Mito 4: El gasto en atención en salud a los inmigrantes haitianos es una pesada carga económica que RD no soporta y las parturientas haitianas están ocupando la mayoría de las camas de las maternidades del país.

 Uno de los “argumentos” y “evidencias” sobre el supuesto impacto negativo de la inmigración haitiana es el uso intensivo de los haitianos, sus descendientes nacidos en RD y transeúntes transfronterizos de los servicios públicos de salud, y el “gasto” en salud supuestamente “excesivo” que implica.

Recientemente el presidente Luis Abinader afirmó que “estamos atendiendo todos los casos de emergencias, pero sencillamente el sistema de salud del país no puede. República Dominicana no puede atender a los dominicanos y atender también a otros países”, y anunció que el Gobierno está evaluando “poner mayores restricciones, ya sea por la vía del cobro, por la vía del acceso o por ambos” a la prestación de servicios obstétricos a las llamadas “parturientas haitianas”.

En su versión más tremendista, el consumo de servicios de atención obstétrica al parto por “parturientas” haitianas en los hospitales públicos es planteado como un problema que produce un efecto de sobrecarga, saturación o desplome de los servicios hospitalarios. Es tema recurrente en el ámbito político y trending topic en el espacio de las redes sociales y medios de comunicación tradicionales, y objeto de denuncia casi permanente en la opinión pública, y, por tanto, posicionado en el imaginario social de la mayoría de los dominicanos.

Personas y grupos neo nacionalistas permanentemente alertan sobre la supuesta “invasión pacífica” de haitianos a RD, utilizando como caballo de Troya de su discurso xenófobo la supuesta amenaza a la soberanía nacional y a la identidad civil dominicana de las llamadas “parturientas” haitianas, las que estarían drenando el financiamiento de los servicios públicos de salud, produciendo una sobrecarga o saturación de los servicios públicos de salud, y poniendo así en peligro de colapso el sistema nacional de atención en salud.

Contrario a esta apreciación, mostraré con los propios datos oficiales del gasto en salud derivadas de los registros del Ministerio de Salud Pública y del Servicio Nacional de Salud (SNS) y con otras provenientes de encuestas que la percepción alarmista y magnificada acerca del impacto de la inmigración haitiana en la oferta de servicios de atención en salud y en la inversión (“gasto”) que realizan dichas instituciones es un magnífico ejemplo de manipulación y opacidad en el manejo de las estadísticas oficiales.

Previamente es de rigor precisar que la demanda de servicios públicos de salud de los inmigrantes haitianos y sus descendientes residentes en el país es generada por tres grupos demográficos de la población de origen haitiano: a) inmigrantes irregulares y documentados; b) descendientes o hijos de haitianos nacidos en el país; y c) haitianos (as) residentes en Haití que entran al país sólo con fines exclusivos de salud y con probable retorno a su país. Es en este último grupo se deben incluir las llamadas “parturientas”.

Veamos a continuación cuál es la real magnitud del uso de servicios públicos de salud por los inmigrantes haitianos, sus descendientes y los transeúntes haitianos transfronterizos que entran al país a demandar atención en salud, y cuál es la situación de los inmigrantes residentes en RD en términos de acceso a los servicios de salud.

De acuerdo con las estadísticas de servicios del SNS, en el año 2024 los hospitales del país dieron a pacientes extranjeros un total de 592,945 consultas, 480.332 emergencias, atendieron a 64,470 pacientes internos, 32,967 partos y cesáreas, y realizaron 2,293,847 de pruebas de análisis clínicos. En términos relativos, estos servicios representan respectivamente el 8.1% del total de consultas a la población general, el 9.5% de las emergencias, el 13.7% de los internamientos, 8.3% de las cirugías, el 8.94% de los análisis clínicos y el 36% de los partos y cesáreas.

Si las cifras absolutas anteriores se expresan en términos de tasa relacionándolas con la población, la intensidad en el uso de los servicios de consulta, análisis clínico y cirugías otorgados a los extranjeros es menos de la mitad que la de la población general. Por cada mil extranjeros se dieron 606 consultas, 594 análisis clínicos y 7 cirugías, mientras que en la población general esas tasas fueron de 1,209, 1,938, y 26 respectivamente. Sólo los partos a extranjeras superan a los de la población general: 105 versus 42 partos por cada mil mujeres en edad fértil.

En el caso de las atenciones obstétricas a mujeres inmigrantes, descendientes de inmigrantes y “parturientas”, que constituyen el foco de atención de las alarmas sobre el consumo “excesivo” de servicios de salud de los haitianos, las estadísticas oficiales indican que los partos de mujeres de origen haitiano representan en promedio el 36% del total de partos atendidos en los centros públicos de salud, y que en la mayoría de los hospitales de la zona fronteriza y de la región Este del país superan el 50% (por ejemplo, 82.8% en Restauración, 86% en Bánica y en Guayubín, 80% en Pepillo Salcedo, 84% en Polo-Barahona-, 67% en Higuey, 65% en Dajabón y en Elías Piña), debe tenerse muy en cuenta que un número significativo de esas mujeres son trabajadoras, esposas de trabajadores inmigrantes o de descendientes de inmigrantes nacidas en RD que no poseen seguro de salud porque sus empleadores o los de sus esposos o padres evaden el pago a la Seguridad Social.

