El Tétano es hijo de las heridas con metales
y no se irá mientras haya gente comiendo cables…
Narcisazo. El humor tiene bandera
Este 26 de mayo de 2025 se cumplen 31 años de la desaparición y asesinato del magnífico gestor cultural, militante revolucionario y denodado académico Narciso González (Narcisazo), víctima del balaguerato en su no menos nefasto corolario de los diez años. Lograron extirparlo físicamente, pero nunca sepultarán su memorable ideario de lucha por la felicidad de los dominicanos.
Narciso desde sus años juveniles en pleno horror de la tiranía de Trujillo, no disimuló su repudió al ambiente de zozobra imperante. En los estertores finales de la ignominia, a sabiendas de sus ideas antitrujillistas el local comercial de su padre en Villa Consuelo, fue asaltado por los temibles paleros de Balá. Narciso, con su padre un hermano y amigos del barrio se enfrentaron a los maleantes trujillistas.
Tras su ingreso a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, militó en el grupo Fragua, que era el estamento estudiantil que agrupaba a los sectores revolucionarios en la universidad.
Por su destacada militancia pasó a ser de los principales dirigentes de Fragua, no solo era un gran organizador y orador, sino el principal creativo de las consignas en las movilizaciones. En una conversación le pregunté si era el autor del eslogan: «Cachita Cachumba Fragua está que chumba», se sonrió como respuesta.
Uno de sus compañeros nos llegó a informar que entre otros aportes fue el compositor del himno de Fragua, que decía: «Quien viene ahí/pregunta la gente/y yo como prudente le voy a contestar/somos fragüeros óigase bien/somos fragüeros óigase bien/venimos combatiendo de contén a contén».
El suscrito en el periodo postguerra era un simple activista de la otrora Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), versión de Fragua en los liceos de todo el país. Delegaciones de la UER de modo regular asistíamos a los actos y movilizaciones en la UASD y allí podíamos observar las exposiciones de los estelares dirigentes de Fragua como Amín Abel, Narciso González, Guaroa Ubiñas, Chino Bujosa, Diomedes Mercedes, Alexis Licairac, Alejandro Márquez y otros.
Al ingresar a la universidad, de modo obvio pasamos a ser miembros de Fragua (luego al desaparecer Fragua me integré al Flavio Suero) en este lapso ya Narcisazo era profesor de la Facultad de Humanidades, en la Escuela de Letras. Junto a Antonio Lockward Artiles, Jacobo Moquete de la Rosa, Luis Pérez Espaillat e Ignacio Rodríguez Chiapini, eran los principales asesores del movimiento estudiantil de la época, enfrentando de modo frontal a la derecha académica en el interior de la universidad y en el exterior al balaguerato dominante.
En no pocas ocasiones me encontré con los asesores participando activamente en las movilizaciones contra los atropellos balagueristas.
Narcisazo, Lockward y Mateo Morrison dirigieron en diferentes periodos la extensión cultural, desarrollando un amplio programa de difusión social a nivel nacional con los grupos culturales de la universidad, el coro, la rondalla, la poesía coreada (dirigida por el connotado comunicador José Rafael Sosa) y el teatro universitario.
También un amplio programa de charlas educativas. Recuerdo cuando Narciso ofreció una enjundiosa exposición analizando un mensaje que enviaba el anuncio de una empresa estatal (Lotería Nacional) que insistía el pueblo debía sonreír. Narciso fue descifrando punto por punto como se escondían los crímenes y la corrupción de Estado detrás de esas sonrisas “ingenuas”.
En esta fase siempre debemos recordar al inolvidable abogado de los presos políticos Héctor Cabral Ortega, brillante conferencista sobre la realidad político social que atravesaba el país.
Narcisazo por su enorme capacidad para la sátira política fue contratado por el Show del Mediodía como libretista, jugando un papel excelente en unión de comunicadores que siempre han estado comprometidos con la defensa del pueblo, como Huchi Lora. Su columna en décima «El pueblo se queja en verso», era la palabra diaria de las denuncias populares contra la represión política y social.
