
En un día abrasador en el Medio Oeste estadounidense, Tim Maxwell expresa sus temores sobre el futuro de la agricultura.
Este hombre de 65 años trabaja en el campo desde su adolescencia. Ahora es dueño de una granja de cereales y cerdos cerca de Moscow, Iowa, pero no está seguro del futuro.
"Estoy un poco preocupado", dice Maxwell, quien lleva una gorra de béisbol con el logotipo de una empresa maicera.
Le preocupa que los agricultores estadounidenses no puedan vender sus cosechas a los mercados internacionales como en años anteriores, en parte debido a las consecuencias de los aranceles del presidente Trump.
"Nuestras cosechas, cultivos y clima son bastante buenos, pero el interés en nuestros mercados ahora mismo es bajo", señala. "Esto va a generar presión en algunos agricultores".
Otros también comparten sus temores.
Grupos agrícolas estadounidenses advierten que los productores enfrentan dificultades este año, principalmente debido a las tensiones económicas con China.
Desde abril, ambos países se encuentran enfrascados en una guerra comercial, lo que ha provocado una fuerte caída en la demanda china por cultivos estadounidenses.
Como resultado, los agricultores del país norteamericano se ven perjudicados, afirman economistas.
El número de pequeñas empresas que se declaran en quiebra alcanza su máximo en cinco años, según datos recopilados por Bloomberg en julio.
Con todas estas dificultades económicas, las zonas rurales podrían haberse posicionado en contra de Trump. Pero eso no parece estar sucediendo.
Las áreas rurales fueron parte de los bloques de votantes más leales al presidente en las elecciones del año pasado, cuando ganó el voto del grupo por 40 puntos porcentuales sobre Kamala Harris, superando sus propios márgenes en 2020 y 2016, según un análisis de Pew Research.
Los expertos en encuestas afirman que el mandatario sigue gozando de una amplia popularidad en dichas zonas.

Maxwell señala que seguirá apoyando a Trump, a pesar de sus preocupaciones financieras.
"Nuestro presidente nos dijo que iba a tomar tiempo implementar todos estos aranceles", dice.
"Voy a ser paciente. Creo en nuestro presidente", insiste.
Al borde del abismo comercial y financiero
Si se busca una ventana a la vida en las zonas rurales de Estados Unidos, una buena opción es la Feria Estatal de Iowa.
Este evento agrícola atrae a más de un millón de visitantes durante 10 días.
Hay algodón de azúcar, salchichas fritas por US$7 (corn dogs), una exhibición de tractores antiguos y una competencia por el jabalí más grande.
Pero cuando la BBC visitó el lugar el mes pasado, el tema de conversación era otro: los aranceles.

"Mucha gente dice que (Trump) solo usa los aranceles como moneda de cambio, para intimidar", señala Gil Gullickson, propietario de una granja en Dakota del Sur y editor de una revista de agricultura.
"Pero puedo decir que la historia demuestra que los aranceles no terminan bien", añadió.
En abril, en lo que denominó el "Día de la liberación", Trump impuso aranceles a la mayor parte del mundo, incluyendo uno de 145% a China.
Como respuesta, el país asiático impuso un arancel de represalia de 125 % a los productos estadounidenses, lo que representó un duro golpe para los agricultores del Medio Oeste —conocido como el Cinturón del Maíz—, muchos de los cuales dependen de las exportaciones a China para comercializar sus cultivos.
El año pasado, empresas chinas compraron soya estadounidense por valor de US$12.700 millones, principalmente para alimentar a su ganado.
Septiembre es la temporada de cosecha y la Asociación Estadounidense de la Soya (ASA) advirtió que los pedidos de China del producto están muy por debajo de lo que deberían a estas alturas del año.

Los aranceles han fluctuado drásticamente desde su introducción y la incertidumbre resulta dura para los agricultores, opina Christopher Wolf, profesor de economía agrícola en la Universidad de Cornell.
"China es tan grande que cuando compran algo, importa, y cuando no lo hacen, importa", afirma.
Los costos de los fertilizantes también se disparó, en parte debido a las disputas comerciales con Canadá. Este país incrementó el precio de la potasa, una sal importada por los agricultores estadounidenses que utilizan en el abono.
Jon Tester, exsenador demócrata de Montana y agricultor de tercera generación, declaró a una cadena de noticias estadounidense a principios de este mes: "Con todos estos aranceles impuestos por el presidente, se ha interrumpido nuestra cadena de suministro y se ha incrementado el costo de los nuevos equipos".
"Quienes se inician en la agricultura, esos jóvenes que no han ahorrado para tiempos como este, van a tener problemas y muchos de ellos se irán a bancarrota".
"Y si esto continúa, mucha gente como yo también va a arruinarse", sostuvo.

