¿Qué logra el Gobierno con la deportación de miles y miles de haitianos radicados ilegalmente en el país? La respuesta es simple: nada. Porque los 391 kilómetros de frontera domínico-haitiana, a cargo de miles de soldados, es el más extenso e intenso ámbito de corrupción militar que pueda imaginarse. Y, sin embargo, ¿Cuántos oficiales altos, medianos y pequeños, han sido degradados por promover, a cambio de dinero, el ingreso ilegal de inmigrantes? ¿Cuántos han  sido sometidos a la justicia militar? ¿Cuántos han cumplido o cumplen prisión? Nunca lo sabremos, porque el muy conveniente secreto militar los protege.

Ramón Colombo

Periodista

Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.

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