El 21 de marzo del presente año entró en circulación el libro Tras el velo del olvido del escritor y diplomático Homero Luciano, en el Salón de Conferencias del Archivo General de la Nación. El libro recoge los datos de la vida, obra y destino de los restos mortales de Tulio Manuel Cestero Leiva. El acucioso libro del doctor Homero Luciano, actual Consejero de la Embajada Dominicana en Chile, remueve el archivo personal del escritor dominicano que murió en Chile en 1955. El autor de este singular libro busca a través del casi olvidado escritor dominicano, el panadero de sus restos (casi perdidos), en el Cementerio General de Recoleta o Cementerio Nacional de Chile. Tras el velo del olvido (2025) es una investigación basada en una historia de pistas e indicios para aclarar dónde se encuentran los restos mortales del escritor Tulio Manuel Cestero Leiva.
En este sentido, la pesquisa del Dr. Homero Luciano obliga a conocer los más importantes aspectos de la vida, obra literaria y diplomática de nuestro escritor. El libro fue presentado por cinco intelectuales dominicanos incluyendo a su autor.
La abundante iconografía testimonial y documental presentada en este importante libro, es un aporte referencial y testimonial que abre el archivo del saber de nuestro escritor. Su autor narra e informa los datos propios de dicho proceso.
Tulio Manuel Cestero Leiva (o Leyba) nació en San Cristóbal el 10 de julio de 1877 y falleció el 27 de octubre de 1955 en Santiago de Chile. Era familia del poeta, diplomático y periodista Osvaldo Bazil, quien nació en Santo Domingo el 9 de octubre de 1884 y murió en la misma ciudad el 5 de octubre de 1946. Cestero Leiva era hermano de madre del poeta Bazil. Más tarde, la familia Cestero Leiva se traslada a Santo Domingo, donde el futuro escritor adquiere su educación formal y escolar. Su producción intelectual publicada a finales del siglo XIX y a temprana edad a comienzos del siglo XX, hace de él un talento precoz en las letras dominicanas (véase, Notas y escorzos, 1898). Del amor (1901), El jardín de los sueños (1904), Sangre de primavera (1908), Ciudad romántica (1911), Sangre Solar (1911), La Sangre (1914), y otras.
Nuestro autor se inclinó por la poética modernista del nicaragüense Rubén Darío, de quien fue amigo y colega. En 1916, año en el cual el ejército norteamericano ocupa el país dominicano, el escritor publica en La Habana, una biografía-testimonio sobre el creador del modernismo. El libro titulado Rubén Darío: el hombre y el poeta daba cuenta de su obra como poeta, ensayista, narrador y diplomático. Cestero fue uno de los primeros escritores dominicanos en abrazar la revolución modernista en el país.
Es importante señalar que Tulio Manuel Cestero fue un poeta, ensayista, novelista, biógrafo, testimonialista y dramaturgo de profundo talento que se convirtió en un clásico-moderno dominicano. Ejerció como diplomático, orador político y defensor de la República Dominicana en los países que viajó como representante del país dominicano. Por su elocuencia y experiencia en materia diplomática viajó y acompañó a Max Henríquez Ureña y al Presidente Francisco Henríquez y Carvajal y otros nacionalistas dominicanos a Washington a la Sede del Gobierno norteamericano a defender, reclamar y negociar la desocupación del país entre 1916 y 1924. Se podrían leer en este sentido las 14 cartas que le escribe Cestero a don Sócrates Nolasco entre 1916-1922 en, La ocupación militar de Santo Domingo por Estados Unidos de América (1916-1924), en Archivo General de la Nación, Santo Domingo, 2018, pp. 133-150.
En tal sentido, es importante conocer sus aportes publicados en el libro Escritos de Tulio Manuel Cestero (Recopilación de Julio Jaime Julia), Eds. ONAP, Santo Domingo, 1986). Esta útil recopilación también da cuenta de su obra literaria, política, nacionalista, diplomática y periodística y lo sitúa en un contexto de alcance cultural, literario y testimonial.
