El señor presidente de la República, Luis Abinader Corona, hace algunas semanas se reunió en el Ministerio de Defensa (MIDE) con los ex presidentes Leonel Fernández Reyna, Danilo Medina e Hipólito Mejía, en cuyo encuentro dejaron despejado el camimo para tratar de buscarle una salida de consenso a la crisis generada en nuestro país por la gran inmigración de indocumentados haitianos.

Esta situación se ha originado por la ola de violencia que prevalece en Haití y por la crisis económica, política, social e institucional que lo sacude, que se ha incrementado luego del magnicidio cometido contra su presidente Jovenel Moise.

Este diálogo será llevado al Centro Económico y Social (CES), con la participación de todos los sectores y organizaciones que forman parte de este importante organismo.

A esto se añade la presión ejercida por sectores agrícolas y de la construcción de nuestro país para que sean regularizados unos 15 mil nacionales haitianos indocumntados, argunentando que sin la mano de obra haitiana no habrá agricultura, principalmente, la cosecha se arroz y que la construcción de las obras públicas y privadas se paralizarán.

Estos argumentos han sido refrendados por el propio ministro de Agricultura, Limber Cruz, el cuál utiliza a cientos de haitianos indocumentados en sus fincas, al igual que otros funcionarios del gobierno.

Es de todos conocidos que la mano de obra haitiana indocumentada es preferida por el bajo salario que se le paga con relación a la dominicana, pues no se le paga las prestaciones laborales, no se cumple con el pago de la Seguridad Social ni con los impuestos, así como con el artículo 135 del Código Laboral, que exige que por cada 100 trabajadores, por lo menos 80 deben ser dominicanos, (80/20).

Esta situación se complica porque cada trabajador haitiano indocumentado carga con sus hijos y su mujer, los cuales utilizan nuestras maternidades para parir y nuestras escuelas para educarse.

Como no existe ningún tipo de control de la Dirección General de Migración (DGM) ni de los ayuntamientos, los mismos se quedan en nuestro pais para siempre, deambulando por nuestras ciudadesy campos, pues no son repatriados a su país, luego que concluye la zafra o el contrato de trabajo, como ocurría en otrora.

Considero que el empresario que utilice la mano de obra indocumentada haitiana debe ser responsable de ella; debe tener un control absoluto de su ubicación, cumplir con sus responsabilidades legales y económicas ( pago de sus prestaciones laborales, seguridad social, viviendas, gastos médicos, partos, alimentación, impuestos, educación de los hijos), entre otras.

El Estado dominicano no puede seguir cargando con responsabilidades ajenas, tirando por la borda gran parte del presupuesto destinado para atender las necesidades de todos los dominicanos, haciendo más ricos a sectores poderosos y más vulnerables a los pobres .

Esto no es un asunto de xenofobia, discriminación racial ni violacion a los derechos humanos, es un derecho que nos asiste y nos exige nuestra constitución, como todo un país libre y soberano, tal como proceden los países que integran la llamada comunidad internacional, de la cual Estados Unidos, Francia, Canadá y la Unión Europea forman parte. Que así sea.

Alfredo Cruz Polanco

Contador Público Autorizado, CPA

Miembro de la Cámara de Cuentas de la República

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