Tenemos la capacidad de imaginar cualquier realidad y esas imágenes mentales nos impactan a nivel cognitivo, conductual y emocional. En ocasiones vemos que alguien dice en forma peyorativa: es solo tu imaginación, queriendo decir que es pura fantasía o algo sin valor, pero enfocaremos su importancia.

Mediante la imaginación podemos “ver” realidades en nuestra mente, que podrían afectarnos tanto o más que la visión de la realidad misma. Por ejemplo, imaginar que estás en grave peligro acelera a tu corazón, aunque la amenaza sea imaginaria.

Sin imaginar no tendríamos creatividad, arte, filosofía, ciencia o tecnología. Todas las maravillas que ha desarrollado la humanidad primero fueron imaginadas.

Frente a un reto, problema u obstáculo, imaginar numerosas soluciones, permite que no tengamos que ensayar cada opción y evitamos experimentar muchos de sus posibles fracasos. Cuando vas a saltar, imaginas como realizará tu cuerpo esa actividad, y las sinfonías de Beethoven, primero existieron en su mente.

Si empiezas una empresa o una carrera universitaria y no tienes la capacidad de imaginarte estando ya en la meta, difícilmente podrás llegar a ella. Porque para todo lo que hacemos necesitamos motivación y esa imagen de éxito, es en definitiva lo que provoca las emociones que nos impulsan a seguir adelante.

En nuestro cerebro tenemos una zona llamada núcleo accumbens, que es el centro de la recompensa. Cuando el entrenador enseña a la foca a seguir sus instrucciones, la premia con un pescado, que sirve de estímulo al animal para mantener el interés en la actividad. En nuestro caso, a lo largo de nuestra carrera, hay elementos o pequeños logros que nos permiten reforzar la imagen del éxito que buscamos, anticipando el placer que sentiremos al lograrlo. Cada paso que nos acerca a nuestra meta, nos permite ver nuestro sueño como algo más posible, quien no tiene esa imagen clara de lo que busca, se rinde al primer obstáculo.

La mente está sana mientras tenga imaginaciones sanas o racionales, si presentáramos imaginaciones incoherentes o no pudiéramos diferenciar nuestra imaginación de la realidad, podríamos padecer de esquizofrenia, si sólo podemos imaginar lo peor, normalmente seríamos depresivos y pasivos. Si imaginas que nadie te ama y que todos piensan mal de ti, podrías aislarte y afectar tu salud.

La capacidad de imaginar es un aspecto esencial de la inteligencia, son factores inseparables. Esto aplica a cualquier tipo de inteligencia. El gimnasta que realiza saltos mortales, tuvo previamente la imagen mental de lo que haría y gracias a su inteligencia corporal-cinestésica o psicomotora, pudo hacerlo realidad. Lo mismo nos sucede a los cirujanos, tenemos la imagen mental de los pasos del procedimiento o cirugía que realizaremos.

Por las neuronas espejo y mediante el aprendizaje vicario o modelado, con solo observar a una persona realizar una actividad podríamos aprenderla. Si estás en clases de baile, cuando observas a tu maestro bailar, gracias a estudios de neuroimágenes, sabemos que en tu cerebro se activan las zonas que luego controlarán esos movimientos.

La imaginación puede activar la neuroplasticidad y la sinaptogénesis, esenciales para tu desarrollo cerebral. Dicho con mayor claridad: tu imaginación puede mejorar tu cerebro.

Si te atormenta un problema o conflicto con alguna persona y logras trabajarlo de manera adecuada desde tu imaginación, es posible superarlo incluso sin la presencia de esa persona.

La imaginación mal dirigida, podría ser causa tanto de infelicidad como de un infarto, podría afectar tu productividad como también aumentar el riesgo de accidentes.

De igual forma, cuando una nación imagina que otra nación representa un peligro, puede ser la causa de una guerra, aunque fuera un temor infundado.

La metacognición es la habilidad de poder pensar en nuestros pensamientos, analizar cómo estamos pensando y puede ayudarnos a seleccionar y priorizar las imágenes mentales más favorables para nosotros.

La meditación es mucho más que un momento de relajación y bienestar. Al meditar, las imágenes mentales son un importante recurso para dirigir tus emociones y establecer comunicaciones productivas con tu inconsciente. Para nuestro inconsciente o Yo Interior, las imágenes pueden decirle más que las palabras, de hecho, el inconsciente normalmente se comunica con nuestra consciencia con imágenes que lamentablemente no siempre analizamos, como en los sueños. Un ejemplo del poder de la imaginación, un orgasmo por un sueño podría ser tan intenso como uno real.

Podemos incrementar nuestra facultad de imaginar, mediante: lectura, arte, investigaciones, viajes, algunos juegos, ejercicios de visualización consciente, llevar registros de lo que pensamos, mindfulness o meditación.

Cualquier proeza, hito o contribución trascendental en la humanidad, ha comenzado con imaginación. El poder utilizar la imaginación de forma voluntaria, permite un incremento significativo tanto en los logros profesionales como en los personales.

Puedes imaginar lo que quieras, y el imaginarlo, condicionará toda tu existencia de manera que tú, tus circunstancias y tu imaginación, coincidan. Los sueños pueden hacerse realidad, especialmente cuando crees.

Puede ser si puedes imaginarlo. La creación va precedida por la imaginación.

Luis Ortiz Hadad

Médico

El Dr. Luis Ortiz Hadad, nació en Santo Domingo, República Dominicana, el 17 de septiembre del 1958. Graduado de Doctor en Medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en el 1983. Realizó estudios de Filosofía y Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, España (1984-1986). Se especializó como Cirujano General en el Hospital Central de las FFAA-Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en (1988-1992). Haciendo la subespecialidad en Cirugía Colorrectal en Marsella, Francia (2000-2001). Es Psicólogo Clínico egresado con los máximos honores de la Universidad de la Tercera Edad (2022). Ha sido profesor de Anatomía y Cirugía por más de 20 años en la Universidad Iberoamericana (UNIBE). Es miembro del Comité Editor de la Revista Archivos Médicos Dominicanos (AMED). Presidente de la Sociedad Dominicana de Coloproctología (2011-2013), Presidente de la Academia Dominicana de la Medicina (2016-2018) y Presidente de la Sociedad Dominicana de Médicos Escritores (2023-2025). Es miembro del Colegio Médico Dominicano, del Colegio Dominicano de Cirujanos, de la Sociedad Dominicana de Coloproctología, Asociación Latinoamericana de Coloproctología, Academia Dominicana de Medicina, del Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI) y de la Sociedad Dominicana de Médicos Escritores. Presta sus servicios como Cirujano Coloproctólogo y Coordinador del Internado de Cirugía de la Universidad Iberoamericana (UNIBE) en el Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT), donde también desarrolla desde el 2022 un programa de Meditación Terapéutica Racional Emotiva. Es escritor de artículos semanales en el periódico acento desde el 2020 y es autor de los libros: Cincuenta Reflexiones. Breve guía para el Homo sapiens y Piensa bien, Vive mejor: Una terapia racional emotiva social. Es reconocido por sus actividades a favor de un mayor desarrollo humano como estrategia prioritaria para el mundo de hoy y enseñanzas de autoayuda basadas en las neurociencias.

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