Levántame.

"Todos los que pasaban junto a esta roca en Tierra Santa trataban de levantarla en vano, hasta que un niño libre de pecado lo logró".

La celestial carta claramente dice: «Debes terminar tu faena todos los sábados en la tarde, a las 6 en punto, hora en la que las preparaciones para el día de descanso».

"Es además la primera carta en cadena que conozco en la historia del mundo, pues dice que quien la reproduzca será bendecido y libre de tormentas y enfermedades, pero quien la destruya será condenado y atormentado por demonios".

Entusiasmado, Havens ya nos había contado tres de los miles de ejemplos que guarda en su memoria.

"Me encanta hablar de este tema, porque puedo hablar de algo que sucedió hace 3.000 años o hace 400 años, y puedo hablar de algo que sucedió ayer".

Con la Bibliotheca Fictiva, "confirmamos que nos hemos estado marinando en falsedades desde el origen de la cultura. Esto no es solo un resultado distópico de la tecnología".

La Universidad John Hopkins adquirió la colección en 2011 y, en esa época, "el término 'noticias falsas' ni siquiera eran conocido, y tuve que explicarle al decano de las bibliotecas por qué necesitábamos gastar una enorme cantidad de dinero en un montón de cosas falsas".

Los porqués

Convencer a la universidad de invertir en varios cientos de manuscritos, cartas, poemas, iluminaciones, documentos, anotaciones que afirmaban ser lo que no eran fue un desafío.

"Lo principal que dije, y lo mantengo hoy, fue que somos una institución de investigación que busca la verdad, y la mejor manera de entender lo que es, no es solo mirando cosas que son absolutamente reales, sino también entendiendo aquellas que no lo son: cómo se les ocurren a las personas, cómo esas ideas se absorben dentro de la cultura, cómo pueden incluso dar forma a nuestras ideas, nuestras expectativas, generar prejuicios y guiarnos en nuestras vidas.

"También señalé que todos tenemos nuestros prejuicios; nadie es completamente objetivo. Entonces, ¿por qué no tener una colección de investigación que nos enseñe sobre todo eso y con la cual podamos enseñar?".

Una muy adornada imagen de personajes medievales y flores

Bibliotheca Fictiva/Jstor
La Sibila Tiburtina y el emperador Augusto en una de las obras del "falsificador español", quien en el siglo XIX pintaba sobre hojas de vitela o pergamino de libros medievales auténticos.

Los dueños de la peculiar biblioteca eran Arthur y Janet Freeman, quienes habían estado coleccionando fascinantes mentiras desde 1961, cuando Arthur estudiaba teatro isabelino y se topó con John Payne Collier, un escritor e investigador del siglo XIX.

Collier fue una combinación venenosa de dos cosas: un respetado erudito y editor de William Shakespeare y un prolífico y descarado falsificador literario.

Desde entonces, y durante 50 años, los Freeman se dedicaron a sumar engaños a su colección, pero llegó el momento en el que quisieron perteneciera a una biblioteca de investigación.

Para entonces, ya tenían joyas como poesía supuestamente escrita por Martín Lutero, quien no se distinguió precisamente por ser poeta, e informes de la Papisa Juana, una mujer muy culta del siglo IX que, disfrazada de hombre, fue elegida Papa, solo para ser descubierta cuando dio a luz repentinamente en medio de una procesión en Roma.

Ese mito solo fue desacreditado firmemente en el siglo XVII.

Entre las falsificaciones, resalta Havens, "el documento más famoso es probablemente la Donación de Constantino, en el que el emperador Constantino (285-337 d.C.) le donaba vastos territorios del Imperio Romano al papa Silvestre I".

"En el Palacio Vaticano se conserva un fresco que la representa como un hecho real".

El documento "se utilizó para justificar las guerras en las que César Borgia y otros intentaron apoderarse de partes de la Romaña en Italia, y para engrandecer la riqueza y el poder del Papa".

Sin embargo, no había sido creado en el siglo III sino en el VIII.

Eso no se demostró hasta que, en el siglo XV, "un brillante erudito llamado Lorenzo Valla desacreditó totalmente el texto por muchos motivos, pero sobre todo porque utilizaba palabras que no existían en la época en que afirmaba haber sido escrito".

Y ahí, algo por destacar: la biblioteca no sólo guarda falsedades, sino también los escritos de quienes las revelaron como tales.

Ese fue otro de los argumentos de los que se valió Havens para convencer a la universidad: "Le dije al decano que podíamos aprender mucho de cómo la gente demolió cosas falsas".

¿Qué ha aprendido?

El método mentiroso

Para Havens, la Bibliotheca Fictiva es "un registro de una erudición fabulosa": no solo quienes refutaron las mentiras, sino también muchos de los falsificadores eran personas "inteligentes, creativas y hasta ingeniosas".

Panfleto con anotaciones y la firma.

Bibliotheca Fictiva
Un ejemplar de 1610 de un panfleto anticatólico sobre una supuesta conspiración jesuita contra el rey Jacobo I, en la que William Henry Ireland, un falsificador de documentos y obras de William Shakespeare, hizo unas anotaciones "firmadas" por el famoso bardo.

"A medida que estudias esta colección ves que ciertos aspectos se repiten, como si los mentirosos aprendieran de los otros.

"Uno, por ejemplo, es la economía.

