“Si no se vigilan, el conocimiento y la habilidad como todos los activos se devalúan con una sorprendente rapidez”. (David Maester: Consultor empresarial).
El capital organizacional es la palanca potencializadora de una organización o de una empresa. Constituye el apalancamiento, el summun aglutinador de las mejores prácticas, para alcanzar el mayor grado de eficiencia, eficacia y calidad. Hablar del capital organizacional es como la creación del espíritu de creatividad y de la innovación, para renovarse constantemente con el objetivo de vislumbrar siempre el logro de los mejores resultados.
El capital organizacional es orientarnos permanentemente en función del cliente, a través de una conexión, de una sincronía, que haga posible una dinámica dialéctica que se traduce en una mejora continua y de producir bienes y servicios altamente competitivos. El capital organizacional es, en el seno de una organización de una empresa o de una institución, la fuente potable que expresa el emergente sistémico de todos los demás capitales que tienen que ver con el ser humano. Vale decir, sintetiza estructura, procesos, procedimientos, diseños, rediseños, estrategias, visión, misión, valores, cultura y con ello, toda la energía del talento humano, traducido en conocimientos.
El capital organizacional en el Siglo XXI es la mirada de cómo podemos utilizar y priorizar los recursos en función de los objetivos a corto, mediano y largo plazo. Nos conduce y coadyuva a penetrar en los poros de la dermis y la epidermis de la empresa, de la organización, ya que las acciones y decisiones obedecen y comportan una filosofía.
El capital organizacional crea, por decirlo así, el eslabón del núcleo medular que campea en el seno de una empresa, de una organización: Capital Humano, Capital Financiero, Capital Técnico, Capital Físico, Capital Natural. Podemos tener cada uno de esos capitales, empero, si no se aglutinan todos remando en una misma dirección, el alcance de los logros, de los objetivos, no son halagüeños, significativos.
El capital organizacional es la suma de cada uno de esos capitales, orientados al alcance de resultados. Es la combinación de cada uno, sinérgicamente, con adaptación, optimismo, tomando en cuenta los stakeholders, el contexto y los mercados, asumiendo con audacia sin par en cada desafío, entendiendo que la parálisis paradigmática no ha de tener espacio. Lo importante en el capital organizacional es cómo poner los distintos recursos acordes, alineados, evaluando y valorando la cadena de valor, pues el sentido nodal del capital organizacional es cómo agregamos valor a cada etapa de un proceso, trascendiendo los espacios en blancos y la burocracia cerril, cerrada.
En una empresa u organización con fuerte capital organizacional son alérgicos a las zonas de confort y a la tradición y costumbre, con frases atolondradas como “siempre se ha hecho así, aquí nunca se ha hecho así; si eso funciona así, déjalo así; mi abuelo me enseñó así”. En las organizaciones de un capital organizacional distintivo y diferenciador como estrategia, el pasado no se recurre como pauta de acción y decisión, sin tomar en cuenta el tiempo y la historia.
Veamos un ejemplo del capital organizacional teniendo en cuenta los distintos capitales, que convergen al interior de la empresa, institución u organización:
a) Tenemos una ferretería llamada Salazar, S. A. La misma ha venido creciendo en los últimos 5 años. Hay una gran demanda, con clientes que viven a dos y tres kilómetros. Hay proveedores que nos dan servicios de transporte. Cada vez es mayor la demanda, así como de block y cemento. Teníamos 10 empleados y ahora pasamos de 50. ¿Qué hacemos?
b) Hay que evaluar la estructura organizacional. Construir un nuevo diseño y articular nuevos procesos y procedimientos. Hay que valorar en función de costo/beneficio, contemplar las estrategias de verticalización hacia adelante y hacia atrás. Tenemos que, urgentemente, asumir el capital digital.
c) Formular y reformular los puestos, con las descripciones y especificaciones de los cargos.
d) Hay tres ferreterías en el sector. ¿Qué nichos de diferenciación construiremos a fin de lograr la lealtad al cliente, más allá del buen servicio? ¿Cuáles son las posibilidades de los competidores? Análisis de los competidores. ¿Cómo es el ambiente externo, visualizando oportunidades, amenazas, debilidades, fortalezas? ¿Cómo consideramos el ambiente interno, esto es, recursos, capacidades y aptitudes fundamentales? ¿Podemos en esta etapa diversificarnos o converger en una estrategia de adquisición y/o reestructuración?
e) ¿Qué perfil del talento humano se requiere en esta etapa de crecimiento de la empresa?
f) ¿Cuál es la capacidad de la infraestructura (Capital Físico y Capital Tecnológico y Humano)?
