(Publicado originalmente el martes, 24 de abril de 2012, en la columna Pancarta del Listín Diario)
La Revolución de Abril de 1965 constituye el acontecimiento más trascendente de la historia contemporánea dominicana. A 60 años de aquella epopeya, retrotraemos en esta Lupa Plural el artículo titulado "Abril, sublime como el recuerdo de una madre", en el que Raúl Pérez Peña rememora con fuerza poética y compromiso militante la gesta de Abril, rindiendo homenaje a figuras como Miguel Ángel Hernando Ramírez, Manuel Ramón García Germán, William García Duval y Adolfino Candelario, oficiales que se identificaron con el pueblo y (en el caso de los tres últimos con) el Movimiento Revolucionario 14 de Junio. En su relato, Bacho reivindica la vigencia de Abril frente a los que pretenden borrar su recuerdo o minimizar su carácter revolucionario. Desde su perspectiva, lejos de ser un "archivo muerto”, Abril mantiene vigencia para orientar las luchas del presente y del futuro en medio de un panorama de confusión ideológica y claudicaciones éticas. Esta reflexión se nutre con los testimonios de protagonistas como García Germán y el aporte de José Antinoe Fiallo, quienes dieron cuenta de que la insurrección no fue un hecho aislado, sino el resultado de una profunda toma de conciencia histórica y militar con el pueblo como horizonte.
Abril, sublime como el recuerdo de una madre
A Miguel Ángel Hernando Ramírez, coronel de Abril, medalla de honor con su pueblo. A Manuel Ramón García Germán, oficial con el rango de la dignidad consustanciado con el 1J4 y los vínculos con Manolo Tavárez, igual que los oficiales William García Duval y Adolfino (Papito) Candelario.
Hoy 24 de Abril, 47 años después, el recuerdo sigue imperecedero como el de la madre con un parto, sus dolores y sus alegrías.
Guardando distancias de la abstracta comparación, la memoria nítida, los relatos del antes y después, los antecedentes y los desenlaces, retratan el Abril de 1965 que sacudió al país como expresión de un pueblo despojado de sus más elementales derechos e irrespetado en su dignidad.
No le quieran borrar ni su mismísimo nombre, diría el poeta.
Ese Abril no se puede cubrir con mugre bajo ningún manto.
No lo tilden de obsoleto con el pretexto de que eran otros tiempos.
No embarre el pasado estando presentes los ideales del Abril glorioso de los coroneles.
Abril no es archivo muerto aunque se quiera sepultar.
Abril trazó pauta para el rescate y la emancipación.
Abril orienta en tiempos de confusión dado el tráfico de conciencias y voluntades.
Como señales del embarazo del Abril insurrecto, en el 2002, José Antinóe Fiallo cita palabras de Manuel García Germán: “Cuando se produjo la huelga general de Enero de 1962, que fue la que culminó con la salida de Balaguer del país, eso llevó a la mayoría de los militares a convencerse…
Duramos más de un mes acuartelados y ello nos hizo reflexionar sobre la vida tan difícil que estábamos llevando, presentándose la coyuntura para organizar un movimiento entre los militares, que no era del 14 de Junio, precisamente, sino de un grupo de militares que íbamos a hacer un pronunciamiento y a conseguir el apoyo del pueblo y del 14 de Junio… El 1J4 era el pueblo, como quien dice…
Ahí nos identificamos muchos militares… y llegamos a comprometernos a salir a la calle y tomar la ciudad…”.
El relato de García Germán es corto pero dice mucho. La ampliación la tiene José Antinoe al escribir: “Aprendamos de la insurrección del 24 de Abril: lo que se quería, lo que pasó y lo que podrá pasar”.
*[Esta publicación es parte del Proyecto por la Memoria Histórica Raúl Pérez Peña (Bacho), auspiciado por sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín Pérez Vargas].
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