Los agricultores estadounidenses ya sufren altos niveles de estrés. Tienen tres veces más probabilidades que el promedio de morir por suicidio, según un informe de la Asociación Nacional de Salud Rural (ASA), una organización benéfica que analizó un período anterior a la presidencia de Trump.
En una carta a la Casa Blanca, Caleb Ragland, presidente de la ASA, advirtió sobre un punto de inflexión: "Los productores de soya estadounidenses están al borde de un abismo comercial y financiero".
Trump: "Nuestros agricultores van a hacer su agosto"
Los partidarios del presidente Trump afirman que sus aranceles beneficiarán a los agricultores estadounidenses a largo plazo, al obligar a países como China a sentarse a la mesa de negociaciones y a alcanzar nuevos acuerdos con Estados Unidos.
Y señalan otras maneras en que la Casa Blanca ha ayudado a los agricultores.
Durante el verano, como parte del proyecto de ley de impuestos y gastos de Trump, su administración amplió los subsidios federales para los agricultores en US$60.000 millones e impulsó la financiación del seguro federal de cosechas.
En su discurso anual ante el Congreso realizado el pasado marzo, Trump advirtió a estos empresarios de un "mini período de ajuste" tras los aranceles, y agregó: "Nuestros agricultores van a hacer su agosto… A nuestros agricultores: pásenlo muy bien, los quiero".

Sid Miller, comisionado del Departamento de Agricultura de Texas, es uno de los que han elogiado a Trump por lo que considera un "apoyo vital".
"Por fin tenemos una administración que prioriza a los agricultores y ganaderos", escribió en un comunicado a principios de este año. "Defiende a los agricultores, desafía a China… y garantiza que los productores estadounidenses reciban un trato justo".
Y es posible que la estrategia arancelaria del presidente eventualmente funcione, según Michael Langemeier, profesor de economía agrícola en la Universidad de Purdue.
Pero también le preocupa que la incertidumbre esté causando daños a largo plazo.
"Tu socio comercial no sabe exactamente cuál será tu postura el año que viene, porque parece que estamos cambiando las reglas del juego. Eso es un problema".
"Los aranceles nos harán grandes otra vez"
Hay un viejo dicho en la política estadounidense que dice que la gente "vota con su bolsillo" y se vuelve contra los políticos si parecen perjudicar sus finanzas.
Sin embargo, a pesar de las presiones financieras, los estadounidenses rurales con los que hablamos se mantienen firmes con Trump.
Los expertos afirman que no han visto ninguna evidencia de un cambio significativo en el apoyo entre los votantes rurales desde el año pasado. Una encuesta de Pew del mes pasado reveló que el 53 % de los estadounidenses rurales aprueba la labor de Trump, una cifra muy superior al 38 % del país en su conjunto.
Sin embargo, una encuesta de ActiVote de principios de este mes detectó una pequeña disminución en la aprobación de Trump entre los votantes rurales, del 59 % en agosto al 54 % en septiembre. Pero los analistas advierten que no se debe prestar demasiada atención a estos cambios, porque el número de votantes rurales incluidos en esas encuestas es muy reducido.
"Los datos que he visto sugieren que Trump sigue contando con un amplio apoyo en las comunidades rurales", afirma Michael Shepherd, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Michigan, especializado en política rural.

Para algunos agricultores en la feria estatal, la explicación es simple: le creen al presidente de Estados Unidos cuando les dice que los aranceles los beneficiarán a largo plazo.
"Creemos que los aranceles eventualmente nos devolverán la prosperidad", dice John Maxwell, productor de leche y queso de Iowa.
"Le dábamos mucho a China y [antes] pagábamos aranceles cuando les vendíamos. Necesitamos que sea justo. Lo que es bueno para el ganso es bueno para la gansa".
Algunos también se aferran a la esperanza de que el presidente rescate a los agricultores.
Durante su primer mandato, Trump les otorgó una subvención de US$28.000 millones en medio de una disputa arancelaria con China.
La identidad rural
Para Nicholas Jacobs, profesor de política en Colby College y autor de The Rural Voter ("El Elector Rural"), hay una razón más profunda en juego.
"Para un foráneo es fácil preguntar: '¿Por qué sigues apoyándolo?’", señala. "Pero hay que entender que en el Estados Unidos rural, el acercamiento a los republicanos es muy anterior a Donald Trump".
A partir de la década de 1980, afirma, los estadounidenses rurales comenzaron a sentirse marginados y abandonados, mientras que las ciudades se beneficiaron de la globalización y el cambio tecnológico.
Se formó lo que él llama una "identidad rural", basada en un agravio compartido y una oposición a los liberales urbanos.
Los republicanos parecían su paladín natural, mientras que, según él, los demócratas se convirtieron en "el partido de la élite, los tecnócratas, los bien educados, los urbanos".

