En la República Dominicana, donde las estadísticas sobre violencia intrafamiliar y de género han sido persistentes y dolorosas, el trabajo de ciertas figuras ha logrado abrir grietas luminosas en una realidad históricamente marcada por el silencio, la impunidad y la naturalización de prácticas agresivas contra las mujeres. Entre esas figuras, destaca con especial peso el nombre de Soraya Lara, psicóloga, escritora, con una maestría en Terapia Familiar. PhD en Filosofía. Presidenta –Co-Fundadora del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM). Fundadora y directora del Centro de Asistencia Familiar (CAF). Profesora de la Maestría en Terapia Familiar y Sexual de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Columnista del Periódico Hoy. Ha publicado "Familia, Crisis y Cambio" (2004); "Familia. Diálogos sobre lealtad, aciertos y fracasos" (2014) y "Desafío de ser padres" (2014). “Al nombre de alguna mujer. Malos tratos y afección psicológica” (2022).
En el 2015 fue reconocida por la Vicerrectoría de Investigación y Post-Grado y la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) como Profesora de Post-grado de la Maestría en Terapia Familiar Sistémica por su excelente desempeño como profesora de cuarto nivel durante el año 2005-2006. Durante los años 2007-2013 coordinó el Diplomado en Violencia Intrafamiliar: abordaje de los sistemas abusivos, PUCMM-PACAM.
Fue reconocida por el Colegio Dominicano de Psicólogos por el aporte a la solución de problemas sociales. Año 2010. Bajo su presidencia el PACAM fue reconocido en el año 2010 por la Comisión de Igualdad de Género del Poder Judicial por su responsabilidad y encomiable labor de apoyo en las jornadas de sensibilización en los distintos Departamentos Judiciales.
Reconocida por La Sub-Comisión Para la Equidad de Género del Departamento Judicial de La Vega, por su ardua labor en apoyo a las mujeres víctimas de violencia en la República Dominicana.
Fue reconocida por el Periódico Diario Libre, como Mujer del Año 2015, por sus aportes a favor de las mujeres maltratadas. En el año 2017 fue incorporada al Comité de Mujeres Líderes de América de la Fundación Ciencias de la Documentación, España. Ha publicado varios artículos científicos en revistas internacionales.
Su labor no solo ha dado forma a discursos, protocolos y políticas; también ha servido como guía pedagógica para miles de mujeres que han encontrado en su palabra un mecanismo de comprensión y, en muchos casos, de liberación. Y en ese contexto, la institución que encabeza —el PACAM, Patronato de Ayuda a la Mujer Maltratada— se ha convertido en un referente ético y social de primera línea.
Hablar de Soraya Lara es hablar de una trayectoria sostenida por una convicción profunda: la prevención de la violencia es un acto de formación social y una responsabilidad que involucra a todas las estructuras del Estado, pero también a la conciencia ciudadana. Desde su rol como presidenta del PACAM, ha impulsado un modelo de atención integral que combina acompañamiento psicológico, orientación legal, formación comunitaria, educación para la convivencia y programas de sensibilización dirigidos tanto a mujeres como a hombres. Ese enfoque integral es, quizá, la marca más nítida de su trabajo: entender que la violencia no es un hecho aislado sino un entramado social que necesita intervención múltiple.
A lo largo de los años, el PACAM ha ofrecido un espacio de amparo para mujeres víctimas de violencia física, emocional, económica y simbólica. Pero sería reduccionista pensar que su impacto se limita a la atención individual. La influencia de la institución ha crecido a través de campañas públicas, talleres, investigaciones y una continua presencia educativa en espacios académicos, comunitarios y mediáticos. Una parte importante de esa pedagogía ha sido canalizada a través de la figura de Soraya Lara, quien ha asumido el rol de orientadora pública desde diversos medios de comunicación y, de manera especialmente significativa, desde su columna en el periódico Hoy.
En su columna —leída semanalmente por un público diverso—, Soraya Lara articula un discurso que combina análisis clínico, reflexión ética y una visión social de la violencia. Sus textos no se limitan a describir situaciones; buscan, más bien, explicar las dinámicas psicológicas que sostienen las relaciones abusivas, desmontar mitos y desmontar narrativas que históricamente han culpabilizado a las víctimas. Ese ejercicio de desmontaje ha sido vital en un país donde, por décadas, el maltrato se justificó bajo la sombra de la vida privada y donde todavía perviven estereotipos que minimizan la gravedad del fenómeno.
