La alcaldesa del DN e hija del expresidente Hipólito Mejía (2000-2004) ha lanzado la mañana del domingo 15 de junio de 2025 su mayor grito de guerra como aspirante a la Presidencia de la República en el pequeño municipio Pedernales, distante 307 kilómetros de la capital, en la frontera sur con la indigente comuna Anse a Pitre, departamento sur de Haití.
Nada al azar en su madrugar. Hay fondo en el asunto; sin embargo, las notas mediáticas sobre su visita se han diluido entre lo anecdótico y lo vibrante del discurso en un ambiente caluroso y con aplausos de militantes del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM), en el local de la calle Antonio Duvergé con 27 de Febrero.
Pedernales registró 20,425 (0.25%) votantes en las elecciones municipales, congresuales y presidencial de 2024 en un padrón de 8.1 millones, conforme a los datos de la Junta Central Electoral.
El Censo Nacional de Población y Vivienda (2022) le consigna 34,375 habitantes a la provincia.
Ha pasado inadvertido el porqué Mejía y equipo han escogido una comunidad tradicionalmente considerada por los políticos insignificante en términos electorales.
Una donde carece de huellas de realizaciones y la gestión de gobierno de su padre cometió una pifia histórica que opaca alguna obra de escaso monto en el territorio.
Se trata de la declaratoria de utilidad pública de la parcela 215-A (362 millones de metros cuadrados) que, a finales de los 80 e inicios de los 90, había sido robada al Estado disfrazada de agrícola por funcionarios del gobierno de Joaquín Balaguer y cómplices de todos los colores. Ocurrió luego que en 1997 el gobierno presidido por Leonel Fernández iniciara el proceso de demanda en justicia para recuperar la propiedad estatal.
La gestión de Danilo Medina (2012-2016/2016-2020) retomó el proceso del gobierno de Fernández y logró la recuperación en 2018.
Y, como continuidad de Estado, la de Luis Abinader (2020-2024) puso en marcha el proyecto de desarrollo turístico a partir un plan maestro que esperaba el desenlace de litigio judicial para la ejecución.
El viaje de CM en un jet privado hasta el viejo aeródromo de Cabo Rojo, 23 kilómetros al sureste del municipio cabecera, duró cerca de media hora, mucho menos que las seis de viaje en auto y las siete u ocho en minibuses del transporte colectivo, si no está activo El Derrumbao fuente peligrosa de interminables tapones o bloqueo de la vía, en el municipio La Ciénaga de Barahona.
En Cabo Rojo, centro del destino de turismo sostenible en construcción, la avispada política recorrió algunas áreas, elogió las inversiones en infraestructuras y celebró la integración del Grupo Punta Cana (o Consorcio Cabo Rojo) en calidad de “socio estratégico minoritario”, tras ganar una licitación nacional e internacional, según informó Sigmund Freund, director ejecutivo del fideicomiso Pro Pedernales.
Al llegar al local del PRM en el municipio, eran las 11:34 de la mañana, aunque le esperaban desde las nueve. Allí mostró sus habilidades discursivas y destrezas histriónicas. Resaltó el gran aporte del presidente Abinader al “sur profundo, que ya es sur fecundo”.
No manifestó, sin embargo, la intención implícita de su visita proselitista, muy lejos de búsqueda de unos cuantos votos: matar dos pájaros con el mismo tiro.
Es muy probable que su pretensión fuera aprovechar el beneficio de la buena imagen del proyecto turístico gubernamental, declarado desde la palada inicial (1922) por el mismo Abinader como su obra cumbre.
Y de paso buscaría capitalizar la intermitencia en lugar cualitativamente tan importante del aspirante a la presidencia por el PRM, el ministro de Turismo David Collado, quien -según los sondeos- ocupa el primer lugar en la valoración de los votantes, a gran distancia de los demás, de cara al certamen de 2028.
Mientras el hacha va y viene, Pedernales sigue agobiado por las suspensiones del servicio eléctrico hijas de la negligencia de cinco años de la Distribuidora de Electricidad del Sur (Edesur), que nada había hecho pese al proyecto turístico en ejecución.
La carretera Barahona-Pedernales va a cuenta gotas. Cinco años el tramo desde Enriquillo (74 kilómetros), y nadie explica cuándo será terminado e inaugurado. El de Barahona-Enriquillo (74 kilómetros), ni hablar; al menos doce años en construcción.
Igual drama con el edificio de oficinas públicas y las viviendas que configuran el centro del pueblo, camino inminente hacia el desplome; el olvido de la necesaria carretera Pedernales-Puesto Escondido, Duvergé; el centro cultural y los estadios de béisbol y softball; la construcción de una cárcel y complejos habitacionales…
¿La cultura? Banda y academia de música, pese a ser minas de talentos, están huérfanas de apoyo estatal. Necesitan de todo. No han valido clamores públicos, No escuchan ni leen, los funcionarios. Y luego teorizan sobre derrotero de la juventud de hoy.
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