La evaluación de las funciones arquitectónicas en el trazado espacial contemporáneo, adquiere un valor estético que empieza a considerarse en el momento en que el arquitecto suizo-francés le Corbusier define la historia constructiva a partir de su teoría acerca del urbanismo, la arquitectura y los llamados tres establecimientos.
El conocimiento de la forma espacial y la representación de una volumetría y una esculturalidad del cuerpo arquitectónico, indica que a partir de las primeras tres décadas del siglo XX, la arquitectura se desarrolló como arte, función y técnica. Estética material y estética formal se hacen legibles en la obra como cuerpo visible y sensible.
Esto quiere decir que en la República Dominicana la arquitectura recibirá las influencias del nuevo diseño, y las nuevas utopías del futurismo constructivo, asimilando un orden caracterizador del nuevo hábitat, la nueva vivienda o la nueva visión del edificio y monumento público.
A partir de los años 50, se va conformando una nueva estructura de la casa y de la construcción pública, amparada en una teoría vanguardista del diseño arquitectónico y la práctica constructiva.
Sin embargo, en el país, el arquitecto dominicano o extranjero que diseña y construye, se afianzaría en el eclecticismo. Esta posibilidad constructiva admite la variedad de principios estilísticos, pero también la ubicación material y fundamental del espacio interno y externo de las construcciones.
Una mezcla de estilo internacional moderno y posmoderno habrá de expresar cierta monumentalidad dominicana, pero también la vuelta a una arquitectura orgánica decorativa y poéticamente descriptiva.
El principio ecléctico será siempre el de la mezcla o combinación de formas y funciones. Lo que se podría observar en edificaciones como las siguientes:
- Ayuntamiento de Santo Domingo.
- El Cerro o castillo de San Cristóbal.
- La Parroquia de San Cristóbal, Santa Señora de la Consolación.
- Instituto Politécnico Loyola.
- Teatro de Agua y Luz.
- La Feria de la Paz
- Feria Ganadera.
- El Palacio Presidencial.
- Secretaría de Estado de Educación
- Palacio de Bellas Artes
- La Basílica de Higüey
- Museo de Arte Moderno (MAM)
- Iglesia de Moca y otros
Estas edificaciones admiten, tanto en superficie, como en función interior, la dinámica del principio ecléctico marcado por una fase de posibilidad que recupera los elementos artísticos, estructurales y funcionales utilizados en la arquitectura occidental.
Puede advertirse en una recorrido artístico de la arquitectura de los últimos 30 años, una asimilación de elementos conformativos y postmodernos que cobran valor a partir de un uso escenográfico, publicitario y estructuralista de los elementos. El arquitecto familiarizado con los usos constructivos norteamericanos y europeos, diseña al modo denominado “internacional”, tomando en cuenta una nueva concepción del plano arquitectónico, a la vez que una nueva manera de construir los alzados laterales o frontales y una nueva manera o forma de articular el techo, el piso y las estructuras figurativas de conexión.
Las adaptaciones neo-manieristas de la arquitectura actual, permiten entender la visión de un nuevo planteamiento arquitectónico y urbanístico, basado también en una nueva concepción de la monumentalidad y de la habitabilidad; lo que en el proceso de construcción de la arquitectura dominicana contemporánea hará posible una explicación con base en la recurrencia funcional y estructural de los estilos urbanísticos y arquitectónicos exhibidos a lo largo de la altamodernidad.
El marcado desarrollo constructivo basado en torres, ventanales, salas, bloques o edificios multiplantas, habrá de tomar en cuenta los principios de la arquitectura neo-funcionalista del llamado estilo de arquitectura integral propuesto por Walter Gropius en sus Principios de Arquitectura Integral, (eds.), pero también, de seguidores norteamericanos, europeos y caribeños, quienes habrán de difundir la Nueva Utopía o Nueva Visión constructiva de la imagen arquitectónica.
El edificio del Banco Central, así como la nueva edificación del Banco de Reservas y las nuevas plazas comerciales de Santo Domingo, constituyen ejemplos de la travesía adoptada por la arquitectura dominicana de los últimos 30 años.

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