Teniente coronel Ann Hughes frente a radares

BBC/Matthew Goddard
La teniente coronel Ann Hughes sintió alivio de que su unidad pudiera proteger a los soldados estadounidenses en Qatar el mes pasado.

Se oye un grito breve y claro: "¡Lanzamiento Yemen!". Los hombres y mujeres uniformados, sentados frente a las computadoras, responden al unísono: "¡Copiamos, lanzamiento Yemen!".

En la Fuerza Espacial de Estados Unidos no llaman a sus integrantes soldados, sino Guardianes. Mirando fijamente sus pantallas en una base a las afueras de Denver, Colorado, pueden rastrear el lanzamiento de un misil desde cualquier parte del mundo y seguirlo desde su lugar de lanzamiento hasta su probable punto de impacto.

Somos los primeros periodistas internacionales a los que se les permite entrar en la sala de operaciones de alerta y seguimiento de misiles de la Fuerza Espacial de EE.UU. en la base Buckley de la Fuerza Espacial, un centro neurálgico donde los Guardianes están en alerta 24/7.

Están rodeados de monitores gigantes que muestran mapas y datos enviados desde una constelación de satélites militares en el espacio.

Estos Guardianes son los primeros en detectar la señal de calor infrarroja cuando se lanza un misil. Momentos después, se oye otro grito: "¡Lanzamiento Irán!", seguido de un coro de "¡Copiamos, lanzamiento Irán!".

Esta vez es un simulacro. Pero el mes pasado lo hicieron de verdad: Irán disparó una salva de misiles contra la base militar estadounidense de al-Udeid en Qatar, en respuesta a los ataques estadounidenses e israelíes contra Irán.

La teniente coronel Ann Hughes describe el ambiente ese día como "pesado". A diferencia de la mayoría de los lanzamientos, se había advertido a la base con antelación. Fue posible rastrear los misiles iraníes y luego enviar esa información a las baterías de defensa aérea en tierra.

"Al final, salvamos toda la instalación y al personal que estaba allí", dice Hughes, aliviada.

Un soldado estadounidense mira una pantalla en la que se ven proyectiles sobre un mapa de la Tierra

BBC/Matthew Goddard
Desde su base en Colorado, la Fuerza Espacial de EE.UU. puede rastrear misiles lanzados desde cualquier parte del mundo.

Hughes afirma que han estado excepcionalmente ocupados en los últimos años, con guerras tanto en Medio Oriente como en Europa.

Cuando le pregunto si han dado advertencias a Ucrania, la teniente coronel Hughes responde: "Proporcionamos advertencias estratégicas y tácticas sobre misiles a todas las fuerzas estadounidenses y aliadas".

Estados Unidos no lo ha cofirmado públicamente, pero parece probable que también se haya avisado avisado a Kiev cuando estaba a punto de ser atacada por Rusia.

La base Buckley de la Fuerza Espacial será una parte clave de los planes del presidente Donald Trump para un escudo antimisiles estadounidense, conocido como Golden Dome, Domo dorado.

El gobierno ha destinado US$175.000 millones al ambicioso programa, inspirado en el sistema de defensa aérea israelí Iron Dome, Domo de Hierro. Muchos creen que costará mucho más.

Pero los cimientos ya están puestos en Buckley. En la base, el horizonte está dominado por enormes "radomos", cubiertas circulares que protegen potentes antenas parabólicas en su interior. Parecen pelotas de golf gigantes.

Estos conjuntos de satélites han detectado ondas de radiofrecuencia de una supernova a 11.000 años luz de distancia.

El teniente general David Miller, comandante del Comando de Operaciones Espaciales de EE. UU., afirma que el desarrollo del Domo Dorado, aún en sus etapas iniciales, reconoce las crecientes amenazas a Estados Unidos.

Menciona específicamente a China y Rusia.

Ambos países han desarrollado misiles hipersónicos que pueden viajar a más de cinco veces la velocidad del sonido. También han probado Sistemas de Bombardeo Orbital Fraccional, que son más difíciles de rastrear.

"La velocidad y la física asociadas con la interceptación de estos misiles requieren la consideración de interceptores espaciales", afirma el general Miller. Prefiere hablar de "capacidades" para defender los intereses de Estados Unidos, en lugar de armas espaciales.

Un soldado mira una pantalla con puntos que representan satélites en órbita

BBC/Matthew Goddard
Hay unos 12.000 satélites en órbita en el espacio y se espera que ese número se dispare.

La creación de la Fuerza Espacial de EE.UU. hace cinco años demuestra que el espacio se ha convertido en un campo de batalla. El presidente Trump lanzó la fuerza durante su primer mandato, describiendo el espacio como "el nuevo campo de batalla del mundo".

Tanto China como Rusia han probado misiles antisatélite, así como métodos para interferir sus comunicaciones.

El general Miller afirma que Rusia ha "demostrado la capacidad de lanzar una carga nuclear" al espacio. Afirma que el espacio ya es un área "muy disputada", y añade que "también debemos estar preparados para los conflictos espaciales".

