El editorial de El 1J4 del 26 de agosto de 1967 titulado “La Restauración: Ejemplo de Ejército y Guerra Popular” nos ofrece una mirada profunda y revolucionaria sobre la Guerra de la Restauración, cuyo relato describe el triunfo de los patriotas dominicanos en 1865 como una revolución social en vista de la recuperación del poder usurpado por los grandes terratenientes y comerciantes, ancestrales aliados a potencias extranjeras y férreos opositores al proyecto popular. En ese sentido, la anexión a España se inscribe dentro del ámbito latinoamericano donde la mayoría de los países tuvieron un claro predominio político de los sectores conservadores tras sus respectivas independencias.

Siguiendo la narrativa del periódico fundado por Manolo Tavárez Justo, el cual conmemoró en 1963 el primer centenario de la gesta patriótica, Pedro Santana y Buenaventura Báez fungieron en nuestra historia como los representantes de una clase entreguista que tuvo a bien "consumar el crimen contra nuestra soberanía”. Ambos gobernantes, se alejaron del ideal patrio en búsqueda de la anexión, para garantizar sus intereses económicos y privilegios. Desde esta perspectiva, el levantamiento del 16 de agosto de 1863 en Capotillo fue “la chispa que encendió la pradera” hasta consolidar una guerra de liberación nacional dirigida desde abajo que tuvo la particularidad de ser protagonizada por una legión de campesinos y artesanos, los cuales “de la noche a la mañana” se transformaron en un verdadero ejército popular, armados de machetes, palos y especialmente de una elevada moral patriótica que supo resistir al poder imperial español.

En el escrito publicado por El 1J4 se resalta el papel en nuestra historia del General Gregorio Luperón por ser uno de los primeros dominicanos en denunciar la entrega de riquezas a Estados Unidos, identificando “al monstruo por su nombre: IMPERIALISMO”. Trágicamente, tal como sucedió en 1844, la victoria popular de 1865 siguió el mismo patrón de traición y dependencia por parte de los sectores oligárquicos, los cuales promovieron y alentaron nuevas formas de penetración extranjera en las diferentes esferas sociales, culturales, económicas y políticas del país. De allí que las dos intervenciones militares norteamericanas durante el siglo XX, véase aquellas de 1916 y 1965— con sus correspondientes herencias, las dictaduras de Trujillo y Balaguer fueran las pruebas tangibles de que el anhelo libertario por la independencia definitiva del pueblo dominicano no se había consumado, tarea que el Movimiento Revolucionario 14 de Junio completaría para culminar la obra de los restauradores.

La Restauración: Ejemplo de ejército y guerra popular

Portada del periódico del 14 de Junio.

En 1844 se proclama la independencia y con ella nace la República Dominicana. Esta lucha fue gestada y dirigida por la trinitaria, a la cabeza de la cual estaba Duarte, guiado por los ideales y bajo el influjo de la revolución francesa.

Sin embargo, la proclamación de la independencia no se tradujo, ni mucho menos, en una revolución. Y es que los grandes terratenientes y altos comerciantes importadores se adueñaron del poder. Tenían experiencia en el manejo de la “cosa pública”, poseían el dominio económico y sobre todo eran los organizadores y dueños del ejército. Todo esto les permitió tomar el poder por asalto a través del golpe de Estado, dado por Pedro Santana a la Junta Gubernativa.

Y estos altos comerciantes y terratenientes, representados unas veces por Santana y otras por Báez, fueron al dominio del Estado sin ningún ideal patrio, sin tener confianza de que el pueblo podía defender el territorio nacional de la amenaza haitiana, y viendo que sus intereses podían ser garantizados solo con la protección y dominio de una potencia extranjera. En efecto, a ello se dedicaron Francia, Inglaterra, Estados Unidos y España: con todas ellas mantuvieron negociaciones para tal fin.

Finalmente, en marzo de 1861, nuestro país quedó bajo el coloniaje español. Cúpole al terrateniente Pedro Santana la "gloria" de consumar el crimen contra nuestra soberanía.

No hubo una reacción inmediata de parte del pueblo. Pero esta situación no duró mucho, debido al estado de opresión política y económica a que nos sometió el nuevo amo. Se dedicaron a una verdadera campaña de españolización, en nuestras costumbres, ideas, etc.

Hubo varios intentos de sublevación y el 16 de agosto de 1863 un grupo de patriotas, aparentemente insignificante, al principio, encabezados por José Cabrera, Benito Monción y Santiago Rodríguez, proclamaron la RESTAURACIÓN de la república, enarbolando nuestra bandera en la célebre cumbre de CAPOTILLO.

Esta vez los ideales patrióticos y liberales de los artesanos, pequeños comerciantes, intelectuales y demás sectores de las capas media tomaron expresión concreta en la organización de un Ejército, y comenzaron a avanzar hacia la ciudad y, en su trayecto, este germen de Ejército se fue convirtiendo en un verdadero y poderoso ejército. Se fueron sumando a él principalmente los campesinos. Lo hicieron también los artesanos y pocos obreros que para entonces existían.

La Restauración fue una verdadera guerra del pueblo y su Ejército esencialmente campesino.

Avanzando los patriotas del campo a la ciudad, tomaron Sabaneta, Puerto Plata, Moca, San Francisco de Macorís, etc., hasta llegar a Santiago, donde se estableció el nuevo gobierno. Desde allí continuaron su lucha hasta expulsar a los colonizadores españoles de todo el país. Esto se logró en 1865.

Este ejército mal organizado, sin ningún entrenamiento logró, no obstante, expulsar al imperio español que nos dominaba, escribiendo verdaderas páginas de heroísmo y de gloria. De las entrañas populares salieron sus más valerosos y capaces líderes. El general Gregorio Luperón fue la expresión viva de la valentía, el patriotismo y la capacidad, era la encarnación de esos luchadores y la expresión de esa lucha.

Sin embargo, Gregorio Luperón no quiso hacerse cargo del poder. Este calló en manos de los comerciantes y terratenientes de nuevo, quienes les abrieron las puertas a la penetración económica y política extranjera. Ya desde entonces Luperón se opuso a la entrega de nuestras riquezas a Norteamérica y llamó y denunció al monstruo por su nombre: IMPERIALISMO.

Pero esta penetración continuó también en los sucesivos gobiernos, todos representantes de los altos comerciantes y terratenientes, sumisos al poder extranjero. Hoy después de dos intervenciones militares yankis, estos continúan dominando nuestro país. Impulsan su opresión a través del gobierno dictatorial de Balaguer. Por tanto, todavía hoy, los ideales de liberación, de independencia y Soberanía no se han consumado. El imperialismo norteamericano explota domina y oprime a nuestro pueblo, aún más salvajemente que los imperios anteriores.

EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO 14 DE JUNIO llama a todo el pueblo a continuar las tradiciones y el espíritu revolucionario y antiimperialista de nuestros restauradores, luchando contra el imperialismo norteamericano hasta lograr su definitiva derrota, cuestión principal para la construcción de un futuro feliz y sin guerras.

Centro de Estudios Histórico Sociales 14 de Junio

Centro de Estudios

El Centro de Estudios Histórico-Sociales 14 de Junio, adscrito al Museo de la Dignidad de la República Dominicana.

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