Los valores dominantes son los de las clases que dominan, y, por tanto, "en última instancia" tienen una relación con la economía dominante.

La sociedad del espectáculo es un concepto planteado por el filósofo Guy Debord en 1967, que trata de cómo la apariencia se sobrepone a la realidad; y en mi opinión expresa el triunfo de la economía como la ha concebido la teoría neoclásica (marginalista), sobre la sociedad.

Podría decirse también que sobre la economía política.

A propósito de esto último, en nuestro país se ha dado el hecho formal, de la fusión de los ministerios de economía y el de hacienda, que equivale a decir que la racionalidad de la planificación integradora de todo el componente económico del país y la perspectiva social del Estado quedarán subordinadas a la fiscalidad, a la búsqueda de dinero para el gobierno.

La sociedad del espectáculo trata de cómo las relaciones sociales son dominadas a través del flujo y la necesidad del consumo de mercancías que circularán, y las imágenes y estilos de vida creados a ese fin por los medios de comunicación, cuales sean.

Se trata del reemplazo de la vida real por una representación espectacular, mediante los diversos medios de comunicación, radio, televisión, prensa y, de más en más, las redes sociales.

Y la fuente primigenia de ese hecho es, precisamente la mercancía, que es la célula esencial de la producción capitalista, y por la que Carlos Marx inicia el estudio del capital en el tomo primero de su obra del mismo nombre.

Ahí mismo Marx trata sobre el fetichismo de la mercancía, que es el proceso mediante el cual el capitalismo oculta que es un sistema de relaciones sociales de explotación y trabajo humano, y presenta al público una realidad ficticia donde las mercancías, el dinero y el mercado tienen vida propia; además de que gobiernan a las personas.

A lo que Carlos Marx llama el fetichismo de la mercancía es una denuncia mediante la cual procura que se observe que más allá de la superficie del intercambio entre mercancías que consumimos, hay una relación de explotación capitalista sobre la clase obrera, en la cual la fuerza de trabajo da cuerpo y valor a las mismas.

Sin trabajo humano aportado por la clase obrera no hay mercancía, y el fetichismo, valga decir, el espectáculo de compra y venta de mercancías, el mercado, esconde esa realidad.

La sociedad del espectáculo es una necesidad del capitalismo. Es un fetiche.

Lo que hace el capitalismo es producir mercancías. Este convierte todo en mercancía. Las personalidades del mundo artístico, del deporte, y hasta las familias.

Cómo son y viven Alex Rodríguez, Juan Soto, Cristiano Ronaldo, y sus familias; el dembownero Chimbala, las kardashian y otras celebridades convertidas en mercancías; promueven el gusto por determinados estilos de vida, los imponen, y, a fin de cuentas, buscan establecer unos valores al llamar al público que consume esas promociones a vivir como ellos y procurar sus cosas, las imágenes y estilos de vida.

Imponen un mundo mágico que nada tiene que ver con la realidad material que viven las mayorías populares. Es la lógica del consumo la que se impone.

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Y este es, a la vez, una mercancía del capital, fetichizada, que se presenta en el mercado, al público, como cultura que procura distraer al pueblo de la realidad en que mal vive.

La de Alofoque es contra cultura que subvierte la cultura cuestionadora, crítica al orden establecido. Es un valor dominante de las clases que dominan.

Pero todo esto es la expresión del triunfo del capitalismo en que domina la lógica del consumo de mercancías. Este es el triunfo de la "economía" por sobre la economía política.

Muchos años antes la economía era política, porque era parte de la sociedad, como la sociología, y, en consecuencia, era materia de Estado. Pero ahora la "economía" domina la sociedad, y el mercado se sobrepone al Estado.

Para Adam Smith, Carlos Marx y otros economistas siempre hubo una relación entre economía y política, el Estado tenía mucha que ver con el desempeño económico, y este refería a las fuentes y el desarrollo de la riqueza nacional.

