La poesía de Julia de Burgos es la sal del Caribe herida por el sol y la nostalgia, la voz de una mujer que rompió la forma para hablar su propia verdad. Su palabra no se domesticó. No fue eco: fue relámpago. Su nombre, aún es un canto contra el silencio.

Nacida en febrero de 1914, en Carolina, Puerto Rico, creció en la humildad de una familia numerosa, con el rumor del río Grande de Loíza como arrullo. De ese río haría más tarde un símbolo maternal y mítico, espejo de su identidad rota, raíz de su nostalgia. De Burgos estudió literatura, fue maestra, activista, periodista. Pero sobre todo fue poeta. Poeta sin concesiones. Poeta de sí misma. Poeta por herida y por hambre.

Vivió una vida errante entre Puerto Rico, Cuba y Nueva York. En esta última ciudad, moriría trágicamente, sola, enferma, ignorada, en julio de 1953, tras caer desvanecida en una calle de Harlem. En sus bolsillos no llevaba identificación. Su cuerpo fue enterrado como una desconocida, con el nombre de “Jane Done”, hasta que se supo quién era. Pero ya Julia era mucho más que un cuerpo. Era viento, tinta, resistencia.

Su obra es un dialogo profundo con el ser femenino, con la isla madre, con la libertad. En sus poemas Veinte surcos (1938) y Canción de la verdad sencilla (1939), se despliega su lirismo indomable. Su palabra es volcán, es herida, pero también ternura y vuelo. Se pronuncia a sí misma como una mezcla de furia y dulzura: “Tu eres fuerte, mujer. En tu carne va un mundo.”

Julia de Burgos

En uno de sus poemas más celebres, A Julia de Burgos, escinde su ser en dos: la que el mundo espera y la que arde en su pecho. Es un manifiesto poético y vital. Dice:

Tú en ti misma no mandas; a ti todos te mandan;

en ti mandan tu esposo, tus padres, tus parientes,

el cura, el modista, el teatro, el casino,

el auto, las alhajas, el banquete, el champan,

el cielo y el infierno, y el qué dirán social.

Allí esta toda Julia. Esa voz que no acepta ser moldeada, que grita desde adentro, que rompe espejos y máscaras. Su feminismo no es ideológico: es existencial, visceral. Es la palabra que nace de una garganta que no se deja coser.

Algunos estudiosos han abordado su legado con admiración y profundidad. La crítica puertorriqueña Mercedes López-Baralt la considera “una de las grandes voces liricas del continente”, y sugiere que en su poesía “hay un giro místico”, una búsqueda de trascendencia a través de lo humano.

La investigadora Vanessa Pérez Rosario, en su libro Becoming Julia de Burgos: The Making of a Puerto Rican Icon analiza como su vida y obra se han entrelazado con las luchas políticas, identitarias y de género. Julia es, para Pérez Rosario, una figura “luminosa y trágica”, símbolo de la diáspora, del amor desbordado, del yo que se afirma aún cuando se deshace.

También la poeta afroamericana June Jordan escribió sobre ella, reconociendo en Julia una hermana del alma, una voz anterior que le había abierto el camino. Y es que en de Burgos no hay límites geográficos: su palabra cruza islas, cuerpos, lenguas. Es universal porque es radicalmente intima.

Hay algo en ella que me recuerda a Alfonsina Storni, a Alejandra Pizarnik, a Sylvia Plat. Mujeres que hicieron de la poesía un acto de un acto de insurrección. Pero Julia, con su acento caribeño, su nostalgia antillana, su mestizaje de tierra y mar, posee un fulgor único. Su poesía es trópico herido, es bandera sin patria, es isla dentro de otra isla: el cuerpo humano.

Al final, Julia no fue vencida por el olvido. Su obra ha sido traducida, leída, celebrada. Es estudiada en universidades, recitada por corazones jóvenes, invocada por las que buscan libertad. El rio Grande de Loíza sigue pronunciando su nombre, como ella pidió en uno de sus versos mas hondos:

Rio Grande de Loíza …. ¡alégrate en mi espíritu y deja que mi alma se pierda en tus riachuelos!, diría en uno de sus poemas.

Hoy Julia de Burgos no está ausente. Vive en quienes aún se atreven a escribir desde la entraña. En cada mujer que decide ser su propio canto. En cada poema que se niega a ser domesticado.

Lizamavel Collado

Política

Lizamavel Collado es periodista, gestora empresarial, especialista en programación macroeconómica, ingeniería financiera, derivados, presupuesto y gestión pública. Presidenta del partido Poder Ciudadano.

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