Tulio Manuel Cestero publicó sus libros en Francia, España, Cuba, Italia, República Dominicana y en Chile donde vivió hasta su muerte. Su obra más conocida y valorada es La Sangre, una novela histórica y épica donde se retrata la injusticia del gobierno de Ulises Heureaux (Lilís) y su personaje principal es el antagonista de la dictadura, quien lucha contra la misma. Se trata de Antonio Portocarrero, encarcelado y excluido de la vida social por dicha gestión gubernamental. Pero La Sangre es también texto de ficción histórica que critica el mundo político y dictatorial de Ulises Heureaux de finales de siglo XIX.
TMCL escribe otros libros de ensayos titulados Hombres y piedras, al margen de Baadeker (1915), Colón (1933), César Borgia (Biografía) en 1935.
Un aspecto no suficientemente tratado en la obra de TMCL, principalmente en su novela de más alta recuperación (La Sangre), es el vocabulario denso y a la vez popular del escritor. El mismo presenta dificultades y contrastes en el contexto de la expresión llamada culta. En una Antología publicada por el Archivo General de la Nación, el historiador Carlos Larrazábal Blanco aparece con su discurso de ingreso como miembro de número a la Academia Dominicana de la Lengua. (Véase, la nota del editor de la antología, Andrés Blanco Díaz). El discurso lleva como título Tulio M. Cestero. Somero comentario y análisis de sus obras (Ciudad romántica, Sangre solar, La sangre y vocabulario cesteriano. (Vid. pp. 253-327); véase también, el mismo trabajo, en Publicaciones de la Secretaría de Educación, Dirección General de Cultura. Impresos Nacionales, S. A., Santo Domingo, 1976, 201 págs.).
El historiador y miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua leyó en dicha ocasión un análisis del vocabulario de las tres novelas del escritor, ordenado de la A a la V, mostrando en cada palabra un significado, una expresión, una explicación de cada entrada léxica y una forma transparente de cada término o palabra. Sin embargo, el vocabulario se analizó desde un punto de vista lexicográfico y lexicológico.
En efecto, el registro lingüístico de un lector desprotegido lexicológica y lexicográficamente, ayuda de tal manera que la obra de TMCL se muestra en sus particulares términos cultos y a través de los sociolectos rurales y urbanos.
Aunque la vida-obra de nuestro escritor resulta de un acceso a la cuestión nacional dominicana, lengua, política e historia, la lectura y el lector de la obra se reconocen como dinamismo verbal organizado y comunicativo por niveles de expresión, mediante funciones semánticas o equivalentes estilísticos y transparentes, dejando salir a flote una lengua-sentida que reproduce el sujeto lector de la obra en cuestión.
El primer libro que publica TMCL es Notas y escozos, en 1898, para luego escribir y publicar tres libros poéticos: Del amor, El jardín de los sueños y Sangre de primavera. Lo que quiere decir que adquirió dominio de seis géneros que cultivó en su vida de escritor.
Es por eso que la obra de TMCL pide una re-relectura, a los fines de ser comprendida en texto, contexto de lectura y conocimiento. De ahí que su escritura movilice varios planos de identidad y de aporte a una concepción que debe tomarse como función y valor de una poética política, nacionalista y poético-narrativa en el orden productivo de la literatura dominicana, caribeña y latinoamericana.
Escritores e intelectuales conocidos aparecen en Notas y escorzos, su primer libro publicado. Encontramos allí valoraciones de José R. López, M. Díaz Rodríguez, Pierre Louys, Pedro Emilio Coll, Ismael E. Arciniegas, R. Blanco Fombona, José Enrique Rodó, José A. Frías, Pedro C. Dominici y J. M. Vargas, Vila.