Pero también siempre hubo una corriente de economistas que rebatía esos planteamientos, y en 1890 Alfred Marshall, considerado el padre de la corriente neoclásica, comenzó a hablar de “economía”, descontada de la política, es decir, del Estado.

Este es uno de los hechos sociales y políticos más relevantes, resultante de un largo proceso de años, que devino en la derrota así en la actividad productiva como en la académica, de las ideas de Adam Smith y Carlos Marx, figuras señeras de la economía clásica, la economía política, así tuvieran diferencias antagónicas el uno con el otro.

Es la mercantilización de la vida. El imperio de la mercancía. De la demanda. La lógica del consumo y por supuesto del mercado, por encima de todo relacionamiento social. Es una vertiente esencial de la teoría neoclásica. El enfoque en el consumo.

Y del auge de las políticas, técnicas y mecanismos para inducir al consumo. Ha tomado cuerpo la teoría del consumo en el campo de la micro economía dentro de la ciencia económica. La mercadotecnia; los estudios de psicología derivados a la economía; las campañas publicitarias y la diversificación de las políticas y tarjetas de crédito de los bancos, se suceden de más en más para inducir al consumo.

La mercadotecnia y la publicidad informan de las mercancías, pero también generan el deseo de las personas a consumirlas.

En 1970 apareció con fuerza la llamada sociología del consumo (Jean Baudrillard) en la que se establece que este ya no está relacionado de manera directa con las necesidades, sino con la promoción mediante los medios de comunicación de símbolos y marcas; que se consume para ser parte de un grupo social o diferenciarse de alguno.

Nueve años después, en 1979, se comenzó a hablar de la inducción mediante campañas publicitarias al consumo de bienes y mercancías que dan prestigio y señalan una determinada jerarquía social.

No es casualidad que en el año 2002 se otorgara el Premio Nobel de Economía a Daniel Kahneman, un psicólogo que desde esta disciplina hizo estudios de economía sobre aspectos relacionados con la inducción del consumo. Premio compartido con Amos Tversky, psicólogo matemático, con estudios parecidos; y con Vernon Smith, economista, por su estudio sobre el impacto en el consumo de las subastas de segundos precios.

Así que la economía centrada en el consumo ha desarrollado recursos técnicos en diversos campos, para generar deseos y percepciones que crezcan la demanda de mercancías.

Y un principal recurso entre estos, son los medios de comunicación cada vez más diversos y efectivos. Al teléfono celular de millones de personas, puede llegar de manera simultánea la información que los dueños del capital quieren que les llegue, y si estas no están disponibles para recibirlas en el momento, tienen la posibilidad más tarde.

Realidades ficticias que sustituyen la experiencia, son creadas por los medios de comunicación pautados por resultados de estudios de mercado. Las noticias suelen ser sensacionalistas, con espíritu de espectáculo. Las personas consumen noticias e identidades construidas artificialmente.

Y hasta la política y los políticos, se han convertido en figuras del espectáculo. Son figuras construidas en medios, por lo general distanciadas de la realidad.

¿Es posible revertir la sociedad del espectáculo y volverla real?

Sin dudas, sí.

En la comprensión de que el trabajo político para el cambio debe ser sustancialmente cultural, frente en que hemos sido derrotados.

Comprendiendo la necesidad del todos a una, bajo un mismo plan, y en un mismo sentido; de todas las voluntades contestarias al orden establecido.

El trabajo cultural diverso, pero en una sola línea y plan… en guerra de guerrilla de la cultura, golpeando en diversos flancos.

Haciendo de cada voz, un megáfono. Uniendo todas las voces, en bocinas. De cada cuerpo, una pancarta. Todos los cuerpos, en murales. De cada acción, una obra de arte.

A cada rato. En todas partes.

Manuel Salazar

Político

Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas; Maestría en Gobierno y Desarrollo Local; Economista. Secretario General del Partido Comunista del Trabajo (PCT). Ex Secretario General del FEFLAS y de la Federación de Estudiantes Dominicanos.

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