Venimos escribiendo sobre la formación por competencias y hemos orientado sobre diversas estrategias didácticas relacionadas con este enfoque; hoy vamos a tratar la evaluación de los aprendizajes en este modelo de formación.

La evaluación es un componente de los aprendizajes que siempre ha estado presente en el proceso enseñanza-aprendizaje; sin embargo, es un aspecto de los más difíciles de implementar, no por su funcionalidad, sino por lo que implica, incluyendo intereses de los estudiantes y por la poca importancia que le dan los profesores.

¿Pero de qué estamos hablando al referirnos a evaluación del aprendizaje? Si le preguntamos a un estudiante, probablemente nos dirá: ¡exámenes! Si le preguntamos a un profesor, podría contestar: ¡Es uno de los aspectos más difíciles de la enseñanza, por el que generalmente no me pagan las horas extras que requiere, y del que he recibido muy poco entrenamiento! Vienen a la mente los comentarios de Sigmund Freud sobre las profesiones imposibles, aquellas en las que puedes estar seguro de lograr resultados insatisfactorios: el psicoanálisis, el gobernar y la educación.

Es importante declarar que evaluar habilidades y competencias implica recoger las evidencias de aprendizajes que se requieren evaluar

Los docentes habitualmente vivimos en una nube de falsas expectativas y premisas en las que creemos que todo lo que enseñamos es aprendido por los estudiantes. Desafortunadamente, esto no es así; por ello, la única manera de tener mayor claridad sobre el efecto de la educación y su impacto en los estudiantes es llevar a cabo una evaluación técnicamente adecuada, alineada con los currículos y los métodos de enseñanza, que suministre resultados interpretables y útiles para los diferentes actores del proceso educativo.

Consideraciones sobre la evaluación

La evaluación educativa se debe considerar como la herramienta fundamental para el control del proceso enseñanza-aprendizaje, para el incremento de la calidad de la educación y la innovación de la misma.

La evaluación implica el manejo de información cualitativa y cuantitativa que permite juzgar los avances, logros o deficiencias de los planes de estudios, en lo general, y del proceso enseñanza-aprendizaje, en lo particular, a fin de fundamentar la toma de decisiones para reencausar y mejorar el proceso mismo. Por otra parte, el proceso de evaluación debe tener un carácter continuo, permanente e integral, lo que da origen a diversos acercamientos relacionados con la realidad que se pretende evaluar.

Según Bolívar (2002, p.14), “la evaluación es un proceso que forma parte de la enseñanza y también del aprendizaje; se ha situado en el centro dinamizador de la acción didáctica”; ha dejado de considerarse solo como un elemento más en los momentos finales del quehacer formativo escolar, para pasar a ser asumido como un factor sistemático, que coadyuva en el complejo proceso de enseñanza y aprendizaje.

Al respecto, Ávila (2008) destaca que la evaluación constituye una necesidad inherente a la actividad humana, pues establece el medio a través del cual la persona juzga el valor efectivo de sus actos y el de su entorno, por lo cual, dentro del proceso educativo, es relevante la evaluación de los aprendizajes, pues es permanente, gradual y continua, ya que comienza desde el estudio de una situación y continúa a través de todo el proceso educativo, culminando con un análisis sobre el desarrollo intelectual, social y emocional del estudiante o de cualquier hecho que se requiera evaluar.

En opinión de Santos (2007), la evaluación es un proceso de acompañamiento del aprendizaje; debe realizarse a medida que la formación avanza, se considera y utiliza como actividad que ayuda a comprender, conocer lo que pasa y por qué; siendo una acción continua que tiene protagonismo, pues se refiere al valor de la información recogida de los hechos formativos, que después será interpretada para tomar decisiones de ser necesario, así como para provocar transformaciones continuas en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

El sistema educativo dominicano se fundamenta en una educación constructivista basada en el enfoque por competencias, por lo cual la evaluación debe estar alineada con este enfoque. Se ha venido evolucionando en este sentido desde la ordenanza 1/96, 2/16 hasta llegar a la ordenanza 4/23, que establece el sistema de evaluación para todos los niveles a partir del currículo por competencias.

La evaluación es un componente de los aprendizajes que siempre ha estado presente en el proceso enseñanza-aprendizaje

En el artículo 2 de la ordenanza 4-23 se establece el concepto de evaluación de la educación preuniversitaria de la República Dominicana:

Se concibe la evaluación como un proceso sistemático y continuo de recogida de informaciones relevantes, con la finalidad de que los actores educativos reconozcan y aprecien la eficacia de la enseñanza y la calidad de los aprendizajes, considerando tanto los procesos como los resultados, mediante el análisis e interpretación de evidencias para la toma de decisiones en sentido general y la mejora de la práctica educativa.

Asimismo, se establece que la evaluación del aprendizaje es un proceso que busca valorar el nivel de progreso y desarrollo de competencias y conocimientos que han adquirido los estudiantes durante un período determinado. Esta implica la recopilación y análisis de evidencias y pruebas que permitan determinar el nivel de logro según la referencia del aprendizaje esperado. Esta es una herramienta esencial que permite ajustar la práctica pedagógica, brindar retroalimentación efectiva y adaptar estrategias con el fin de aproximarse a las necesidades individuales de cada estudiante. Además, proporciona información valiosa a los padres, coordinadores, equipo de gestión del centro, docentes y a los propios estudiantes para tomar decisiones informadas sobre su proceso educativo.

En mi opinión, esta ordenanza ha significado un paso de gran trascendencia para la implementación del currículo, ya que se basa en evidencias reales para evaluar las competencias. Uno de los problemas fundamentales de la educación es que los conocimientos que se adquieren no están relacionados con su vida diaria, por lo que muchos conocimientos nunca se aplican para beneficio de la vida del estudiante; en ese sentido, la ordenanza deja clara la evaluación real de habilidades y destrezas para la vida.

Se concibe la evaluación como un proceso sistemático y continuo de recogida de informaciones relevantes

Así se establece que la evaluación es un proceso continuo y forma parte integral de toda actividad educativa; esta ha de ser auténtica al presentar situaciones similares a la vida que les plantea un desafío por resolver a los estudiantes, ante el cual deben desplegar sus conocimientos, habilidades y actitudes, lo cual permite valorar su comprensión y el desarrollo de las competencias.

También es importante declarar que evaluar habilidades y competencias implica recoger las evidencias de aprendizajes que se requieren evaluar, utilizando técnicas e instrumentos diversos, poniendo énfasis en los procesos. Las distintas estrategias, técnicas e instrumentos de evaluación a utilizar se describen en el currículo y dependen de la finalidad que se tenga.

Francisco Ramirez

Educador

Alcancé el doctorado en ciencias pedagógicas en la Universidad pedagógica Enrique José Varona, La Habana, Cuba; Maestría en administración de la Educación concentración administración, Universidad Autónoma de Santo Domingo-Universidad de Montreal. Maestría internacional en gestión universitaria, Universidad de Alcalá, España, Especialista en educación por competencias, Universidad de Guadalajara, México, Licenciado en educación mención desarrollo agrícola y Rural, UCDEP. Me he especializado en gestión educativa. Experiencias: Exdirector del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio, INAFOCAM, Director Regional de Educación, Director distrital, Director de escuelas maestro de primaria y secundaria. Profesor del área de educación en la Universidad Autónoma de Santo Domingo Profesor del postgrado en la UASD, PUCMMA, asesoró 241 tesis de maestría, profesor del doctorado que imparte la UASD con la Universidad Enrique José Varona, coordinador del postgrado UASD-SAN JUAN. Actualmente imparto docencia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en la Facultad de Educación.

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