Al final de este primer libro de autores y juicios estéticos de corte modernista, mediante la doxa final se lee la siguiente declaración:
“En las páginas de este libro palpita mi alma enamorada de la belleza. Y lo ofrezco a Vos, su emperatriz piadosa y bella, como la ofrenda votiva que un griego de Atenas deposita a los pies de Venus Vietrix”. Ver, Envío, en Tulio M. Cestero: Obras escogidas 2. César Borgia y otros ensayos, Biblioteca de Clásicos Dominicanos, Fundación Corripio, Santo Domingo, 2003, p. 65).
En una página importante que se puede leer en el ensayo titulado Una campaña, el autor precisa el punctum de una solución política:
“El 21 de marzo de 1903 reunidos en Santiago de los Caballeros los Generales Horacio Vásquez y Ramón Cáceres por mutuo acuerdo convinieron en renunciar al poder y recomendar a sus amigos un candidato que a las circunstancias de ser un hombre honrado aunara la de servir de garantía al grupo político por ellos representado; y en el primer momento sus pensamientos se fijaron en el señor Tomás Cocco. Interventor entonces de la Aduana de Puerto Plata. El 23 se encontraba el General Vásquez en Moca, cuando por telégrafo recibió la noticia de lo ocurrido en la capital; seguidamente se dirigió a Santiago y en esa misma noche a Puerto Plata.” (p. 79, op. cit.)
De esta suerte, el contexto de acciones y encuentros se convierten, en parte, en lugares de acuerdos y negociaciones de campaña:
“Fue el 24, en Puerto Plata, cuando Cordero supo lo acaecido. En Monte Cristi había quedado un grupo de oficiales que eran elementos útiles por velar y por el conocimiento práctico de los lugares para la “campaña que debía de aprenderse”. (P.79).
En efecto, y según se sabe, Tulio M. Cestero Leiva llegó a ser Secretario del General Horacio Vásquez, pero en 1904 publica El jardín de los sueños y en 1908 Sangre de primavera. Aparte de ser un intelectual que aprendería el oficio de hombre de Estado seguía motivado como escritor sin perder aliento de creación y dando los frutos entre 1907 y 1911. (Ver, Ciudad romántica y Sangre Solar, posteriormente su obra maestra titulada La Sangre (1914), creando una novela donde desmontaba la tiranía de Lilís como práctica dictatorial.
Sangre Solar, subtitulada Escenas de Santo Domingo de Guzmán, junto con Ciudad romántica, son dos novelas cortas y ágiles como acción narrativa que cobran valor de obras maestras de su autor. Los conflictos sociales, familiares y políticos, amén de su épica narrativa y legendaria despiertan en el lector un interés por lo que desea conocer: el pasado de la ciudad de Santo Domingo y las mentalidades que inciden en ese contexto de inicio del siglo XX.
Más tarde y luego de haber publicado Al margen de Baadeker (1915), Rubén Darío, el hombre y el poeta (1916) y una biografía titulada Colón (1933), el escritor se embarca en una biografía de la familia de los Borgia titulada César Borgia (1935), cuando colaboraba ya con el presidente Trujillo como diplomático y representante en países de las Antillas, Europa y Sudamérica. Los manuscritos originales de esta obra fueron recientemente donados y entregados al Archivo General de la nación y a su director Roberto Cassá.
Cuando el país fue invadido militarmente en 1916 el escritor estuvo ocupado en asuntos diplomáticos de defensa del país, hasta el momento de la desocupación en 1924 y luego como diplomático en el Gobierno de Horario Vásquez. En una carta enviada a don Sócrates Nolasco desde New York, el 14 de agosto de 1918, le trata con cierta discreción algunos problemas, asuntos diplomáticos y conflictivos con amigos cercanos. (Ver, Rafael Darío Herrera, compilador: Cartas y artículos de Sócrates Nolasco, Archivo General de la Nación, Santo Domingo 2023, p. 33).
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