En la Feria Estatal de Iowa, algunos coinciden con el profesor Colby.
Joan Maxwell, una productora de leche de Davenport, Iowa, afirma que su zona se considera con demasiada frecuencia "una región relegada" entre las costas este y oeste del país.
"En general, los medios de comunicación no nos ven muy bien", dice. "Nos han llamado deplorables, sin educación", en referencia a la descripción que Hillary Clinton hizo de la mitad de los partidarios de Trump como "una cesta de deplorables".
Maxwell añadió: "Muchas veces nos ignoran o se burlan de nosotros".
El profesor Shepherd, de la Universidad de Michigan, cree que hay otro factor.
Opina que la polarización en Estados Unidos ha alcanzado tal nivel —con votantes de ambos partidos firmemente atrincherados en sus posiciones— que muchos están dispuestos a tolerar acciones que antes habrían rechazado, siempre y cuando provengan de su propio bando político.
El experto llama a este fenómeno "atribución selectiva de culpas".
"Puede que estén muy enfadados por algunas cosas que están sucediendo, pero se resisten a culpar a Trump por ellas", señala.
"Le estamos dando una oportunidad, más vale que haya resultados"
Wolf advierte que incluso si en algún punto Trump elimina la política de aranceles, el daño a los agricultores estadounidenses podría ser a largo plazo debido a la reestructuración de las cadenas de suministro.
Algunas empresas chinas ahora compran su soya de Brasil en lugar de Estados Unidos, señala, y es posible que esto no cambie pronto.
Muchos de los analistas con los que hablamos creen que, a pesar del apoyo que tiene actualmente, el respaldo de las zonas rurales de Estados Unidos a Trump no es un cheque en blanco.

Shepherd menciona la Gran Depresión y el desastre del "Dust Bowl" (las tormentas de polvo) de la década de 1930, que obligó a millones de agricultores a emigrar a las ciudades estadounidenses provocando un reajuste político a largo plazo, aunque nadie espera que llegue a ser tan grave esta vez.
La crisis agrícola de la década de 1980 también provocó la quiebra de miles de granjas.
En la feria estatal, Joan Maxwell, la productora de leche de Iowa, lo deja claro:
"Le estamos dando la oportunidad de seguir adelante con los aranceles, pero más vale que haya resultados. Creo que necesitamos ver algo en 18 meses o menos".
"Entendemos el riesgo, y más vale que valga la pena".
Con información adicional de Florence Freeman.

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
- 5 gráficos que muestran el impacto de los aranceles de Trump en la economía de EE.UU.
- Qué es la "Teoría del loco" que Trump está utilizando para cambiar el mundo (y por qué está funcionando)
!function(s,e,n,c,r){if(r=s._ns_bbcws=s._ns_bbcws||r,s[r]||(s[r+"_d"]=s[r+"_d"]||[],s[r]=function(){s[r+"_d"].push(arguments)},s[r].sources=[]),c&&s[r].sources.indexOf(c)<0){var t=e.createElement(n);t.async=1,t.src=c;var a=e.getElementsByTagName(n)[0];a.parentNode.insertBefore(t,a),s[r].sources.push(c)}}(window,document,"script","https://news.files.bbci.co.uk/ws/partner-analytics/js/fullTracker.min.js","s_bbcws");s_bbcws('syndSource','ISAPI');s_bbcws('orgUnit','ws');s_bbcws('platform','partner');s_bbcws('partner','acento.com.do');s_bbcws('producer','mundo');s_bbcws('language','es');s_bbcws('setStory', {'origin': 'optimo','guid': 'c8ex68pnyk8o','assetType': 'article','pageCounter': 'mundo.articles.c8ex68pnyk8o.page','title': 'La difícil situación que enfrentan los agricultores en EE.UU. pone a prueba su apoyo a Trump','author': 'Luke Mintz – BBC News and Anna Jones – Presentadora de Corn Belt People','published': '2025-09-25T17:28:59.39Z','updated': '2025-09-25T19:44:58.342Z'});s_bbcws('track','pageView');
Compartir esta nota