Millones de personas alrededor del mundo pasan muchas horas frente a sus pantallas, por lo que el mundo digital inevitablemente forma parte de nuestro mundo real. Este fenómeno ha sido muy positivo, pero también encierra aspectos negativos y peligros de los que tal vez no somos conscientes.
Desde hace años se ha estado manifestando una tendencia a desarrollar material digital vacío pero capaz de atraer multitudes; esto se ha ido agravando progresivamente, proliferando mucho material que no favorece una evolución conveniente de la especie humana. Muchos hemos estado intentando contrarrestar esas influencias antisociales, con la esperanza de formar mejores personas para construir mejores naciones y, finalmente, un mundo mejor.
Mis aportes han estado sustentados en la psicología, neurociencia, medicina y ética, motivado por la espiritualidad y el sentido común.
Nuestras pantallas nos resultan tan atractivas porque nos dan lo que queremos. Nuestro cerebro no distingue muy bien lo digital de lo real. Lo digital es capaz de provocar liberaciones de dopamina que actúan sobre nuestro centro de recompensa cerebral, de forma muy similar a experiencias reales. La dopamina vendría a ser una especie de “caramelo” que podría premiar algunas actividades simples, como a los animales que entrenan para hacer actos en espectáculos. Como todas las adicciones, tiende a atrapar al usuario. Es difícil resistirse al placer fácil y rápido.
Lo viral no es sinónimo de valioso, conveniente o positivo. Lo viral tiene que ver frecuentemente con morbo, burlas, porno, sensacionalismos, noticias falsas (fake news) y gratificación inmediata. A menudo son contenidos que no requieren mucha inteligencia o esfuerzo mental.
Necesitamos responder algunas preguntas: ¿realmente lo que recibimos constantemente en nuestras pantallas es inofensivo? ¿Si algo es viral, significa que es valioso? ¿No es también mi responsabilidad lo que llega a mis pantallas?
Comencemos por la última pregunta para comprender por qué te llega un tipo determinado de contenido por las redes. Los algoritmos vigilan cada clip que damos en internet; estos programas siguen constantemente lo que hacemos en las redes para mantenerse mandándonos lo que nos atrae, asegurándose de que estemos conectados el mayor tiempo posible. Observan lo que nos gusta y nos lo darán hasta que nos cansemos. Podría decirse: dime lo que buscas y te diré qué mundo conocerás. Y dime lo que conoces y te diré qué tipo de persona eres.
Sobre la segunda pregunta que hicimos. Lo viral no es sinónimo de valioso, conveniente o positivo. Lo viral tiene que ver frecuentemente con morbo, burlas, porno, sensacionalismos, noticias falsas (fake news) y gratificación inmediata. A menudo son contenidos que no requieren mucha inteligencia o esfuerzo mental.
El contenido “vacío” es de fácil digestión, dando placer a las mayorías, pero tiende a embrutecer y, lamentablemente, un pueblo de no pensantes difícilmente llegue lejos.
Reconocemos sin problemas que los demás pueden ser influenciados, pero usualmente creemos que nosotros tenemos personalidades y conceptos fuertes no influenciables. Casi todos decimos: “Eso no es capaz de influirme”, “yo sé separar”, “es solo humor”, “es solo curiosidad” o “para que no me cuenten”. Sin embargo, el inconsciente en general no tiene filtro moral; todo lo registra, formando parte de nuestros conceptos y condicionando nuestros actos.
No todo lo que te entretiene te edifica y no todo lo que crees inofensivo lo es. Lo que consumes puede consumirte. Tu cerebro también necesita buena alimentación y aprende por exposición y repetición.
Tienes derecho a elegir lo que quieras; después de todo, es tu vida. Pero es de vital importancia que recuerdes que todas las decisiones y elecciones tienen alguna consecuencia o precio. Piensa en qué vida quieres, hacia dónde te diriges y procura buscar todo aquello que supongas que se relaciona con el tipo de vida que te interesa.
A quien le encante el contenido vulgar y vacío, debe hacer un esfuerzo por equilibrarlo con elementos que le aporten o edifiquen de alguna manera.
Las elecciones que hagas no solamente influirán en tu personalidad, equilibrio mental y tipo de vida, sino que también influirán en las personas con las que vives, especialmente tus hijos. Aunque tus hijos te escuchen, lo principal que podrían copiar de ti es lo que te vean hacer
Los clics que damos marcan el rumbo de nuestras vidas. Es importante que analicemos cómo nos sentimos después de consumir algo en las redes, qué efecto produce en nosotros y en nuestras relaciones con los demás. Si después de revisar un contenido durante horas nos sentimos vacíos o peor que antes, probablemente no es el contenido que nos conviene. Ciertamente, no estamos obligados a interesarnos por lo que “le guste a todo el mundo”.
Tienes el poder y el derecho de decidir a qué le vas a regalar tu atención y con qué alimentarás tu cerebro.
No importa lo que seas en este momento; aquello con lo que nutras tu intelecto hoy decidirá cómo serás mañana.
Referencias
- Alter, A. (2017). Irresistible: The rise of addictive technology and the business of keeping us hooked. Penguin Press.
- Kahneman, D. (2011). Thinking, Fast and Slow Farrar, Straus and Giroux.
- Montag, C., & Diefenbach, S. (2018). Towards homo digitalis: Important research issues for psychology and the neurosciences at the dawn of the Internet of Things and the digital society. Sustainability, 10(2), 415. https://doi.org/10.3390/su10020415
Compartir esta nota
