El halcón peregrino es el animal más rápido del planeta, siendo capaz de alcanzar velocidades en picada de alrededor de 389 km/ hora. Diariamente suele volar entre 30 a 100 km y se han registrado vuelos de hasta más de mil kilómetros en un día, lo que le permite desplazarse desde el Ártico hasta Sudamérica. Ciertamente tiene un gran dominio del aire.
Imaginemos que un halcón peregrino no tuviera consciencia de lo que realmente es y creyera que es un pez; podríamos estar seguros de que su calidad de vida sería muy diferente y difícilmente podría lograr alimentarse de forma adecuada y estar seguro ante otros depredadores. Pues algunas personas son auténticos halcones peregrinos convencidos de que son peces y lamentando no ser mejores nadadores. Ser coherente conlleva vivir la vida de acuerdo con lo que eres, aunque fuese diferente a los demás, lo que equivaldría a vivir tu propia realidad, siendo indispensable para una vida plena.
En Tuskegee, Alabama, entre los años 1932 y 1972 fue llevado a cabo un experimento con afroamericanos de bajo nivel social y muchos de ellos analfabetos. Se estuvo realizando una investigación clínica sobre la sífilis, que tenía una alta prevalencia en esa población. La idea era estudiar los efectos provocados por la sífilis en las personas sin tratamiento, así que eran investigados hasta la muerte, aunque se les daba alguna ayuda económica. Hacia el 1947 aparece la penicilina como una opción terapéutica contra la sífilis, pero durante 25 años más, se siguió llevando a cabo esta investigación por el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, sin ofrecerles el tratamiento, más bien se lo ocultaron, pese a que los médicos investigadores observaban los estragos evitables que la sífilis ocasionaba en esta pobre población. Seguramente pensamos que esos médicos eran inhumanos y creemos que nosotros en su lugar no hubiéramos hecho esa monstruosidad, ¿realmente tenemos esa seguridad? Los humanos, si nos descuidamos, somos capaces de justificar lo injustificable y para eso contamos con el autoengaño que tanto nos gusta. Hoy existen los comités de ética que deben aprobar las investigaciones después de comprobar que no hacen daño a los participantes.
Cuando vemos poblaciones enteras cometiendo actos de barbarie nos encanta pensar que ellos son malos y nosotros buenos, sin embargo, cuando todos los que te rodean se dirigen al infierno, se necesita mucha fortaleza interior para no unirte al grupo.
Tenemos la tendencia a autoengañarnos, en algunas personas es una propensión excesiva. Hay quienes evitan reunirse con quienes piensen diferente a ellos y les puedan llevar la contraria porque les agrada autoengañarse y solo desean escuchar a los que les conceden la razón. La capacidad de tener amigos que piensen diferente a ti, soportarlos, escucharlos y analizar lo que piensen, aunque parezcan puntos de vista inaceptables, enriquece tu capacidad de juicio. Prestar atención y analizar a fondo las opiniones contrarias a las nuestras nos hace mejores personas.
Aunque cada vez menos frecuente, en la relación de pareja ha existido la tendencia a avasallar la mujer, de manera que no se atreviera a expresarse con libertad y se sintiera prácticamente obligada a asentir ante cualquier afirmación del marido. En ocasiones, estas mujeres llegaron a decirles a personas de confianza que estaban convencidas de que algún proyecto de sus maridos fracasaría, pero estaban conscientes de que ellos ni deseaban ni respetaban las decisiones de ellas. La relación de pareja proporciona un ambiente de seguridad, apoyo, reforzamiento de cualidades positivas y de control de las negativas, siempre y cuando se trate de dos personas libres y con la posibilidad de desarrollarse. Cuando uno de los dos limita el desarrollo del otro, abierta o sutilmente, los resultados pueden ser lamentables.
Normalmente criticamos a los agresivos, manipuladores, injustos, intolerantes y trepadores, pero socialmente se aceptan si presentan estas tendencias de manera discreta. En nuestro nivel superficial de existencia es aceptable y como muchos solo viven a ese nivel, socialmente son aceptados. Sin embargo, la vida humana no es tan simple como parece y aunque creamos que engañamos a los demás, siempre se impone la realidad y a la larga, el daño que se le hace a los demás resulta insostenible. Y si habíamos logrado engañarnos a nosotros mismos, nos causa extrañeza cuando las consecuencias se manifiestan en nuestras vidas. Es difícil comprender nuestras experiencias negativas, cuando se evita reconocer nuestro grado de responsabilidad en lo que nos acontece.
Si la realidad que vives te parece inferior a lo que mereces, analiza bien lo que eres y lo que haces, antes de buscar culpables.
Pero en realidad no nos autoengañamos por maldad, sino por miedo, vagancia, inseguridad, baja estima y vacíos existenciales. Creemos que nuestras sensaciones o conductas negativas serán más llevaderas si aparentamos ser lo que no somos.
Piensa por un momento cómo te sientes cuando compartes con las personas que te conocen bien y te aceptan, compáralo con el compartir con quienes no tienen idea de cómo eres.
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