1.- Hoy, 29 de enero de 2025, María Idalia Veras, mi madre, cumple 47 años de fallecida, y aprovecho la ocasión para reproducir el artículo que con el título: A nuestra madre muerta, escribí en el periódico El Nacional de ¡Ahora!, en fecha 10 de febrero de 1978, y que textualmente dice así:
2.- Por medio de esta columna manifestamos nuestra concepción con respecto a problemas políticos, económicos y sociales, tanto en el plano nacional como internacional. Llevamos a los lectores la satisfacción y alegría que nos producen hechos que contribuyen a hacer avanzar la sociedad humana por el camino del bien, del futuro luminoso que señala el porvenir para los hombres y mujeres que creen que los seres humanos merecen vivir felices y contentos.
3.- Pero así como transmitimos a los lectores de esta columna alegría por acontecimientos que nos ponen contentos, hoy vamos a expresar dolor. Hemos recibido un golpe en lo más profundo de nuestro corazón, porque perdimos materialmente a nuestra madre.
4.- El día veintinueve del pasado mes de enero, a las tres de la madrugada, sonó el timbre del teléfono de nuestra casa; nos llevamos el auricular al oído izquierdo y escuchamos una voz masculina que nos dijo: “¿Es el doctor Veras?” Contestamos, ¡sí! “Tiene llamada desde New York”. Pásela, le contestamos.
5.- Desde que el teléfono sonó, sabíamos que algo le había ocurrido a nuestra madre, porque en el mes de diciembre pasado, la habíamos visitado en New York y estábamos conscientes de que su salud no andaba bien.
6.- Después de que le dijimos al recepcionista que pasara la llamada, tío Manuel, nos dijo: “Negro, tu madre ha muerto, ha entregado su alma al creador”.
7.- Nos quedamos sin hablar por más de un minuto. No atinamos a articular una palabra. Tío Manuel volvió y nos dijo: Negro, "¿escuchaste lo que te dije?" Sí, le contestamos.
8.- Le preguntamos: ¿sufrió mucho dolor antes de morir? “No, ella murió tranquila, previamente le había dado un dolor de cabeza”, contestó nuestro tío.
9.- Le dije: "¿Cuándo vienen con ella?" “Es posible que el martes o el miércoles lleguemos a Santo Domingo”.
10.- Y así fue. El miércoles, día 1 de febrero del corriente año, recibimos el cadáver de nuestra inolvidable mamá.
11.- No estamos revestidos de gran valor personal, pero tratamos de no amilanarnos por hechos que la vida política y social nos obliga a enfrentar.
12.- Hemos sufrido por la muerte de familiares cercanos y de amigos entrañables; por la estadía en la cárcel y recibido golpes físicos y morales por nuestras ideas políticas; tristeza por la traición de un amigo; en fin, padeciendo los golpes que todo ser humano que incide en la política está llamado a soportar, pero la muerte de nuestra madre nos ha dado el golpe más duro que hemos recibido en el curso de la vida.
13.- El ser humano con sensibilidad sabe lo que significa una madre. Pero para nosotros, además del cariño de madre que le tenemos, también la adoramos como madre y padre.
14.- Idalia desempeñó en el hogar el papel de hombre y mujer. Trabajó fuerte, sin decir: "Estoy cansada". Ella fue una madre ejemplar.
15.- Mamá no fue una santa. Era una mujer de carne y hueso que supo con su trabajo, con una educación rudimentaria, levantar una familia. Mamá tenía un carácter fuerte, pero con la misma energía que regañaba a uno de sus hijos, sabía extenderle las manos para acariciarlo y darle un consejo sano.
16.- La mujer que me parió fue una hija ejemplar, una hermana con un alto sentido de la fraternidad y supo querer a sus amistades, sin zalamería.
17.- Desde hace un año sabíamos que el final de la vida de nuestra madre estaba cerca, pero no pensábamos que el golpe iba a ser tan duro. La muerte de Idalia, sinceramente, nos ha golpeado.
18.- La última vez que hablamos con mamá fue el pasado día 24 de diciembre en horas de la noche. La visitamos en la habitación del hospital donde se encontraba internada en New York. Nos abrazamos, besamos, charlamos, hicimos cuentos, fotografías y, en fin, pasamos un momento feliz.
19.- Pero sabíamos que el final de la vida de nuestra madre estaba cerca, y así fue.
20.- Un cáncer en el estómago fulminó a mamá. Hemos perdido materialmente a nuestra madre, pero ella vivirá para siempre en nuestro corazón. Mujeres y madres como Idalia Veras, nunca pueden ser olvidadas.