Por otro lado, los datos disponibles provenientes de encuestas indican que, contrario a la percepción generalizada, los inmigrantes haitianos en RD en general no utilizan los servicios de salud en mayor medida que los nativos o autóctonos. En términos generales, la población inmigrante y la población nativa utilizan los servicios públicos de salud en la misma proporción, y los inmigrantes haitianos tienen menos probabilidades de disfrutar de beneficios de protección social, de salud y de jubilación.

Una encuesta realizada en 2017 en el marco del estudio Interacciones entre políticas públicas, migración y desarrollo: casos de estudio y recomendaciones políticas (IPPMD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) encontró que, en términos globales, el 59% de la población autóctona había visitado un centro de salud en los 12 meses previos a la encuesta, comparado con el 55% de la población inmigrante incluida en la muestra. los inmigrantes tenían menos probabilidades que los nativos de haber visitado un centro de salud, tanto en zonas rurales como en urbanas. En las zonas rurales el 61% de los inmigrantes habían visitado un centro de salud, comparado con el 66% de los individuos autóctonos, mientras que en las zonas urbanas esta diferencia fue del 53% frente al 57%. Las mujeres inmigrantes tienen más probabilidades de visitar un centro de salud que las mujeres autóctonas (73% frente 69%), diferencia que es confirmada por el análisis de regresión.

En relación con frecuencia con que inmigrantes y nativos utilizan los servicios de salud, la encuesta reveló que, en términos generales, los nativos que visitaron un centro de salud lo hicieron unas 5.6 veces de promedio en los últimos 12 meses, y en cambio, los inmigrantes habían visitado un centro de salud 4.9 veces en los últimos 12 meses.

Sin embargo, en las zonas rurales el uso de los centros de salud por parte de los inmigrantes es significativamente menor comparado con los dominicanos (4.3 frente a 6.2 visitas). Sin embargo, después de controlar por otros factores que pueden motivar dichas visitas en las zonas rurales, los resultados de regresión sugieren que las visitas a centros de salud en las zonas rurales no están relacionadas con la condición de inmigrante, sino con el hecho de ser mujer y de tener más edad.

Concluye el estudio que estos datos vienen a reforzar la evidencia de que los inmigrantes generalmente no utilizan los servicios de salud en mayor medida que los individuos autóctonos, sino al contrario, en algunos casos los utilizan menos, lo cual. se debe posiblemente en parte a las dificultades de acceso propias de las zonas en que residen los inmigrantes, especialmente en las zonas rurales, a sus derechos de residencia en el país, y al carácter informal y temporal de sus empleos. Los resultados también muestran que, en términos de la probabilidad de visitar un centro de salud, así como de la frecuencia de las visitas, los inmigrantes se comportan de forma bastante similar a los individuos autóctonos.

En síntesis, estos resultados generales no corroboran la idea de que los inmigrantes sean usuarios netos del sistema público, siendo, por el contrario, menos propensos a recibir asistencia o a acceder a los servicios, por lo que “las aportaciones al mercado laboral suponen una gran contribución al país, sin que aparentemente impliquen un alto costo”.

Respecto de otros servicios de salud reproductiva a las mujeres, conforme a la ENI 2017 el 91.6% de las mujeres de origen haitiano en edad fértil que tuvieron su último hijo en el país recibieron 4 o más chequeo de control prenatal durante el embarazo, el 95 por ciento de ellas atendidas por un obstetra o médico con otra especialidad. El 88% de las que se enfermó asistió a un hospital público, y sólo 10.7% acudieron a una clínica privada. Sólo el 4.8% de los inmigrantes haitianos estaban afiliados a algún seguro de salud, a diferencia de los inmigrantes venezolanos, que el 71% si tenía afiliación a un seguro.

Una encuesta anterior realizada en el marco del citado estudio del economista Aristy- Escuder realizado en 2007 encontró que los dominicanos usan más los hospitales públicos que los haitianos; que el 60.8% de los dominicanos afirmó que cuando se enferma recibe atención médica en los hospitales públicos, mientras que sólo el 52.9% de los haitianos acude a esos centros; y que el trabajador haitiano tiene una menor propensión (41.2%) que los dominicanos (70.6%) a comprar medicamentos en las boticas populares o farmacias del pueblo.

Ahora bien, ¿cuáles son los gastos en salud en que incurre el gobierno dominicano al dar los centros públicos de salud atención a los inmigrantes haitianos y sus descendientes? La respuesta a esta interrogante la veremos en una próxima entrega.

Julio César Mejía Santana

Demógrafo y Estadístico

Demógrafo y Estadístico. Egresado del Doctorado en Ciencias, especialidad en Estudios de Población, El Colegio de México, A.C., México, D.F. y de la Maestría en Estudios Sociales de Población del Centro Latinoamericano de Demografía de la CEPAL, en Santiago de Chile. Egresado de la carrera de Estadística en la UASD. Publicó en el año 2010 el libro Empleo y desempleo y desempleo En República Dominicana: La controversia de las cifras oficiales. Actualmente coordina y dirige dos publicaciones científicas periódicas del Observatorio Ciudadano del Mercado de Trabajo: el anuario Barómetro del Mercado de Trabajo y Notas de Coyuntura Laboral, de periodicidad semestral.

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