La adopción de medidas arancelarias unilaterales por parte del gobierno de Estados Unidos, ignorando los acuerdos de los tratados de libre comercio, así como   la política de retorno de migrantes, además de la debilidad política, desnuda también el fracaso social de nuestros Estados para su población más vulnerable, sobre todo porque fallaron al no haber puesto en práctica el cabal cumplimiento a los derechos laborales y sociales pactados en el marco este acuerdo.

Los TLC implantados contra vientos y mareas a los sectores populares y de trabajadores por el poder político y de los empleadores, desconociendo incluso en muchos casos las disposiciones constitucionales de los países involucrados, deja claro que sus mayores impactos han sido reputar ganancias políticas y económicas en gran medida para Estados Unidos y de mejoría para que los ricos se sirvieran con cuchara grande en lo nacional.

Ahora con la política de retorno de migrantes y de protección al nacionalismo productivo, se pueden medir las consecuencias adversas que han tenido estos tratados para nosotros por la secuela de dificultades que arrastramos, desde abundante precariedad laboral hasta un retorno desorganizado de nuestros emigrantes indocumentados, lo que profundiza las desigualdades económicas y sociales en la que los sectores menos pudientes como el de los trabajadores ha vivido durante años.

Los TLC envuelven compromisos para los Estados suscribientes de los acuerdos con   Estados Unidos que, entre otras políticas deben generar empleos decentes, combatir la corrupción, el plagio, el crimen organizado, frenar el tráfico ilícito y la trata de personas.  Cumplir los derechos fundamentales del trabajo de la OIT   y   con el programa de trabajo decente.

Nuestros gobiernos hicieron muy poco para abordar con resultados tangibles los derechos económicos y sociales de los trabajadores.  Se crearon empleos, pero escasamente decentes, porque no se proactivaron   condiciones plenas para salarios y jornadas justas, protección social, libertad sindical, negociación colectiva, salud con seguridad en el trabajo, y protección a la maternidad como medidas atrayentes en el empleo nacional para desestimular la emigración de los trabajadores, especialmente la irregular a los países desarrollados.

Para obtener bajos aranceles aun a costa del aparato productivo nacional,  los gobiernos más que hacer  cumplir con el  trabajo decente que exigen los acuerdos, se preocuparon  en crear condiciones de flexibilidad laboral, ambiental, privatización de los servicios públicos abaratamiento tributario en diferentes metodología  para los capitales  para atraer inversión extranjera con buenas  ganancias y  con libertad de mover el dinero   hasta para paraísos fiscales  , mientras  que los impuestos  se hicieron cada vez más regresivos para  los consumidores, especialmente los de clase media y baja.

Si analizamos el TLC de Centroamérica y República Dominicana, nos encontramos que después de la aplicación de estos, la región se convirtió en una expulsora de sus gentes de manera irregular, pues mientras el comercio importador y la inversión se expandieron por las facilidades de los acuerdos, a contrapelo la escasez trabajo decente en materia de ocupación de empleos formales se redujo.  No hubo una compensación económica y social especialmente en en las áreas beneficiadas de dichos acuerdos, pues lo que ocurrió fue la generación de trabajo precario e informal y subcontratación con exclusión de los trabajadores de la protección social y creación de modelos y métodos de trabajo que no garantizaron el empleo decente.

Para empeorar la situación, también esta política trajo la privatización de los bienes y servicios del Estado, partiendo de que la gerencia privada es más eficiente que la administración estatal, medidas que dejaron sin empleos a millones de trabajadores,   porque al final estos no fueron ocupados por el sector privado y menos por el comercio formal, sino que fueron a parar a la informalidad y a la emigración como forma de sobrevivir.

Creadas esas bases degradantes de la producción nacional y del empleo, esto incentivo la emigración regular e irregular en busca de mejores oportunidades y también dio cancha para sentar raíces al narcotráfico, tráfico ilícito y trata de personas, corrupción y otros delitos de corte nacional e internacional que se han entronizado en nuestros países, encontrando caldo de cultivo en la pobreza a la que nos han empujado.  Así nos encontramos con los ejércitos humanos de emigrantes dominicanos, hondureños, guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses y a la vez convirtiéndose estos estados en corredores de tráfico de indocumentados y arrastrando a otros como México y hasta Costa Rica, en escape para conseguir un trabajo que si no decente, por lo menos mejor pagado y seguir viviendo en lo que lograban legitimar su status migratorio.