La coronel Phoenix Hauser supervisa la unidad de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento de las Fuerzas Espaciales, conocida como Delta 7. Su trabajo consiste en averiguar qué sucede en el espacio.

En su base cerca de Colorado Spring, los equipos monitorean pantallas que muestran miles de pequeños puntos alrededor del globo. Ya hay alrededor de 12.000 satélites en el espacio. Para finales de la década, esa cifra podría ascender a 60.000.

La coronel Hauser afirma que su principal foco de interés es China. "Es la amenaza que se acerca", afirma. China ya cuenta con unos mil satélites, la mitad de ellos militares. Durante la próxima década, agrega Hauser, China tendrá decenas de miles de satélites más en órbita terrestre baja. El espacio está cada vez más congestionado y disputado.

"Ya hay antagonismos en el espacio", afirma. "Vemos acciones poco profesionales y seguras por parte de nuestros adversarios". Esto incluye satélites equipados con interferencias electrónicas, láseres e incluso redes y brazos de agarre, que podrían utilizarse para desviar a otro satélite de su curso.

Algunos han sugerido que ya se están produciendo "combates aéreos" en el espacio.

"No sé si estamos en condiciones de alcanzar una perspectiva similar a la de Top Gun", dice la coronel Hauser. "Pero es algo para lo que, sin duda, debemos estar preparados".

La coronel Phoenix Hauser señalando un punto en una pantalla

BBC/Matthew Goddard
La coronel Phoenix Hauser (izquierda) dice que Estados Unidos debe estar preparado para un conflicto en el espacio.

La Fuerza Espacial de EE. UU. se prepara para la posibilidad de un conflicto en el espacio.

La coronel Hauser afirma que hace un año "no podían hablar de capacidades espaciales ofensivas". Ahora, dice que su objetivo "es generar opciones para el presidente para que podamos lograr y mantener la superioridad espacial mediante el control espacial ofensivo y defensivo".

El teniente general Miller afirma que la única manera de prevenir un conflicto es "con fortaleza, y debemos tener nuestras propias capacidades para defender nuestros recursos". No detalla qué significa eso exactamente.

Pero los recientes ataques estadounidenses contra el programa nuclear de Irán, la Operación Martillo de Medianoche, ofrecen una idea de lo que la Fuerza Espacial de EE. UU. ya es capaz de hacer. Estos ataques de bombarderos B-2 también subrayan por qué el dominio continuo en el espacio sigue siendo crucial para el ejército estadounidense.

"Hay que comprender hasta qué punto el ejército estadounidense asume la ventaja que obtenemos del espacio", afirma el general Miller. Esto incluye la capacidad de navegar y comunicarse a través del horizonte, y de lanzar ataques de precisión mediante GPS.

La BBC obtuvo los primeros detalles sobre la participación de los Guardianes de la Fuerza Espacial de EE. UU. en la operación.

"Una de las medidas que tomamos fue aprovechar nuestra capacidad de guerra electromagnética para asegurar el dominio durante toda la operación", afirma el teniente general Miller. El espectro electromagnético incluye ondas de radio, microondas, luz infrarroja y luz visible.

"Sabíamos que iba a haber interferencias", añade. La Fuerza Espacial de EE. UU. se aseguró de bloquear esa interferencia para que los bombarderos B-2 pudieran llegar a su objetivo y lanzar sus bombas de artillería masiva guiadas por GPS con precisión.

Guardianesde la Fuerza Espacial de EE.UU. mirando monitores

BBC/Matthew Goddard
Las unidades de la Fuerza Espacial de EE.UU. están en alerta 24 horas al día, los siete días de la semana.

Los especialistas en guerra electrónica del Delta 3 de la Fuerza Espacial de EE. UU. ya operaban sobre el terreno en la región.

Su comandante, el coronel Angelo Fernández, me muestra las filas de antenas parabólicas y contenedores de mando que pueden enviar a cualquier lugar del mundo.

Las antenas, explica, pueden utilizarse para interceptar y luego silenciar las comunicaciones de las fuerzas enemigas, "emitiendo ruido con una intensidad superior".

"Pudieron proteger los activos estadounidenses y, al mismo tiempo, abrir un corredor de vuelo", afirma.

Antes, durante y después de la misión, los Guardianes del Delta 7 de la Fuerza Espacial de EE. UU. estuvieron supervisando el operativo.

La coronel Phoenix Hauser afirma que pudieron monitorear el espectro electromagnético "para comprender si Irán sabía lo que estaba sucediendo, si tuvo alguna advertencia táctica de que podrían ocurrir ataques".

Los Guardianes ayudaron a preservar el factor sorpresa y permitieron que las tripulaciones aéreas completaran la misión sin ser detectadas.

La Fuerza Espacial de EE. UU. puede ser el servicio militar más joven del país, pero es crucial para su poderío militar. El teniente general Miller afirma que todo el ejército estadounidense "depende de la superioridad espacial".

Quiere asegurarse de que siga siendo así. Y tiene una advertencia para cualquier adversario: "Cuando el ejército estadounidense se centra en algo, ¡que Dios te ayude!".

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