Pero lo más distintivo de su columna —y de su voz— es la capacidad de traducir conceptos psicológicos complejos en un lenguaje claro, accesible y pedagógico. Esa capacidad ha permitido que sus reflexiones alcancen no solo a especialistas, sino también a lectores que buscan orientación y comprensión de situaciones que, muchas veces, viven en silencio. Su palabra tiene la virtud de iluminar sin juzgar, de ofrecer conocimiento sin imponerse, de abrir preguntas sin clausurar posibilidades.
En paralelo, el PACAM ha construido una estructura de trabajo que privilegia la prevención como herramienta de transformación social. Programas educativos, charlas en centros comunitarios, formaciones en escuelas y universidades, encuentros con autoridades locales, capacitación a líderes barriales: todo forma parte de una estrategia que entiende la violencia como un fenómeno que debe ser intervenido antes de que se manifieste como agresión directa. Es en este horizonte donde la figura de Soraya Lara emerge como un puente entre teoría y práctica, entre la psicología clínica y el trabajo social, entre la reflexión académica y la acción en el territorio.
Su labor también ha incidido en el ámbito institucional, participando en debates sobre políticas públicas y en la construcción de protocolos de atención. A través del PACAM, ha impulsado la necesidad de que las instituciones del Estado actúen con perspectiva de género, desarrollen rutas claras para la protección de las víctimas, fortalezcan los mecanismos de denuncia y amplíen las capacidades de respuesta. En un país donde las respuestas institucionales han sido, con frecuencia, insuficientes o tardías, esta insistencia en la rigurosidad técnica y ética ha sido fundamental.
Sin embargo, el impacto de Soraya Lara no se explica únicamente por su rol institucional. Su contribución más profunda podría encontrarse en el terreno simbólico: ha ayudado a transformar la conversación nacional sobre la violencia. Ha logrado instalar, en el debate público, ideas clave sobre la autonomía, la autoestima, los vínculos afectivos, la manipulación emocional, el poder, el control y las formas sutiles del maltrato psicológico. Ha recordado, una y otra vez, que la violencia no siempre comienza con un golpe; comienza con la palabra hiriente, la desvalorización sistemática, el aislamiento, la humillación. Y esa pedagogía emocional, aplicada con persistencia durante décadas, ha contribuido a que miles de personas reconozcan dinámicas dañinas que antes pasaban inadvertidas.
Este trabajo, por supuesto, no se sostiene únicamente desde la teoría. El PACAM, bajo su dirección, ha acompañado historias concretas: mujeres que llegan con miedo, con dudas, con dependencia emocional, con heridas profundas, y que encuentran en la institución un espacio para reconstruir identidad y autonomía. La atención psicológica y legal, la creación de redes de apoyo, la comprensión humana y el acompañamiento ético se combinan en un trabajo que muchas veces se realiza en silencio, sin fotografía y sin espectáculo. Y ese es otro de los rasgos que distinguen la labor de Soraya Lara: el compromiso moral sin pretensión de protagonismo. Su figura pública es expresión de un trabajo que se sostiene también en la discreción y en el rigor.
A medida que el país discute nuevas leyes, reformas institucionales y políticas de prevención, la experiencia del PACAM y la voz de Soraya Lara se vuelven todavía más necesarias. Vivimos en un tiempo donde los discursos de odio reaparecen, donde se cuestionan conquistas sociales alcanzadas con dificultad, donde la violencia simbólica circula con rapidez en redes sociales y donde se vuelve imprescindible reconstruir una cultura de respeto. En esa reconstrucción, el pensamiento y la práctica de Soraya Lara ofrecen un modelo de coherencia: educación constante, trabajo clínico riguroso, defensa ética de la dignidad humana.
En síntesis, Soraya Lara representa una forma de liderazgo que conjuga sensibilidad, conocimiento y acción. Su labor al frente del PACAM ha contribuido a transformar no solo vidas individuales, sino el imaginario social sobre la violencia de género en la República Dominicana. Ha orientado a miles de mujeres, ha educado a comunidades enteras, ha influido en políticas públicas y ha desarrollado un discurso ético que invita a pensar la violencia desde sus raíces emocionales y estructurales. Su figura es, hoy, una de las más influyentes en la pedagogía social del país.
El PACAM, como institución, es la materialización colectiva de esa visión. Un espacio donde la protección, la atención clínica y la educación se entrelazan. Un laboratorio social de prevención y acompañamiento. Un refugio y, al mismo tiempo, una plataforma de transformación. Y en medio de ese entramado, la voz, la mirada y el pensamiento de Soraya Lara continúan iluminando caminos, recordándonos que la prevención de la violencia comienza con la comprensión profunda de la dignidad humana y con la valentía de nombrar lo que durante años se quiso ocultar.
Compartir esta nota
