La historia nos enseña que las grandes transformaciones no ocurren por casualidad, sino por la suma de esfuerzos visionarios, decisiones estratégicas y el compromiso inquebrantable de quienes creen en un futuro mejor para sus pueblos.

Desde mi llegada como embajador a este hermoso país llamado Brasil, he sido testigo y protagonista al mismo tiempo, de un momento histórico para nuestras relaciones bilaterales: un período en el que, con el impulso de nuestro trabajo, los vínculos con la República Dominicana se fortalecen con pasos firmes, sostenidos y estratégicos.

En el contexto geopolítico actual, Brasil emerge como un actor fundamental no solo en América Latina, sino en el escenario global. Su tamaño económico, su liderazgo regional y su influencia en organismos multilaterales le confieren un rol indispensable para la estabilidad y el desarrollo de la región. Para la República Dominicana, fortalecer la alianza con Brasil no es solo una cuestión de comercio o cultura, sino una estrategia para insertarse con fuerza en dinámicas globales que configuran el futuro político, económico y ambiental de nuestro hemisferio.

Pienso sinceramente que la reciente Cumbre Brasil-Caribe marcó un antes y un después para nuestras relaciones bilaterales. En ese marco, República Dominicana y Brasil firmaron dos acuerdos trascendentales: uno enfocado en la modernización y mejora de la administración pública y otro orientado a la cooperación entre academias diplomáticas, pero además se produjo un diálogo muy sincero y constructivo entre el presidente Abinader y su homólogo brasileño, Lula Da Silva, en el que se delinearon compromisos con el futuro de las relaciones. Estos compromisos, además de reflejar la voluntad compartida de fortalecer nuestras capacidades institucionales y preparar a una generación de diplomáticos capaces de liderar en un mundo cambiante, abarcaron otras áreas.

Simultáneamente, avanzamos en procesos necesarios que fortalecerán la integración económica, buscando abrir espacios para nuestros productos emblemáticos en el mercado brasileño; una tarea compleja que exige diálogo constante, creatividad y la habilidad de encontrar soluciones que beneficien a ambas naciones.

Este proceso forma parte de una estrategia mayor, orientada a diversificar nuestras relaciones comerciales y a generar oportunidades para nuestros sectores productivos más dinámicos.

Estamos enfocados además en cooperación con universidades brasileñas y dominicanas. Es este otro pilar de nuestra gestión, donde la academia se convierte en puente para la innovación, el intercambio cultural y el desarrollo conjunto de capacidades. Los acuerdos que he ido firmando con instituciones de alto nivel buscan sentar las bases para colaboraciones que impulsen la investigación, la formación y el liderazgo regional.

Además, el fortalecimiento de vínculos con autoridades estaduales y locales que estoy impulsando en Brasil, amplía nuestro alcance, creando redes de colaboración que complementan la relación bilateral oficial y permiten acciones concretas en el terreno. Este relacionamiento facilita proyectos conjuntos, la promoción de inversión y un diálogo más cercano con comunidades y sectores productivos clave.

Todo este entramado de esfuerzos refleja una visión estratégica clara: la defensa de los intereses nacionales y la construcción de alianzas genuinas, como preparación ante escenarios geopolíticos que se superponen de manera cíclica y terminan generando incertidumbre.

Trabajo con la convicción de que la diplomacia es un arte sutil y poderoso, donde cada gesto nuestro, cada acuerdo y cada diálogo debe formar parte de una estrategia mayor que posicione a la República Dominicana como un actor relevante, confiable y con visión de futuro.

Confío en que lo mejor está por venir. Cada avance es un paso firme hacia ese horizonte donde nuestros pueblos disfruten de mayor prosperidad, cooperación y respeto mutuo. Invito a dominicanos y brasileños a sumarse a este proyecto común, conscientes de que juntos podemos construir puentes sólidos que trasciendan fronteras y generaciones.

Dios bendiga a la República Dominicana.

Robert Takata

Embajador RD en Brasil

Robert Takata es Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República Dominicana en Brasil y diplomático de carrera, con formación en Derecho, Relaciones Internacionales, Diplomacia, así como con maestría en Alta Gestión Pública por la PUCMM y la ENA de Francia. Ha ocupado diversos cargos en el servicio exterior, incluyendo Embajador en Japón con concurrencias en Australia, Nueva Zelanda, Indonesia, Singapur y Tuvalu, promoviendo la cooperación económica, tecnológica y cultural. Su trayectoria combina experiencia en integración regional, cooperación, geopolítica, liderazgo académico, conferencista y columnista, destacándose por su visión global, capacidad de innovación y compromiso con proyectar a la República Dominicana como un actor moderno y confiable en el escenario internacional.

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