El siguiente escrito que les presentamos en esta entrega nos ofrece una interpretación histórica sobre los orígenes de la nación dominicana desde una perspectiva antiimperialista, revolucionaria y socialista. Publicado en la página 6 del periódico El 1J4 del 5 de febrero del 1967, el texto reivindica desde su título una memoria combativa asociada a la gesta que protagonizaron Duarte, Sánchez y Mella, quienes formaron parte de una “generación revolucionaria” cuyo ideario político trascendió la separación con Haití para convertirse en un movimiento de liberación que luchó contra toda forma de dominación extranjera y la oligarquía local.

De acuerdo con el enfoque planteado, los trinitarios “unificaron el movimiento independentista dominicano con el movimiento por la reforma haitiano” lo que nos permite obtener una lectura política de la historia que confronta cierta narrativa nacionalista y las visiones conservadoras del pasado, las cuales suelen referirse de manera despectiva o negativa sobre el pueblo haitiano, asimilándolo como nuestro ancestral enemigo. Vale tener en cuenta que Impulsemos la lucha antiyanqui armados con la herencia del 27 de febrero, fue la línea editorial que asumió en la portada del periódico dirigido por Raúl Pérez Peña, reivindicando una tradición ideológica del partido que históricamente osciló entre la liberación nacional y el socialismo.

En esa óptica ideológica se inscribió el esfuerzo revolucionario del guerrillero heroico, quien proclamó abiertamente “la unión de las fuerzas progresistas como elemento sustancial, para que países dependientes alcancen su independencia y puedan transitar directamente por la vía del socialismo”, según María del Carmen Ariet en su libro El pensamiento político de Ernesto Che Guevara. Se recuerda que, en marzo de 1967, el Che le asignó como nombre a su guerrilla “Ejército de Liberación Nacional”, entendiendo que “la revolución por su esencia, debía ser socialista y antiimperialista con proyección continental. Pero ella debía tener forma democrática y patriótica para su realización dentro de los marcos nacionales”.

Raúl Pérez Peña -Bacho- acompañado de sus hijos Juan Miguel, Amaury Giordano y Raúl Amín en el liceo Juan Pablo Duarte donde estudió.

Con una mirada historiográfica de claro corte “militante”, su narrativa conecta las luchas de 1844 y 1863 con las del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4) cuyos mártires (Manolo Tavárez Justo, las Hermanas Mirabal, Juan Miguel Román, Sostenes Peña Jaquez, Polo Rodríguez, Orlando Mazara y otros) enarbolaron las causas de la independencia, la soberanía y particularmente la justicia social del pueblo dominicano. En ese sentido, el artículo nos convoca al final de su mensaje, a materializar la tarea pendiente, véase conquistar la liberación definitiva del pueblo para construir una “sociedad socialista y sentar las bases de la sociedad comunista”.

Impulsemos la lucha antiyanqui armados con la herencia del 27 de febrero

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Artículo original publicado en el periódico El 1J4 y reproducido en esta entrega.

Hace 123 años, un 27 de Febrero, Ramón Matías Mella, intrépido y valiente combatiente revolucionario lanzó el primer trabucazo, que daría inicio, en la Puerta de la Misericordia, a las acciones de las fuerzas liberadoras que se aprestaban a tomar el Baluarte de la Puerta del Conde como primer paso para expulsar a los invasores haitianos. Los ejércitos invasores al servicio de los explotadores del hermano pueblo haitiano habían ocupado nuestro territorio desde 1822, poco después que José Núñez de Cáceres hiciera la declaración de Independencia de la dominación de la Corona Española, que había mantenido la opresión y el robo de nuestras riquezas desde el mismo descubrimiento en 1492.