Narcisazo y Huchi Lora crearon la revista de humor político Tirabuzón, Huchi ha resaltado sobre el particular que los textos de las caricaturas rimaban en décimas, cuartetas y redondillas, todas cargadas de humor y denuncias. La revista sucumbió, porque ninguna empresa se atrevía a anunciarse por temor a represalias gubernamentales. Las imágenes y los textos atentaban contra la paz de cementerios que nos pretendían imponer.
En cierta ocasión me correspondió presentar un libro del doctor José Díaz, compañero de faenas culturales de Narcisazo (José reeditó su libro El humor tiene bandera y es el editor del libro Narcisazo ¿dónde estás?, que discurre sobre su asesinato). Desde el podio ubique la presencia de dos importantes personalidades, el profesor Juan Bosch y nuestro antiguo asesor en el movimiento estudiantil Narcisazo.
Destaqué la presencia del profesor Juan Bosch, no solo por su principalía política, sino por ser un reconocido literato de América. Luego, conociendo que Narciso era radical cuando tomaba una decisión, decidí no podía desperdiciar la oportunidad para solicitarle a nombre de sus lectores ante el público presente, que continuara con su famosa columna «El pueblo se queja en verso», que había descontinuado.
Al terminar el acto el profesor Juan Bosch me ubicó y se trasladó al lugar donde me encontraba y me dio las gracias por la mención que hice de su presencia. Al retirarse el profesor y su comitiva, detrás me esperaba nuestro querido asesor en el movimiento estudiantil Narciso González con Taty su compañera de vida, y de inmediato me dijo: Chago, no es que yo no quiero publicar mi columna, sino que ningún periódico se atreve a publicármela. Nunca me imaginé que aquel breve conversatorio sería el último con Narciso.
Más adelante Balaguer en su obsesión de emular a su jefe Trujillo, no conforme con imponerse de modo fraudulento contra Juan Bosch en 1990, lo hizo en 1994 en detrimento de José Francisco Peña Gómez. En la universidad en una asamblea celebrada en el Aula Magna del Alma Mater, Narcisazo con la combatividad de siempre reclamó la desobediencia pública contra el fraude electoral. Esa fue su sentencia de muerte.
El 26 de mayo de 1994 desapareció para siempre. El país permanecía alarmado buscando indicios del paradero de Narcisazo vivo o muerto; Balaguer recibió a sus familiares en su despacho, en el discurrir de la reunión el subconsciente lo traicionó, cuando preguntó: “¿Qué edad tenía?”, dejando entrever estaba muerto.
Tras la superación del régimen balaguerista, se hicieron nuevas indagaciones. Ante las autoridades competentes, personas interrogadas manifestaron fue apresado por militares que lo condujeron al J2 de las Fuerzas Armadas, donde lo torturaron, luego se intentó trasladarlo al destacamento policial de la avenida Bolívar esquina Rosa Duarte y no fue admitido, tampoco en el Palacio de la Policía.
También circuló de modo público la versión que responsabilizaba la custodia de uno de los vehículos en que se hizo el macabro recorrido con Narcisazo, a un alto oficial todavía activo, que ocupa una importante función pública.
En definitiva el caso se diluyó en los interrogatorios de la fiscalía, pero no prescribirá en los anales de los crímenes impunes en Dominicana, en adición a otros grandes asesinatos políticos como los de: Virgilio Martínez Reina, Jesús de Galíndez, Octavio de la Maza, las hermanas Mirabal, Ramón Marrero Aristy, Manolo Tavárez, Pichirilo Mejía, Altagracia Amelia Ricart Calventi, Guido Gil, Henry Segarra, Amín Abel, Otto Morales, Maximiliano Gómez, Sagrario Díaz, Francisco Caamaño, Gregorio García Castro, Orlando Martínez y otros crímenes espeluznantes propiciados por la malhadada intolerancia política.
Compartir esta nota