"Si vas a crear una mentira, lo primero es generar interés, e inspirar una suspensión voluntaria de la incredulidad por parte del lector. No es necesario que crea que es verdad, sólo necesitas hacerlo creer que es posible, ni siquiera probable, solo posible.

"Y no debes darles demasiada información, porque si accidentalmente les das demasiado, te puedes ahorcar con tu propia soga.

"Otro truco es encontrar otra voz u otra figura que dé fe de tu aseveración, y los incluyes en tu obra falsa.

"Así, vas notando patrones, y también distintas categorías de falacias y noticias falsas", señala el experto.

Una de esas categorías es la que Havens llama "mitología patriótica".

"Hemos visto un poco de eso en todo el mundo y a lo largo de la historia".

Un ejemplo ocurrió en el Renacimiento, cuando los italianos eran los reyes pero, con el resurgimiento de la cultura grecorromana, había algo que les incomodaba: el haber llegado mucho después que los griegos.

"Existía la idea de que la cultura más antigua era la más sofisticada, influyente y con más autoridad".

El fraile dominico Giovanni Nanni, alias Annius de Viterbo (1437-1502), "decidió 'descubrir' una serie de textos antiguos" que corregían la historia.

Sus fraudes fueron numerosos, variados y, en algunos casos, sumamente elaborados, señala la Universidad de Oxford.

En una ocasión, organizó una excavación arqueológica en la que desenterró, para asombro de los presentes, una fantástica colección de estatuas mitológicas, cada pieza colocada con esmero para lograr un efecto dramático.

Todo para "demostrar que los italianos poseían el linaje más antiguo, y no los griegos mentirosos, que se creían inventores de todo", cuenta Havens.

Páginas de la saga.

Bibliotheca Fictiva
No sólo los italianos: esta saga medieval apócrifa narra la historia inventada de Hjálmar y Hramer, creada por Lucas Halpap y usada por el pseudohistoriador Carl Lund para conectar a los suecos con los antiguos griegos.

Su obra más importante, el Antiquitatum variarum, publicada por primera vez en 1498, y con gran éxito editorial en los siglos XVI y XVII, contiene lo que afirmó eran textos de autores griegos y latinos… ninguno auténtico.

No obstante, la obra "tuvo una enorme influencia en el pensamiento de los europeos entre 1498 y aproximadamente 1750" (Walter Stephens, 1979), y "pervirtió las primeras historias de todos los países de Europa" (Anthony Grafton, 1990).

De claro a oscuro

Desde que John Hopkins adquirió la Bibliotheca Fictiva, "con casi 2.000 objetos, hemos hecho cientos de incorporaciones adicionales, tornándola en una 'biblioteca viva’", cuenta Havens.

Hay desde mentiras blancas, como la de una novela que quizás conozcas, cuyo título completo es:

"La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, quien vivió veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada en las costas de América, cerca de la desembocadura del gran río Orinoco; habiendo sido arrastrado a la orilla tras un naufragio, en el cual todos los hombres murieron menos él. Con una explicación de cómo al final fue insólitamente liberado por piratas. Escrito por él mismo".

Esas 4 últimas palabras dispararon un debate sobre si la obra debería formar parte de la biblioteca, pues es obra del escritor Daniel Defoe.

Para Havens, "no fue más que una afectación literaria".

Con las historias del barón Munchausen, en contraste, no hubo discusión, pues están basadas en una persona real, y sus ridículas aventuras se presentaron como si fueran autobiográficas en lugar de una obra de ficción de Rudolph Erich Raspe.

Pero seguimos en los tonos de blanco, y cuando se trata de mentiras hay toda una gama de grises, hasta llegar a algunas peligrosamente oscuras.

"Hay algunos engaños muy perniciosos.

"Probablemente el más difícil de tratar es los Protocolos de los Sabios de Sión, esencialmente un documento de teoría de la conspiración profundamente antisemita que afirmaba que los judíos estaban tratando de apoderarse del mundo.

"Fue utilizado por los nazis para justificar el genocidio, y sigue siendo muy relevante hoy en día.

"Ese es un ejemplo de un engaño horrible, realmente maligno en todos los sentidos".

Desde que Johns Hopkins adquirió la colección, Havens y otros profesores han utilizando sus miles de ejemplos para enseñarle a los estudiantes sobre alfabetización mediática y desinformación.

Ayudan a aprender a detectar pistas y a ser más escéptico y más crítico con todo lo que se te atraviesa, así venga de una fuente aparentemente confiable.

Muestran que más allá de preguntarte si un mensaje es cierto, también vale la pena reflexionar sobre por qué llegó a tus redes sociales, qué quiere incentivar, explotar, reforzar en ti, a quién le conviene que consumas esa información.

"Recientemente publicamos un catálogo a través de Quaritch en Londres y, además, todos los títulos están disponibles en línea, así que esta es posiblemente la colección más documentada y accesible del mundo".

"Es absolutamente relevante".

línea

BBC

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.

Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.

También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro canal de WhatsApp.

Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.

BBC News Mundo

La British Broadcasting Corporation (Corporación Británica de Radiodifusión) es el servicio público de radio, televisión e internet de Reino Unido, con más de nueve décadas de trayectoria. Es independiente de controles comerciales y/o políticos y opera bajo un estatuto real que garantiza dicha independencia. La BBC cuenta con una red de más de 250 corresponsales en territorio británico y más de 100 ciudades capitales de todo el mundo.

Ver más