El pasado 11 de junio se celebró el Día Mundial del Cáncer de Próstata. Una dolencia que consiste en el crecimiento descontrolado de células en este pequeño órgano irregular, propio de machos de los mamíferos, tanto animales como humanos. Se encuentra en la base de la vejiga y rodea la uretra, y produce un líquido blanquecino y viscoso que interviene en la reproducción.
Este tipo de cáncer es uno de los principales desafíos de salud pública en la actualidad. Según cifras recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de la segunda causa de muerte entre los hombres, con aproximadamente 1.5 millones de nuevos casos diagnosticados y cerca de 400,000 muertes en 2022.
Estudios y evidencias han establecido que afecta más a hombres de raza negra, de edad avanzada, consumidores de grasa en exceso, sedentarios o que realizan pocos ejercicios físicos; y con parientes que lo hayan padecido. Entre un 10 y un 20 % de los casos de esta dolencia son genéticos o hereditarios, mientras que la mayoría son esporádicos o de origen aún desconocidos.
Aunque su diagnóstico puede ser complicado, y provocar temores, en los últimos años se han registrado avances significativos en su detección, tratamiento y pronóstico. Tanto a nivel mundial, y en países como la República Dominicana, donde cada día existen más instituciones y especialistas para prevenir y combatir esta enfermedad.
El manejo comienza con la entrevista del urólogo, quien evalúa las molestias del paciente al orinar. Le realiza el tacto rectal, y generalmente le indica la prueba del PSA, una sustancia llamada antígeno prostático específico, que actúa como marcador o indicios; y que orienta para otros estudios más especializados, como la resonancia magnética, la tomografía y la sonografía, los que ayudan a ubicar e identificar tumores sospechosos; y dirigen la realización de las biopsias, o extracción de células o piezas del tumor que sirven a los patólogos para estudiarlas, y determinar si son malignas o no, y así, establecer el diagnóstico definitivo y así como clasificar el cáncer por grado, estadio y nivel de riesgo.
Según el grado de la enfermedad, se aplican tratamientos como la cirugía abierta, quimioterapia y radioterapia, y otros procedimientos innovadores, como la cirugía robótica, una de cuyas variantes es el sistema robótico Da Vinci, que mejora la precisión quirúrgica, permite una visión tridimensional, y reduce el tiempo de recuperación. Y ya se aplican terapias que destruyen solo el tejido maligno y preservan los nervios y sus funciones. Pasaron los tiempos en que se afectaban las respuestas sexuales o las extremidades inferiores, como ocurría años atrás. Y nuevos avances surgen cada día mediante la identificación de marcadores, como los genes BRCA1 y BRCA2, y otros, asociados al desarrollo de tumores malignos en mujeres y hombres.
Detectado a tiempo, el cáncer de próstata presenta una de las tasas de supervivencia más altas entre las enfermedades malignas, con porcentajes que oscilan entre el 70 % y el 90%, en relación con otras enfermedades malignas.
Finalmente, invitamos a los sectores públicos y privado a aplicar políticas educativas orientadoras, en favor de los varones mayores de 40 años, y a que se realicen la sencilla y económica prueba del PSA; para la detección temprana de esta dolencia y a que lleguen a ellos, sin distinción de clase social, ni posición económica, los tratamientos más avanzados enunciados.
Gloria eterna y gratitud infinita a los héroes y martes del 14 que arribaron al país y ofrendaron sus vidas en la lucha por la libertad y la justicia un día como el 14 de junio de 1959.
*Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una pandemia por William Galván
Compartir esta nota