¡Atención!!! Las personas somos limitadas y fácilmente podemos dejarnos cegar por el “yo”, que actúa inmediatamente cuando ve algo como bueno para sí; pero a la larga perjudica al otro o a mí mismo…; entonces, vienen las lágrimas, si aún no se ha endurecido el corazón…
El propósito principal de ofrecer sacrificios y ofrendas a Dios es para reconciliarnos con Él pasándole por arriba al Otro. Pero la relación con Dios exige “conversión”: estar reconciliado con el Otro y con la Naturaleza. Las relaciones con Dios pasan por el Otro. En mis relaciones, Dios me pone primero al Otro, “no puedo decir que amo a Dios a quien no veo, si desprecio al Otro a quien veo…”(1Jn.4,20-21).
Sería absurdo, pues, presentar ofrenda a Dios sin arrepentirnos y sin corregir el mal que nos apartó del Otro y de la Naturaleza. Así nos lo aconsejan los profetas, quienes dijeron repetidas veces que los sacrificios y ofrendas no eran aceptables sin la reconciliación:
- Amós 5,21-22, "no los recibiré".
- Miqueas 6,6-8, ofrendas sin justicia no eran aceptables.
- Sal. 40, 6-8, no quería sacrificio, sino que hicieran su voluntad.
- Sal. 51,17, Dios quiere corazón contrito.
El pecado que nos separa del hermano y maltrata la creación, también nos separa de Dios (Is. 59,1-2). Muchos de los pecados referidos por Isaías eran injusticias contra sus hermanos. Los profetas hablan mucho de pecados tales como oprimir y defraudar al hermano, venderlo por un par de sandalias, etc. (Oseas 12:6-8; Amós 5,10-12).
Los apóstoles, semejante a lo que decían los profetas, nos enseñan lo mismo Mt. 5,23-24 “Arrepentirse, rectificar el mal al presentar ofrenda”. Juan el bautista dijo, "Hagan, pues, frutos dignos de arrepentimiento" (Mt. 3, 8). "Y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti…".
El papa Francisco, en su encíclica Laudato Si, nos hace presente cuáles consecuencias trae a las personas y seres vivos la creciente degradación que venimos haciendo por el ansia de acumular bienes, autoridades y empresas, por un lado, y por la necesidad de subsistir, otros…
En este sentido, continúa el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si: “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podemos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social”. Por ejemplo, Río Naranjo en Zambrana, Cotuí, ecocidio y la degradación de las Comunidades quedando desamparadas por la acción de la Barrick Gold y la indiferencia del Gobierno…
Además, nos hace conscientes de que: /La inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales/. Y más aún, nos especifica: /los cristianos en particular, descubren que su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y su Creador, forman parte de su fe/.
¿En quién creen los de la Barrick Gold y nuestras Autoridades?
Dios no acepta la adoración de la persona que tiene malicia, celos, amargura, ambición, etc., en el corazón. Por lo tanto, primero debes reconciliarte con tu hermano y luego ofrecer la ofrenda a Dios. Debemos reconocer las faltas, pedir disculpas al hermano ofendido, y entonces ofrecer culto a Dios.
La recomendación de Jesús es "Deja allí tu ofrenda delante del altar…". Antes de ofrecer culto a Dios, hay otro asunto que requiere atención.
¿No es el culto a Dios lo primero y lo principal?
Sí, pero algo tiene que precederlo; es decir, la reconciliación con el hermano. "Anda, reconcíliate primero con tu hermano". Nuestra relación con Dios depende de nuestra relación con los hermanos…
En la 1Jn. 4, 20 "Si alguno dice, Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?"
También en la carta 1Pe. 3,7 los maridos deben amar a sus esposas, "para que sus oraciones no tengan estorbo". Las relaciones familiares afectan nuestro culto a Dios. La verdad es que toda relación humana afecta nuestras relaciones con el Ser Trascendente.
Jesús nos manda a buscar al Otro, no importa quien haya ofendido, si hay distanciamiento el que sea más inteligente o más santo es quien dará el primer paso para el encuentro reconciliador.
Es hacer como Dios que, aunque uno le ofenda, Él no se aleja de uno…, Dios espera a que yo “caiga en la cuenta” y vuelva a Él… Esa es la conversión: “caer en la cuenta de…”, lo que me separa del otro, y reencontrarnos…
¡Señores!, el que ofende a otro, debe buscarlo cuanto antes. El culpable debe tomar la iniciativa. Debe encontrar al hermano ofendido para pedirle perdón:
“Ve, a él en persona”, y de manera responsable y madura resuelve el problema. Si los dos hacen la voluntad de Cristo, se encontrarán en el camino buscando el uno al otro. ¡Qué cambio habría en nuestra iglesia y en nuestra sociedad, si los miembros creyéramos y practicáramos esta realidad!…
La triste verdad es que muchos de nosotros preferimos hablar de los errores de los otros en lugar de practicar estas enseñanzas. Es triste ver que lo malo del Otro determina mi actuar más que lo bueno que aprendí de Jesús y tengo escrito en mi corazón… Lo que sale del corazón es lo que hace bien o lo que hace daño…
A veces, queremos disimular, queremos hacer creer: yendo a misa o yendo a Higüey el 21 de Enero para que la gente me vea y crea que soy persona de Fe. Nos estamos engañando a nosotros mismos porque tanto Dios, como las personas que me conocen, saben cuáles son mis hechos de cada día, que son los que dicen de mí, quién soy: “la reconciliación con Dios pasa por el Otro y por la Naturaleza…” Mis hechos dicen lo que quiero esconder con mis palabras.
La conversión tiene como base la reconciliación. Hacer creer, aparentar una actitud, un comportamiento, manteniendo los mismos hechos, que perjudican al indefenso, al vulnerable…, endurece el corazón y me hacen más despreciable.
La conversión exige reconciliarse: no hacer al otro lo que tú no quieres para ti.
La élite de la sociedad dominicana, nativos o migrantes, en política, cuando están en la oposición defienden a los migrantes irregulares recordando su llegada al país, específicamente defendiendo a los nacionales haitianos irregulares, y cuando llegan al poder implementan las medidas más violatorias a los derechos humanos, utilizando métodos dictatoriales como las expulsiones masivas e indiscriminadas con maltratos y saqueos… En este cambio de actitud respecto a los migrantes irregulares no existe conversión porque no hay reconciliación, aquí lo que hay es uso de la persona como si fuera una cosa para lograr fines políticos.
Lo mismo sucede cando se convocan a reunión personas que cuando estaban en funciones no hicieron la regularización que tenían que hacer y ahora se reúnen con los mismos fines políticos, para allantar. La hipocresía hace cuadrúpedos.
Tantos años oyendo el mismo “tililá, tililá”, desde la era de Trujillo, 1930-1961/2025, 95 años…, una mentira repetida por la oficialidad y revestida de impunidad, permanece viva queriendo hacerse verdad…; pero “la mona sigue mona, aunque se reúnan 4 presidentes”.
La Fe no es ingenua, ni ingenuisa. La Fe no es un invento humano. El Yo no se ha dado la vida a sí mismo; ni tampoco se ha dado la Fe, sino que la recibe de Quien le ha dado la vida, la ha recibido de Alguien que lo Trasciende. La Fe nos concientiza de los engaños de políticos yoizados sin espiritualidad auténtica.
¡LA ESPIRITUALIDAD PERSONALIZADA: AL OTRO COMO A MÍ ES DE HOY, DE MAÑANA Y DE SIEMPRE!
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