La República Dominicana ha sido reconocida este año por un avance significativo en materia de equidad de género. Según el Global Gender Gap Report 2025 del Foro Económico Mundial, el país escaló 21 posiciones, ubicándose en el puesto 61 de 148 economías evaluadas. Este ascenso es mucho más que un logro estadístico: es una señal de que los esfuerzos acumulados por generaciones empiezan a rendir frutos y una invitación a actuar con mayor compromiso y visión de futuro.

Celebramos este avance como reflejo del trabajo conjunto de múltiples sectores: el sector privado con enfoque inclusivo, las mujeres activistas empoderadas, la sociedad civil organizada, servidores públicos con compromiso sostenido, organizaciones sin fines de lucro con enfoque de género  y mujeres que, desde distintos espacios, han desafiado estereotipos y se han abierto camino para estudiar y, con su talento, perseverancia y liderazgo, escalar en ámbitos que históricamente habían estado vedados para la participación femenina.

Este reconocimiento, sin embargo, no es un punto de llegada. Es una plataforma desde la cual debemos construir, con un nuevo impulso nacional, una hoja de ruta hacia la equidad plena, ya que el verdadero cambio ocurre en la vida concreta de las personas. Y mientras persistan brechas en la participación en el liderazgo político, el acceso a empleos dignos o vacíos en la corresponsabilidad del cuidado, hay tareas pendientes que no podemos postergar.

América Latina y el Caribe se han consolidado como la región con mayor progreso en equidad de género a nivel global. Nicaragua ocupa el lugar 18, Costa Rica (21), Chile (26), Argentina (27), Colombia (37), Panamá (41), Perú (43), Uruguay (48), Ecuador (53), México (54) y El Salvador (59) nos superan en el ranking.

Estos países han hecho de la equidad una prioridad estratégica, promoviendo la participación femenina en todos los niveles de gobierno y reconociendo que no hay democracia ni desarrollo sin la plena inclusión de las mujeres.

Nuestro país tiene las condiciones para sumarse con liderazgo a ese grupo. Contamos con un capital humano femenino altamente calificado. Participamos más en la educación en la mayoría de los niveles y, como bien destaca el informe, nuestras mayores fortalezas están en el acceso equitativo a la educación (donde nuestra participación supera a los hombres) y a la salud. Las mujeres dominicanas accedemos y nos graduamos en mayor proporción que los hombres en la educación superior, lo cual constituye una ventaja competitiva para el desarrollo nacional.

En el ámbito económico, si bien la participación femenina ha mejorado, persisten brechas significativas en el acceso a puestos de liderazgo, calidad del empleo y brecha salarial. La economía del cuidado, mayoritariamente asumida por mujeres, sigue siendo invisible y no remunerada.

El desafío más crítico lo enfrentamos en el empoderamiento político. Ocupamos el puesto 74 en esta dimensión, con solo 28,9 % de mujeres en el Congreso y 19,0 % en el gabinete ministerial.

Y aunque este avance merece ser reconocido, también es importante señalar que desde el Estado, las acciones en temas clave como la economía del cuidado, la participación política o la inversión con enfoque de género han sido limitadas. Para que la equidad sea una realidad sostenible, se requiere mayor voluntad política y coherencia en las prioridades públicas.

Estamos en un excelente momento para actuar con visión de Estado. Sobre esa base, valdría la pena diseñar y ejecutar un Marco de Acción Nacional por la Equidad 2025–2040, que complete una transformación estructural duradera, sustentada en cuatro ejes:

  1. Modelo económico inclusivo:establecer incentivos a empresas que promuevan la equidad en puestos directivos, definir una política nacional de economía del cuidado y regular con precisión para reducir la brecha salarial.
  2. Educación transformadora:incorporar el enfoque de género en todo el currículo nacional, incluir programas de liderazgo femenino desde la secundaria y establecer una red nacional de mentorías para que más mujeres desarrollen su máximo potencial.
  3. Gobernanza pública diversa:garantizar la equidad en cargos de alta dirección pública basada en méritos y competencias, así como presupuestos públicos con enfoque de género.
  4. Proyección internacional:promover intencionalmente un liderazgo regional en equidad a través de organismos multilaterales y la cooperación Sur-Sur en políticas de igualdad.

Las mujeres hemos recorrido un largo camino en distintos frentes: en las instituciones, en la sociedad civil, en la política y en cada espacio donde históricamente se cerraron las puertas. Hoy, más que nunca, sabemos que no basta con abrirlas; es fundamental sostenerlas abiertas para que muchas más puedan entrar, crecer y liderar. La equidad no es un logro individual, es una construcción compartida que requiere compromiso generacional.

El ascenso de 21 posiciones en el ranking global es un reflejo de décadas de avances impulsados por miles de voces, esfuerzos y acciones concretas. Es un paso importante, pero también un recordatorio de que el progreso no está garantizado: mantenerlo exige coherencia, visión y voluntad para ir más allá y transformar la vida cotidiana de las personas.

Desde mi rol, me uno al llamado colectivo de seguir construyendo un país donde la equidad sea parte de nuestra cultura institucional y de nuestras políticas públicas. Porque no se trata solo de posicionarnos mejor ante el mundo, sino de avanzar con justicia, inclusión e innovación hacia un modelo de desarrollo donde todas y todos podamos aportar y prosperar en igualdad de condiciones.

Zoraima Cuello

Doctora en Educación

Doctorada en Educación con especialidad en Liderazgo Organizacional; con Maestrías en Transformación Digital y en Alta gerencia. Postgrado en Dirección de Operaciones. Licenciada en Contabilidad, certificada internacionalmente en programas de liderazgo y mentoría. Con más de 25 años de experiencia gerencial en los sectores público y privado. Ocupó la posición de Viceministra de Seguimiento y Coordinación Gubernamental en el Ministerio de la Presidencia, implementando el sistema nacional de atención a emergencias y seguridad (911), el programa República Digital, el sistema de seguimiento de las metas presidenciales, la estrategia de ciberseguridad, y la implementación del Centro Nacional de Ciberseguridad, entre otros. Actualmente se desempeña como Vicerrectora Ejecutiva de la Universidad del Caribe, función que conjuga con la Presidencia del Círculo de Cultura Democrática, entidad sin fines de lucro dedica al análisis y la elaboración de propuestas que impulsen el bienestar de la sociedad, fortalezcan la democracia y el desarrollo de la República Dominicana. La doctora Cuello es escritora e investigadora. Ha publicado diferentes artículos en numerosas revistas académicas y periódicos de circulación nacional. Es autora del libro 7 Riesgos de las Redes Sociales, ser Ciudadanos en un mundo tecnológico, y coautora del libro El desarrollo municipal, factor estratégico en el posicionamiento de México en los escenarios políticos y sociales del siglo XXI, entre otros.

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