El capital digital ha de conectarse sinérgicamente con el capital organizacional, no de una manera yuxtapuesta o cada uno aislado. Han de constituirse como piezas musicales armónicas, en laudable respuesta sincrónica. Tener tecnología no significa tener capital digital. El capital digital significa la apropiación del conocimiento a través del proceso tecnológico. Se puede tener capital digital, sin embargo, los actores involucrados no aprovechan ese capital, pues, insistimos, tener tecnología no significa tener capital digital. El capital digital es el que sirve de puente para desarrollar el capital organizacional.
El capital digital contribuye con el conjunto de procesos que se dan al interior y al exterior de la organización, de la institución. Es el capital digital la palanca mediatizadora que repercute en todo el hacer en la empresa. El capital digital no significa alinear los procesos manuales de la etapa analógica o del Siglo XX. El capital digital es la expresión de cómo los seres humanos confluyen e influyen en el necesario involucramiento con la tecnología, para eficientizar todos los procesos y, por ende, la toma de decisiones.
El capital digital coadyuva denodadamente, con los procesos, procedimientos, haciendo más ágil y más certero todo el entramado y tejido del cuerpo de la organización o empresa. El capital digital posibilita no solo el ahorro de tiempo, de dinero, de distancia, de espacio, sino que acumula más talento humano, pues, engloba más caudal de conocimientos, más innovación y más desafíos. Los logros son gigantescos y las expectaciones cada día son más ciclópeas. Como todo lo que significa cambio y transformación nos facilita el trabajo y la vida y nos conduce a renovarnos. Nos reta a desaprender, aprendiendo cada día más cosas nuevas, sobre todo para las generaciones Baby Boomer y X.
El capital digital trae sobre su vientre, como corpus corpóreo axiomático, la necesidad de internalizar todo el campo de habilidades, de conocimientos, que haga posible que el capital organizacional fluya y se renueve continuamente. El capital digital comporta, en la praxis, una permanente reinversión frente a las nuevas realidades que nos desafían para poder trabajar con eficiencia, eficacia y calidad.
El capital digital hoy en día trasciende, desborda, por decirlo así, los demás recursos, pues los asume y los recrea en todo el tejido de la empresa u organización. Ello así porque al abarcar lo económico, lo envuelve en los valores del capital organizacional, haciendo que estos se vean como entes y bienes cuasi inmateriales e intangibles sin serlos. La síntesis, hoy en día, del capital digital en la sociedad digital son el internet y la inteligencia artificial, pues se constituyen en los medios de la era digital y la conectividad.
Nada fuera posible de alcanzar en el Capitalismo Informacional sin ellos. Como entender el teletrabajo, los mercados financieros, la educación a distancia. Por eso, el capital digital pasa a sinergizar con el capital organizacional, ocurriendo el verdadero aprendizaje del talento humano, que logra articularse con el necesario aprendizaje informativo.
Verbigracia: Todavía muchas universidades tienen bedeles para controlar la asistencia de los profesores con firmas en papeles. Nos encontramos que un profesor terminó el semestre, entregó notas, pero debe seguir asistiendo para firmar a los bedeles hasta el día X del fin de la docencia. Hay profesores que dan clase virtual, exactamente como si estuviera en el aula. Hay profesores que quieren dar clase por WhatsApp habiendo plataforma virtual. Como vemos, teniendo tecnología no la saben usar y teniendo la misma no han construido capital digital.
El capital digital es la tecnología trascendida como forma de un nuevo capital, por eso es una construcción que responde a esta nueva velocidad de los cambios societales al que asistimos. Sin el capital digital no hubiese sido posible la educación del Siglo XXI ni existieran los nómadas digitales y los nuevos modelos de negocios. Manuel Castells en La sociedad digital nos dice “La capacidad tecnológica y organizativa necesaria para recopilar datos a escala planetaria requiere considerables recursos en especial poder político y riqueza corporativa, que están en manos de agencias estatales y de unas pocas empresas privadas”. Añade “La sociedad digital es la forma socio-tecnológica que subyace al paso a la madurez, a la vez, es moldeada por la dinámica de esta”.
El capital organizacional y el capital digital, como acoplamiento y sinergia al mismo tiempo, es la vertebración en este momento, de la construcción de nuevas estructuras sociales que configuran la vida humana en sus diferentes roles y, por lo tanto, cómo gravitaron y gravitarán las nuevas formas de organizarnos. La sociedad digital, del algoritmo de la inteligencia artificial, que es allí donde hoy se concentra el poder, ha derivado en lo que Adela Cortina denomina “La sociedad tecnologizada”.
¡El capital organizacional ya no es viable sin el capital digital como instrumento y herramienta que solidifica, conecta y nos dibuja todos los escenarios de la vida misma y de la existencia corporativa de una manera competitiva!
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