Roma 2017: el comienzo de una nueva era. Ahora en 2026, ojalá fuese nuestro país invitado.
Yo me encontraba en Roma en 2017 cuando el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, visitó al Papa Francisco en el Vaticano. Pocos días después viajó a Sicilia, donde participó en la reunión del G-20 de aquel año. El ambiente diplomático de entonces estaba marcado por tensiones globales: el Acuerdo de París sobre el clima, la guerra en Siria y las diferencias entre Washington y la Unión Europea. Aquel encuentro simbolizó el inicio de un nuevo ciclo: el retorno de la política de poder en la era post-globalización.
Ocho años después, en 2026, Estados Unidos se prepara para ser anfitrión del G-20, y esa cita se ha convertido en la prioridad diplomática central de la Casa Blanca. Más que la pospuesta Cumbre de las Américas, será esta reunión la que defina la posición de Washington frente a China, Rusia, Europa y América Latina.
Los países del G-20 y su peso global
El Grupo de los Veinte (G-20) está compuesto por diecinueve países más la Unión Europea: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, junto con la Unión Europea.
En las últimas cumbres suelen participar también países invitados —como España, Egipto, Singapur, Vietnam, Nigeria o los Países Bajos— y organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, la OCDE, la ONU y la Unión Africana.
Ojalá nuestro país sea uno de los invitados del 2026.
El G-20 representa cerca del 85 % del PIB mundial, el 75 % del comercio global y dos tercios de la población del planeta. Es, por tanto, el espacio de mayor influencia política y económica del mundo contemporáneo.
La presidencia estadounidense de 2026 se centrará en tres ejes estratégicos: seguridad energética y transición tecnológica, regulación de la inteligencia artificial y la ciberseguridad global, y reconstrucción económica tras la guerra de Ucrania. Con esta agenda, Washington pretende reafirmar su liderazgo internacional, coordinar políticas con el G-7 y con los países emergentes del Sur Global, y definir una nueva arquitectura financiera y tecnológica para el siglo XXI.
Pokrovsk y Kupyansk: el frente del invierno
Mientras se preparan las grandes cumbres, el foco geopolítico se mantiene en Europa Oriental. El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy insiste en que “no existe cerco alguno” sobre las ciudades de Pokrovsk y Kupyansk, pero los informes del Institute for the Study of War (ISW) y diversas fuentes europeas muestran otra realidad: las fuerzas rusas han avanzado dentro de Pokrovsk y Myrnohrad, acercándose a un posible colapso del frente oriental.
El invierno ucraniano, tradicionalmente determinante, podría sellar una nueva fase de la guerra. El contraste entre el discurso oficial de Kyiv y la evidencia del terreno refleja el desgaste político y militar de un conflicto que Europa ya no sabe cómo sostener.
El mensaje de Villarroya: un golpe inminente
En Negocios Televisión, el historiador José Miguel Villarroya afirmó: “Rusia está a punto de dar un duro golpe a Ucrania. Pokrovsk y Kupiansk van a caer.”
Su análisis sostiene que la OTAN ha entrado en un ciclo de agotamiento, mientras Moscú ha recuperado la iniciativa estratégica. Según Villarroya, Estados Unidos se rearma no sólo por Ucrania, sino porque ya no puede competir económicamente con China. “Lo que le queda —dice— es la fuerza militar.” El conflicto ha revelado la fragilidad industrial europea y la dependencia política del continente respecto de Washington.
Pokrovsk: Europa ante el espejo de la guerra
En una emisión de Negocios TV, Juan Antonio Aguilar, Armando Jiménez y Christian Lamesa coincidieron en describir el frente oriental como crítico y casi irreversible.
Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica, calificó el cerco de Pokrovsk como “un auténtico desastre”, con hasta 10 000 soldados ucranianos atrapados y más de 6 500 bajas. Aseguró que la OTAN ha vuelto a caer en la trampa de la guerra de desgaste rusa.
Armando Jiménez, representante europeo del Adam Smith Center (FIU), añadió que la caída de estas zonas “era esperada” dentro de la estrategia invernal de Putin. Advirtió que el coste humano es insoportable y que el conflicto pone en riesgo el equilibrio nuclear global.
Christian Lamesa recordó las palabras de Trump: “Es una estupidez intentar ganarle la guerra a Rusia.” Para Lamesa, Moscú busca consolidar un corredor hacia Transnistria, reincorporando Odesa y Mykolaiv como regiones históricamente rusas, mientras Europa “se niega a reconocer la realidad del frente”.
La aproximación indirecta: el método Trump
Trump aplica la teoría británica de Basil Liddell Hart, basada en la “aproximación indirecta”: golpear los bordes del adversario antes de su núcleo. En lugar de confrontar directamente a China, actúa sobre Venezuela, México o Nigeria, países periféricos de su esfera de influencia. Su objetivo es debilitar los vínculos globales de Pekín y reconfigurar la cadena de poder mundial.
Kim Jong-un tiende la mano: diplomacia nuclear rediviva
La agencia surcoreana Yonhap informó que Kim Jong-un estudia reunirse nuevamente con Trump tras los ejercicios EE. UU.–Corea del Sur de marzo de 2026. Trump respondió que estaría “dispuesto a hacerlo si él lo desea”. Sería el primer encuentro directo desde 2019, y su éxito o fracaso podría redefinir la política nuclear asiática.
EE. UU. ensaya el poder: el Minuteman sobre California
En la medianoche del 5 de noviembre de 2025, el Comando Estratégico estadounidense tiene previsto lanzar un misil intercontinental Minuteman III desde la Base Vandenberg en California. La prueba, no armada pero nuclear-capaz, es parte de los ejercicios de disuasión de rutina.
El Sahel: el tablero invisible
Mientras Europa se empantana en Ucrania, África emerge como el nuevo campo de competencia global. Rusia y China llenan el vacío dejado por Francia. Uranio, litio, oro y tierras raras son el nuevo petróleo.
América Latina y el repliegue hemisférico
La Cumbre de las Américas ha sido pospuesta para 2026, signo del repliegue diplomático de Washington. Estados Unidos concentra su energía en Europa, Asia y el G-20.
La República Dominicana ante el nuevo orden global
En este tablero incierto, la República Dominicana mantiene su papel de país puente y estable. Aliada histórica de EE. UU., con relaciones económicas crecientes con China, el país posee margen diplomático para equilibrar intereses.
Conclusión: un nuevo equilibrio inestable
El intento de derrotar a Rusia terminó siendo una intentona fallida que agotó a la OTAN y fortaleció a Moscú. Ahora, el eje global se desplaza hacia Eurasia, Asia y América del Norte, donde el G-20 de 2026 se perfila como la gran mesa de poder del siglo XXI.
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