Hoy, cuando los paradigmas de conducta ciudadana y en el servicio público escasean, y cuando, por el contrario, los influencers más socialmente tóxicos son quienes ganan más likes, obteniendo mayor presencia en los medios, se hace más necesario que nunca resaltar las historias de hombres y mujeres que representan o enarbolaron la ética y una ejemplar hoja de servicio profesional. Y, aún más importante, hacerlo en vida. Víctor José Castellanos Estrella es uno de ellos.

Tuve el honor de conocerlo en las aulas de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en 1988. En su Escuela de Derecho del recinto de Santiago nos impartió varias materias. Sus clases no solo estaban impregnadas de conocimientos, sino también de empatía. Era un maestro que estimulaba el aprendizaje con su ejemplo. Sin duda, fue uno de los docentes que más influyeron en el arraigo de mi vocación profesional. Durante más de tres décadas, se mantuvo como un profesor destacado en esta y otras instituciones de educación superior del país, llegando a ocupar por varios años el cargo de director del Departamento de Derecho de la citada alta casa de estudios.

Paralelamente, Víctor José desarrolló una extensa y fructífera carrera en el Poder Judicial. Durante más de 40 años, ejerció como juez en diferentes tribunales del país: juez de paz, juez de primera instancia, magistrado de la Corte de Apelación y de la Suprema Corte de Justicia. Precisamente, en este último órgano desempeñó su última función dentro del tren judicial, como integrante de su sala penal, donde permaneció por 20 años. Su impecable trayectoria lo llevó a formar parte del Consejo Nacional de la Magistratura, donde ocupó el cargo de secretario, así como del Consejo Nacional del Poder Judicial. Igualmente, durante varios años fue miembro del Consejo Directivo de la Escuela Nacional de la Judicatura. Su paso por la justicia estuvo marcado por la profesionalidad, la ética y el respeto de sus pares, de la comunidad jurídica y de toda la sociedad.

Tuve la oportunidad de comprobar personalmente su integridad cuando, siendo juez de la Suprema Corte de Justicia, unos parientes muy cercanos suyos fueron víctimas de un atentado que los privó de su libertad durante varias angustiosas horas. En ese proceso, tuve el honor de representar legalmente a estos afectados. No obstante, a pesar del doloroso evento, él nunca quiso influir en el desarrollo del caso, permitiendo que siguiera el curso ordinario de la justicia, incluso cuando esto significó una espera prolongada. Su conducta en este episodio fue una muestra más de su inquebrantable rectitud.

Años antes, también tuve el privilegio de ser su asistente mientras se desempeñaba como Procurador Fiscal de Santiago. Su gestión en la fiscalía fue encomiable, siempre con la puerta abierta de su despacho. Recuerdo especialmente dos anécdotas que reflejan su carácter responsable y transparente. En una ocasión, un sacerdote llegó a su ante-despacho y nos preguntó directamente cuánto debía pagar para verlo. Con indignación, le respondí de inmediato que ni él ni ninguno de sus ayudantes cobraban por recibir a las personas, y que esa expresión era aún más reprochable viniendo de un hombre supuestamente de fe. Mi respuesta no le agradó, por lo que elevó la queja a una instancia superior. Víctor José nos respaldó en todo momento y deploró la señalada actitud del atrevido cura.

En otra ocasión, un visitante intentó obtener un trato especial presentando la tarjeta de un político. Su respuesta fue clara y contundente: “Puede guardársela, mi decisión no está condicionada por esto. Estoy aquí por mi calificación profesional, no por ningún político”. Esta firmeza e independencia fueron características constantes en su ejercicio profesional.

Su trayectoria no solo ha dejado huella en el ámbito judicial, sino también en el desarrollo institucional del país. En 1997, fue designado por el Presidente de la República como miembro de la Comisión para la Revisión y Actualización del Código Penal. Durante casi dos años, compartí con él esta tarea, liderada por el maestro Artagnan Pérez Méndez. Una vez más, pude constatar su capacidad y firme compromiso con el fortalecimiento de la institucionalidad en el país. Lamentablemente, a pesar del esfuerzo de todos los comisionados y de las múltiples revisiones posteriores, la reforma del Código Penal sigue sin ser aprobada en el Congreso Nacional.

Además de su legado en la justicia, Víctor José ha sido un prolífico promotor del conocimiento y la bibliografía jurídica en el país. Ha publicado diversas obras, entre ellas: Manual para jueces de paz, Biblioteca básica para el Juez de Paz, Evolución del pensamiento de la jurisprudencia dominicana en materia de hábeas corpus y Biblioteca básica para el Oficial del Estado Civil, entre otras. Igualmente, como también concluyó estudios superiores en Psicología Industrial esto le ha permitido trabajar en otros libros en carpeta que tiene en áreas del derecho penal y la sicología.

Pero más allá de su brillante carrera, Víctor José es un ciudadano ejemplar. Junto con su esposa, doña Doris de Castellanos, ha forjado una gran familia. Es un hombre comprometido con la preservación de la naturaleza. Su integridad y humildad son cualidades que han definido cada etapa de su trayectoria.

Por todo esto, y por muchas razones más, Víctor José Castellanos Estrella es un vivo y digno referente en nuestra sociedad, un modelo que contrasta con los personajes que hoy intentan imponerse como prototipos a seguir, pese a carecer de cualquier mérito.

José Lorenzo Fermín

Abogado

Licenciado en Derecho egresado de la PUCMM en el año 1986. Profesor de la PUCMM (1988-2000) en la cual impartió por varios años las cátedras de Introducción al Derecho Penal, Derecho Penal General y Derecho Penal Especial. Ministerio Público en el Distrito Judicial de Santiago (1989-2001). Socio fundador de la firma Fermín & Taveras, Abogados & Consultores desde el 1996-. Miembro de la Comisión de Revisión y Actualización del Código Penal dominicano (1997-2000). Coordinador y facilitador del postgrado de Administración de Justicia Penal que ofrece la PUCMM (2001-2002). Integrante del Consejo de Defensa del Banco Central y de la Superintendencia de Bancos en los procesos de fraudes bancarios de los años 2003-2004, así como del Banco Central en el caso actual del Banco Peravia. Miembro del Consejo Editorial de Gaceta Judicial. Articulista y conferencista ocasional de temas vinculados al derecho penal y materias afines. Aguilucho desde chiquitico. Amante de la vida.

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