La llegada de Trump al poder deja al desnudo la irresponsabilidad y falta de visión de futuro de nuestros gobiernos, pues es un  presidente que    presiona y desafía a los estados suscribientes de esos acuerdos   con deportaciones de sus nacionales, so pena de  aumento de aranceles si no los acogen en la forma que los repatrian  y no solo el retorno a la patria de los mismos, sino que también negocia con  otros estados para que los acojan y socaven la dignidad de esas personas como presos por supuestos delitos,   estigmatizados  y   deportados,   a la vez que les   pone de rodilla   con el aumento de aranceles  a los gobiernos que se niegan a aceptar sus condiciones.

En realidad, el gobierno de EE.UU. está actuando nos guste o no de acuerdo a su lógica y estándar de pensamiento político comprometido con sus votantes.  Mal lo hicieron los nuestros que pactaron condiciones supuestamente para beneficio económico y social de nuestros pueblos y solo favorecieron a los inversores,  al capital en toda sus manifestaciones convirtiendo  los  Estados en nación expulsora y agrietada por la corrupción, la pobreza,  la delincuencia y la inseguridad ciudadana, mientras ahora no tienen respuestas para los retornados reinsertarse, porque nuevamente se encuentran que el empleo formal y con protección social está más escaso que nunca y ni siquiera tienen la opción de volver a intentar escaparse irregularmente,  porque  hacia dónde?. ¡Que pifia social nos heredaron nuestros gobernantes al imponer  los TLC.

En la década de los años 90, América Latina se encontró envuelta entre los embates de la política neoliberal que el consenso de Washington había diseñado para joder más a  los PENDEJOS de nuestra región como lo  fueron para solo citar 3 políticas, la liberalización de las importaciones con  una política de libre comercio y aranceles reducidos, la apertura a la inversión extranjera con movilidad de capitales sin fronteras  y la privatización, entendiendo que la gerencia  privada era más eficiente que el Estado en la administración de sus bienes y servicios.

los tratados de libre comercio implantados contra vientos y mareas aun contra disposiciones constitucionales de nuestros países y que tenían como pre condición la generación  de empleos decentes “con base en la idea de que la industria privada se administra con mayor eficiencia que las empresas públicas”.

Disciplina fiscal: déficit presupuestario modesto o presupuestos equilibrados.

  1. Prioridades de gasto público en salud y educación.
  2. Reforma fiscal: la base tributaria debía ser amplia y las tasas tributarias marginales, bajas.
  3. Tasas de interés determinadas por el mercado, positivas, pero moderadas.
  4. Un tipo de cambio competitivo, idealmente flotante, como el “primer elemento esencial de una política económica orientada hacia el exterior”.
  5. Liberalización de las importaciones; en esencia, una política de libre comercio y aranceles reducidos.
  6. Apertura a la inversión extranjera.
  7. Privatización, “con base en la idea de que la industria privada se administra con mayor eficiencia que las empresas públicas”.
  8. Desregulación (poner en marcha reformas como la de política desregulatoria y de competencia económica, liberalización del sector financiero o la reforma de la política fiscal).
  9. Protección de los derechos de propiedad.

EN ESTA NOTA

Eulogia Familia

Defensora de clase trabajadora

Eulogia Juliana Familia Tapia. Vice-Presidenta de la Confederación Nacional de Unidad Sindical (CNUS) y Enc. De Política de Equidad de Género. Miembro del Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Vice-Presidenta del Consejo Sindical de Asesoría Técnica (COSATE) de la Conferencia de Ministros de Trabajo de la OEA. Fue diputada al Congreso Nacional, expresidenta de la Confederación de Trabajadores Unitaria (CTU), ex miembro del Consejo de Administración del Centro de Formación de la OIT/Turin, Italia. Ex vicepresidenta de la 102 (año 2013) Conferencia de la OIT en Ginebra y de la 18 Conferencia Regional Americana de la OIT en Lima, Perú (año 2014). Declarada como la Voz Centenario de los trabajadores de la OIT de América Latina al cumplirse los 100 años la OIT. Ex Presidenta y ex vice presidenta de los Comités de Mujeres Trabajadoras de la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA) y de la Confederación Sindical Internacional (CSI) respectivamente. Como parte del consejo de administración y representante de los trabajadores le correspondió participar en la elaboración y adopción de los convenios 189 sobre trabajo decente para las trabajadoras domésticas y el 190 contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.

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