Para tocar a Beethoven es indispensable tener violinistas veteranos con buenos violines. Para tocar a Chopin es ineludible contar con buenos pianistas y un piano de calidad. Para tocar a Wagner hay que contar con percusionistas que sepan lo que hacen y tambores que puedan sonar alto. Para tocar a Bach hay que tener violoncelistas que puedan invertir el alma en violoncelos impecables. Tener todo eso en la excelente Orquesta Sinfónica Nacional que hemos logrado ha sido producto del gran esfuerzo, constante y apasionado de la Fundación Sinfonía, ha estado dirigida por dos dominicanas excepcionales : Margarita Copello (que en paz descanse) y Margarita Miranda de Mitrov, la actual presidente de Fundación Sinfonía . Unas mujeres que merecen consideración y respeto.
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.