Es la invasión, alentada por el principio declarado por Toussaint y Dessalines de que la isla de Santo Domingo era una e indivisible y de que Haití no tenía más límites que aquellos establecidos por la naturaleza, tuvo sus causas fundamentales, en la necesidad que representaba para la preservación de la independencia haitiana la eliminación del poder español que aún imperaba en nuestro territorio, en la gran importancia (desde el punto de vista económico) que tenía nuestro territorio, para satisfacer la sed de riquezas de los explotadores del pueblo haitiano, los cuales, buscaban ensanchar sus dominios y por último, en el odio a la población blanca que aún dominaba en esta parte de la isla y que causó grandes estragos con la violencia, la explotación y la muerte a los negros esclavos.

El poder de la oligarquía haitiana se volcó con violencia sobre las espaldas de los dominicanos y los actos de terror y crimen, desatados muchas veces por el odio y le sed de poder de sus caudillos, encontró una firme resistencia de una generación que para aquella época había cobrado conciencia de su nacionalidad. Duarte, Sánchez y Mella encabezaron esta generación revolucionaria y convirtieron los anhelos patrióticos de nuestro pueblo en aquel momento, en un gran movimiento liberador de profundo contenido democrático.

Los patriotas organizaron la sociedad secreta la Trinitaria y otras más como la Filantrópica, desde donde desarrollaron tenazmente una dura lucha llena de sacrificios por la conquista de la independencia inspirada en los ideales de la revolución Burguesa Francesa.

Los patriotas que tan sabiamente dirigió Juan Pablo Duarte supieron interpretar con profundidad la estrecha relación de nuestra lucha con la del pueblo haitiano contra sus opresores y le imprimieron al movimiento por la Independencia todo el calor de la solidaridad revolucionaria. No sólo lucharon fervientemente contra el poder que pisoteaba nuestra soberanía y contra los terratenientes que trataban de anexar nuestro territorio a otras potencias extranjeras, sino que unificaron el movimiento independentista dominicano con el movimiento por la reforma haitiano, que perseguía eliminar la tiranía que por más de 25 años mantuvo Boyer en ese hermano país.

Los dominicanos que encabezó Duarte, al mismo tiempo que lucharon contra el ejército invasor en nuestro país lucharon resueltamente por la liberación del pueblo haitiano que después de dar a la historia valiosos episodios en su guerra contra el poder blanco francés que lo esclavizó durante cientos de años, tuvo que sentir de nuevo en sus espaldas la explotación implacable de los grupos que traicionaron su independencia y que escalaron el poder solo para defender sus intereses explotadores.

La independencia nacional lograda en 1844 la traicionaron los vendepatrias que anexaron la República al poder colonial español, pero fue reconquistada en 1863 por las fuerzas revolucionarias que tan heroicamente dirigió Gregorio Luperón.

Portada del 1er periódico El 1J4 honrando a los padres de la patria dominicana, 19 de agosto de 1961.

El ejemplo revolucionario de los patriotas de 1844 y 1863 constituye una valiosa herencia para las masas explotadas que hoy se desangran bajo las botas militares de la dictadura proyanqui de Balaguer. Los revolucionarios, nuestro pueblo y nuestro glorioso Partido, debemos continuar ahora con más fervor que nunca la vertical trayectoria de abnegación y sacrificios por la patria trazada por Duarte, Sánchez y Mella. Debemos luchar hoy con más firmeza siguiendo el ejemplo de Manolo Tavárez, Juan Miguel Román, Sostenes Peña Jáquez, Rodrigo Lozada, Euclides Morillo, las Hermanas Mirabal, Polo Rodríguez y nuestro más reciente héroe y mártir Orlando Mazara, debemos luchar incansablemente hasta sepultar al imperialismo, conquistar la liberación definitiva del pueblo, construyendo la sociedad socialista y sentando las bases para la sociedad sin clases, la sociedad comunista.

Centro de Estudios Histórico Sociales 14 de Junio

Centro de Estudios

El Centro de Estudios Histórico-Sociales 14 de Junio, adscrito al Museo de la Dignidad de la República Dominicana.

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